El fenómeno, que produce un deslumbrante despliegue de colores en el cielo nocturno, es producto de la interacción entre las partículas cargadas del Sol y la atmósfera terrestre.
Anoche, una gran parte del mundo, especialmente los extremos norte y sur, se vieron asombrosas auroras. En Ushuaia, el cielo nocturno se tiñó de rojo para dar un espectáculo épico, al que muchos ya bautizaron como el evento natural del año.
A diferencia de las conocidas auroras boreales, que ocurren en el norte y generalmente en regiones de Islandia y Noruega, las auroras australes son un fenómeno natural que tiene lugar en latitudes altas del hemisferio sur, como la Antártida, Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Australia.
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Este evento, que produce un deslumbrante despliegue de colores en el cielo nocturno, es producto de la interacción entre las partículas cargadas del Sol y la atmósfera terrestre.
¿Cómo se forman las auroras australes?
Las auroras australes se producen cuando el viento solar, un flujo de partículas cargadas procedentes del Sol, choca con el campo magnético terrestre. Este campo actúa como un escudo protector para nuestro planeta, y desvía la mayoría de las partículas solares nocivas.
Sin embargo, algunas partículas logran atravesar este escudo y se dirigen hacia los polos, donde la magnetosfera, la región de influencia del campo magnético, es más débil.
Al llegar a la atmósfera terrestre, estas partículas cargadas colisionan con los átomos y moléculas de gas presentes, principalmente oxígeno y nitrógeno. Estas colisiones excitan los átomos y moléculas, lo que les hace emitir luz en diferentes colores.
¿Por qué algunas auroras son verdes y otras rojizas?
El color de la aurora depende del tipo de gas que se excite. El oxígeno produce luz verde y roja, mientras que el nitrógeno produce luz azul y violeta.
Por último, las auroras australes no son estáticas, sino que se encuentran en constante movimiento. Esto se debe a que la cantidad y la velocidad de las partículas solares que llegan a la Tierra varían constantemente.