Con paciencia podés salvar a tu Play, Xbox o Nintendo. Eso sí, no la metas en arroz ni le pongas el secador de pelo.
13 de julio 2024, 19:46hs
A todos nos pasó o nos puede pasar alguna vez: un vaso de agua se vuelca, un niño derrama jugo, o la lluvia sorprende a través de una ventana abierta y tu consola termina empapada.
Ante esta situación, que puede afectar tanto a quienes jueguen con una Xbox, una PlayStation o alguna de las versiones de Nintendo, no entres en pánico: con un poco de rapidez y siguiendo estos consejos, podrás salvar tu dispositivo de un daño mayor.
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1. Apagá la consola inmediatamente
Lo primero que tenés que hacer es apagar la consola completamente y desconectarla de la corriente eléctrica. No la enciendas ni la vuelvas a enchufar hasta que esté seca, ya que si lo hacés, y los circuitos están mojados o húmedos, podés empeorar la situación y arruinar el equipo.
2. Retirá el líquido derramado y secá la superficie de la consola
Con un paño absorbente, limpia el líquido derramado lo más rápido posible. No frotes, solo presioná suavemente para absorber la mayor cantidad de agua que se encuentre sobre la consola. Es vital realizar este paso con rapidez pero suavemente y despacio. No hay que frotar enérgicamente, ya que esto podría empujar el agua hacia el interior de la consola. Prestá especial atención a las áreas donde pueda haber acumulación de agua, como los puertos y las ranuras.
3. Desconectá los cables y accesorios
Retirá todos los cables y accesorios que estén conectados a la consola, como por ejemplo: tarjetas de memoria, discos rígidos externos, cables de alimentación, controles, etc.
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4. Comenzá el proceso de secado natural
Si tu consola lo permite, y te animás, abrila con cuidado para que el aire circule. Prestá atención al lugar de cada tornillo o parte para cuando tengas que volver a armarla. Tené cuidado de no tocar ningún componente electrónico con los dedos mojados. Si ves líquido, secalo suavemente con un paño absorbente. Apoyá la consola de manera que vertical para que se ventile. De ninguna manera utilices una toalla para secarla, ni la pongas al sol, al lado de una estufa ni uses un secador. Todo esto podría dañar para siempre los componentes del equipo.
Luego de estos pasos, solo resta esperar un largo rato para que las placas y circuitos estén completamente secos. Lo ideal es dejarla reposar al menos entre uno y dos días enteros.