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15 noviembre, 2024

El Telescopio Espacial James Webb detectó unos misteriosos puntos rojos en los confines del universo

Aunque su naturaleza exacta sigue siendo un misterio, un estudio reveló que se trata núcleos de pequeños de agujeros negros o cuásares.

13 de julio 2024, 17:31hs

Primer año del telescopio James Webb

James Webb detectó unos misteriosos puntos rojos en los confines del universo. (Foto: NASA/JWST)

El telescopio espacial James Webb, el observatorio espacial más potente jamás construido, detectó hace unos días una serie de puntos rojos misteriosos en las galaxias más lejanas del universo.

Estos pequeños puntos rojos despertaron la imaginación de astrónomos de todo el mundo, ya que pueden tener importantes implicaciones para nuestra comprensión de la evolución cósmica.

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Según un grupo de científicos, estos puntos, invisibles para los telescopios anteriores, podrían ser las primeras estrellas y galaxias que se formaron en el cosmos, apenas 300 millones de años después del Big Bang. Pero hasta la fecha, su naturaleza exacta y lo que nos dicen exactamente sobre el universo primitivo sigue siendo incierto.

El agujero negro capturado por James Webb se alimenta de su galaxia anfitriona. (Foto: NMASA, ESA, P. Oesch (Yale University), G. Brammer (STScI), P. van Dokkum (Yale University), and G. Illingworth (University of California, Santa Cruz) (Inset) Robert Lea )

El agujero negro capturado por James Webb se alimenta de su galaxia anfitriona. (Foto: NMASA, ESA, P. Oesch (Yale University), G. Brammer (STScI), P. van Dokkum (Yale University), and G. Illingworth (University of California, Santa Cruz) (Inset) Robert Lea )

Sin embargo, un nuevo análisis de los datos tomados del James Webb reveló que estos puntos son núcleos galácticos que contienen los precursores de los agujeros negros supermasivos (SMBH) que existieron durante el Universo primitivo.

El estudio en cuestión fue realizado por un equipo de astrofísicos liderado por el Centro de Astrobiología de Europa, con información tomada gracias al MIRI, el único instrumento del telescopio espacial que trabaja en el infrarrojo medio, que le permite observar objetos fríos, objetos muy lejanos e inclusive detrás del polvo estelar.

Según este informe, la existencia de estos agujeros negros poco después del Big Bang podría cambiar nuestra comprensión de cómo se formaron los primeros agujeros negros supermasivos de nuestro Universo.

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Este hallazgo podría acercarnos un paso más a la respuesta a uno de los mayores dilemas de la astronomía: ¿cómo se formaron los agujeros negros? De acuerdo a los modelos actuales, algunos agujeros negros supermasivos del universo primitivo simplemente crecieron demasiado rápido.

Como su nombre indica, los agujeros negros supermasivos pueden alcanzar proporciones épicas, entre millones y miles de millones de veces la masa de nuestro Sol. Aunque los científicos creen que pueden crecer fusionándose con otros agujeros negros, su origen sigue siendo una incógnita. Algunos tipos de agujeros negros supermasivos, llamados cuásares, son núcleos galácticos extremadamente luminosos que se iluminan al caer gas y polvo en su interior. Son algunos de los objetos más brillantes del universo, ya que emiten miles de veces más luz que toda nuestra galaxia.

Luego de este estudio, se cree que los pequeños puntos rojos de las imágenes del JWST son pequeños cuásares con masas entre diez y cien millones de masas solares, destinados a convertirse en agujeros negros supermasivos mucho mayores y, con el tiempo, en agujeros de aspecto azulado gracias al disco brillante de materia que los orbita y alimenta.

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¿Qué es un cuásar (o quásar)?

Un cuásar (o quásar) es un tipo de núcleo galáctico activo extremadamente luminoso que se encuentra en el centro de algunas galaxias. La palabra “cuásar” proviene de “quasi-stellar radio source” (fuente de radio casi estelar), porque cuando fueron descubiertos inicialmente en la década de 1960, parecían estrellas en las imágenes de radioastronomía, pero se encontraban a distancias mucho mayores.

Los cuásares son alimentados por agujeros negros supermasivos en el centro de las galaxias. A medida que el agujero negro atrae materia hacia sí, esta materia forma un disco que se calienta a temperaturas extremadamente altas debido a la fricción y la liberación de energía gravitatoria. Esto hace que el cuásar emita una cantidad enorme de radiación, que puede ser observada en casi todas las longitudes de onda, desde las ondas de radio hasta los rayos gamma.

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