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26 octubre, 2024

Cómo enseñarle Inteligencia Emocional a la Inteligencia Artificial, la gran asignatura pendiente

Como en todo avance revolucionario, cada día se revelan nuevos aspectos; y por eso lo que hasta ayer parecía novedoso, deja paso a algo superador. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Los límites están por verse.

Daniel Colombo

10 de marzo 2024, 05:22hs

Las claves para dominar ChatGPT y convertirte en un experto en inteligencia artificial

La IE le permite a la IA comprender y responder a las emociones humanas.. (Imagen: AdobeStock)

La Inteligencia Artificial (IA) está cada vez más presente en nuestras vidas. Desde los asistentes virtuales que nos ayudan en nuestras tareas diarias hasta los sistemas de aprendizaje automático que nos orientan a tomar decisiones y los sistemas predictivos que recuerdan las acciones que hacemos en Internet, este tipo de inteligencia no humana está transformando la forma en que interactuamos con el mundo que nos rodea.

Pero, ¿qué es, en síntesis, la Inteligencia Artificial? En el sentido más estricto, es una rama de la informática que se ocupa de crear máquinas inteligentes, es decir, máquinas que puedan pensar y actuar de forma similar a los humanos.

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El comienzo en 1940

Por más que el auge masivo de los usos de la IA se ve desde 2020 en adelante, lo cierto es que los primeros pasos se remontan a la década de 1940. En 1943, Warren McCulloch y Walter Pitts publicaron un artículo en el que propusieron un modelo matemático para la creación de redes neuronales, que son un tipo de IA inspirado en el funcionamiento del cerebro humano.

Los primeros pasos de la IA se remontan a la década de 1940 (Foto: Adobe Stock)

Los primeros pasos de la IA se remontan a la década de 1940 (Foto: Adobe Stock)

Luego, en la década de 1950, experimentó un auge, impulsado por el desarrollo de nuevos ordenadores y por el interés de los gobiernos y las empresas en desarrollar tecnologías que pudieran automatizar tareas complejas.

En 1956, se produjo un hito clave: la Conferencia de Dartmouth, donde John McCarthy acuñó el término “inteligencia artificial”, y, junto a otros pioneros como Marvin Minsky, Allen Newell y Herbert A. Simon, sentaron las bases conceptuales de la disciplina. Esta conferencia marcó el inicio oficial de la IA como campo de estudio. Por esos años, el enfoque se centraba en la creación de programas que pudieran resolver problemas y teoremas de manera lógica.

El estancamiento de los ‘70

Sin embargo, la IA también experimentó un período de estancamiento en la década de 1970, debido a la dificultad de crear máquinas que pudieran superar el rendimiento de los humanos en tareas complejas, por ejemplo, el desarrollo de ‘Eliza’ por Joseph Weizenbaum, que demostraba cómo una máquina podía simular conversación. Sin embargo, también se enfrentó a desafíos y varios “inviernos de la IA”, períodos donde el progreso se estancaba debido a limitaciones técnicas y expectativas no cumplidas.

En las últimas décadas, la IA ha experimentado un nuevo auge, impulsado por el desarrollo de nuevas técnicas, como el aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje natural. Estas técnicas han permitido a las máquinas aprender de sus propios errores y de los datos que se les proporcionan, lo que ha hecho posible que las máquinas puedan realizar tareas que antes eran consideradas imposibles.

En la actualidad, la IA se utiliza en una amplia gama de aplicaciones, como la conducción autónoma, la medicina, la finanzas y el entretenimiento.

Pese a que se considera, a priori, que la Inteligencia Artificial se ha desarrollado principalmente para resolver problemas lógicos y racionales, ya ha tomado dimensión pública lo que se llama la Inteligencia General, que abarca mucho más allá que la lógica, e involucra la posibilidad de interpretar y gestionar emociones y sentimientos parecidos a los que tenemos los humanos.

¿Puede sentir y emocionarse la inteligencia artificial?

Cualquiera que haya utilizado hasta ahora la IA como la conocemos, por ejemplo, generando textos como si fuesen escritos por un humano, sabemos que hay mucha evidencia de que el conjunto de información que cruza este recurso tecnológico se aproxima cada vez más a un tipo de pensamiento típico de las personas.

En las últimas décadas, la IA ha experimentado un nuevo auge (Foto: Adobe Stock)

En las últimas décadas, la IA ha experimentado un nuevo auge (Foto: Adobe Stock)

El punto clave de si la Inteligencia Artificial puede sentir emociones, transmitirlas, generarlas e interpretarlas, parece estar a punto de develarse, ya que las máquinas con IE están siendo cada día más capaces de comprender mejor a los humanos, de interactuar con ellos de forma más natural y de tomar decisiones más acertadas.

Por ejemplo, los estudios científicos en pacientes que utilizan la IA como aliada, las encuestas a gran escala para medir ciertos comportamientos y hasta los textos que permiten persuadir e influir en el público generados automáticamente, se aproximan enormemente a lo que podrían generar las personas… sólo que en fracciones se segundos.

Como sabemos, la Inteligencia Emocional (IE) es la capacidad de reconocer, entender y gestionar las emociones propias y ajenas. Es una habilidad esencial para la vida social y profesional, y también es importante para el desarrollo de sistemas de IA que sean seguros y confiables.

Según el doctor Daniel Goleman, el gran difusor de esta rama de la psicología y ciencias del comportamiento humano, la Inteligencia Emocional se compone de cinco habilidades principales:

Autoconciencia. La capacidad de reconocer y entender las propias emociones. Autorregulación. La habilidad de gestionar adecuadamente las propias emociones y comportamientos.Motivación. Poder utilizar las emociones para motivarse a sí mismo y a los demás.Empatía. La facultad de entender, comprender y responder asertivamente a las emociones de los demás.Habilidades sociales. La competencia para construir y mantener relaciones positivas, expresar las ideas e interactuar con otros seres humanos.

Por qué es importante la IE para la IA

La inteligencia emocional es importante para la inteligencia artificial por varias razones.

En primer lugar, le permite a la IA comprender y responder a las emociones humanas. Esto es importante para el desarrollo de sistemas de inteligencias tecnológicas que interactúen con las personas de forma segura y efectiva.En segundo lugar, lo emocional permite a la inteligencia artificial escoger y proponer decisiones más inteligentes. Por ejemplo, la IA es capaz de entender las emociones de las personas, puede tomar decisiones que sean más sensibles a las necesidades y preferencias de los usuarios.Y en tercer lugar, la inteligencia emocional permite que la artificial aprenda y se adapte de una forma más natural y eficaz. De hecho, cada vez que pides algo (definido por un “prompt”, una descripción precisa de lo que quieres que te entregue) la IA es capaz de decodificar el pedido, ‘leer’ la emocionalidad con que se lo pides; y, a su vez, entender tus estilos (por ejemplo: tu urgencia, tu necesidad, tu deseo, tu forma de darle órdenes, el objetivo que tú tienes). De esta forma, la inteligencia artificial puede aprender de sus errores y mejorar su rendimiento con el tiempo.

Cómo enseñar inteligencia emocional a la inteligencia artificial

Una forma de entrenar a la inteligencia emocional es proveer un conjunto de datos de emociones humanas. Este conjunto de datos puede incluir información sobre expresiones faciales, lenguaje corporal y tono de voz. De hecho, ya se está utilizando este tipo de información para traducir conceptos, entender los tonos y matices de la voz, aprender a reconocer y entender algunas de las emociones básicas humanas.

Otra, es utilizar técnicas de aprendizaje automático. Estas técnicas permiten a la inteligencia artificial aprender de los datos sin ser explícitamente programada. Por ejemplo, puede aprender a reconocer y entender las emociones humanas a través de la observación de datos sobre interacciones humanas, si se le provee de la información apropiada para cargarse de data, analizarla y cruzarla.

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Y también se están experimentando técnicas de ingeniería avanzadas para diseñar sistemas de inteligencia artificial que tengan la capacidad de reconocer y entender las emociones humanas. Este es un debate que, a fines de 2023, es el que más prevalece en el mundo en general, por las incumbencias éticas que encierra.

Como en todo avance revolucionario, cada día se revelan nuevos aspectos; y por eso lo que hasta ayer parecía novedoso, deja paso a algo superador. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Los límites están por verse.

(*) Daniel Colombo es facilitador y máster coach ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 31 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach certificado Miembro de John Maxwell Team. Twitter.

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