“No hicieron un túnel normal, fue mucho mejor que el del robo al Banco Río”. Con esas palabras, los investigadores calificaron el camino de más de 200 metros al que consideraron “un trabajo hecho por expertos y con una logística superior” en pleno casco histórico, en la zona céntrica de San Isidro.
El túnel tiene una extensión aproximada de 220 metros, un pasillo de un metro de ancho, contenido por maderas, y recorría un punto y otro, a 3,6 metros por debajo de la tierra, debajo de los caños de agua y de gas.
El plan comenzó hace meses, cuando los ladrones alquilaron un galpón sobre la calle Chacabuco 543 para instalar un presunto depósito de placas antihumedad. El objetivo estaba claro: ingresar al sector de bóvedas de la sucursal del Banco Macro de San Isidro.
“Esto lo hizo alguien con conocimiento por cómo fue realizado y por dónde lo construyeron. Abajo del piso, a ciegas, podés hacer un desastre. Fue una logística superior”, explicó a Clarín uno de los detectives a cargo de la investigación. “Nunca vi nada así en casi 40 años de trabajo”, sumó otra fuente consultada.
Uno de los investigadores expresó que, por el grado de la confección del túnel, “pudo ser un ingeniero o vinculado al rubro de la construcción”, y aseguró que “no fue hecho al azar” ya que la organización delictiva tuvo que realizar un trabajo de análisis del campo y tener claro cómo hacer el trabajo.
“No se vieron errores, fue un trabajo de expertos”, reiteró el investigador al describir el trabajo realizado por los sospechosos, que aún no fueron identificados. “Trabajaron de tal manera que no se sintieron vibraciones ni ruidos que hayan llamado la atención”, explicó.
Los trabajos de excavación apuntaban a determinar dónde se ubicaba la entrada del túnel que construían para robar un banco de San Isidro.“El robo a un banco requiere una logística de por sí, esto fue más allá. No fue un túnel normal, está hecho mucho mejor que el del Banco Rio”, sostuvo la fuente. El detective hizo así referencia al denominado “Robo del Siglo”, donde la banda liderada por Luis Mario Vitette Sellanes y Fernando Araujo ingresó al sector de las cajas de seguridad de la sucursal de Acassuso luego de construir un camino que conducía a un desagüe fluvial.
En aquel hecho, un hito en la historia delincuencial de la Argentina, tomaron de rehenes a 23 personas mientras robaron cerca de 19 millones de dólares de las 143 cajas de seguridad. Con el correr de los meses la banda fue detenida y condenada: hoy no quedan detenidos.
La preparación del golpe
Para llevar a cabo el golpe al Banco Macro, la banda analizó las distancias con un plano a escala de la zona, en el cual realizaron anotaciones y marcaron detalles. En uno de ellos, calcularon la distancia que separaba el galpón al ingreso del banco, unos 126 metros.
Los ladrones tomaron la referencia de tres veredas, denominadas “A, B y C” y las distancias entre ellas: del interior del galpón hasta la vereda A había 5 metros; del punto A al B, 45 metros; de la vereda B a la C, 48; y del puesto C al destino, 25 metros más, aproximadamente.
“Se hicieron tres mediciones. Una dio 150 metros, la segunda inconcluyente porque no tomó la señal y la tercera 220 metros. El túnel llega hasta la bóveda. Donde fue descubierto es a cinco metros de la entrada del banco”, explicó una fuente policial.
El mismo está a unos casi cuatro metros bajo el asfalto, en el casco histórico de una zona céntrica, a metros del Palacio de Tribunales de San Isidro. “Hay que saber si tenían los planos, es una zona con caños viejos que quizás no están marcados en los planos”, expresaron.
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En el taller mecánico desde el que salía el túnel descubrieron mapas y anotaciones de la banda que planeaba robar un banco en San Isidro.
La construcción del túnel era casi perfecta. Tenía las paredes tapiadas con maderas, luces cada metro y medio y el camino, de casi un metro de altura, estaba en condiciones óptimas para ser transitado.
El descubrimiento
Una varilla de metal que golpeó la chapa del chasis de la camioneta de un repartidor que había estacionado frente a la cafetería Berni fue la clave para descubrir el “plan maestro”. El hombre se tiró al suelo, pateó el chasis, buscó el origen de los ruidos, según describen las fuentes, y fue en ese momento en el que vio que «un fierro roscado, nuevo, plateado y brillante» subía y bajaba entre los adoquines.
La varilla que derivó en el hallazgo del túnel frente a la sucursal del Banco Macro en San IsidroLa secuencia empezó a las 8 de la mañana del martes y, según dijeron los investigadores a Clarín, alertaron a la seguridad del banco, que recién dio aviso a la Policía Bonaerense al día siguiente.
Alrededor de las 9.30 de la mañana del miércoles la Policía se comunicó con el área de Obras Públicas de la Municipalidad de San Isidro para saber de qué se trataba, buscando alguna obra o alguna tarea subterránea que desconocieran.
Finalmente, luego del trabajo de una máquina retroexcavadora, se descubrió un boquete. Los investigadores presumen que los boqueteros sacaron esta varilla para saber si habían llegado a destino o si el recorrido del túnel estaba bien orientado. «El tema de la varilla fue para saber si estaban bien orientados hacia la bóveda«, especularon las fuentes.
La causa quedó de la fiscal Carolina Asprella y el fiscal general adjunto Patricio Ferrari, bajo las órdenes del fiscal general John Broyad. Al momento se están analizando las cámaras de seguridad y realizando tareas investigativas para identificar a los integrantes de la banca que planificó el golpe.
AS
