Una huella y la pista de una embarcación fueron las claves para detener a los dos primeros sospechosos por el intento de robo al Banco Macro de San Isidro.
Pasaron apenas 10 días desde que una varilla descubrió un plan criminal con una ingeniería sorprendente. Ahora, los investigadores lograron detener a los dos primeros sospechosos.
Se trata de Alejandro Israel Rosendo López (42), que tiene domicilio en Paranacito, Entre Ríos, y es señalado como quien cruzó a los miembros de la banda hacia y desde Uruguay.
López fue detenido ayer en su casa por personal de la DDI que viajó especialmente para capturarlo. En septiembre de 2018, según pudo saber Clarín, lo detuvieron por transportar 11 kilos de cocaína con un cómplice. Lo condenaron a cuatro años y 10 meses de prisión en una investigación que llevó adelante la Justicia Federal de San Martín.
Sería quien trasladó a la banda en una embarcación y los sacó de Argentina para que se escondieran en Uruguay. Lo que todavía es un interrogante es cómo llegaron a Entre Ríos. Los investigadores reservan esa información con recelo al menos hasta que puedan dar con el resto de la banda, ¿Llegaron hasta la ciudad entrerriana con una embarcación que los trasladó desde el Delta de Buenos Aires?
– FTP CLARIN Alan Lorenzo uno de los detenidos por el intento robo a un banco en San Isidro.jpg Z Invitado
La casa de Alejandro Rosendo López (42), acusado de intentar cruzar en su embarcación a la banda de boqueteros. Tenía una condena a 4 años de prisión por narcotráfico.Según publicó el diario El País de Uruguay, Alan Daniel Lorenzo Rodríguez, el otro detenido, sería el líder de La Banda del Parque, la barra de Nacional de Montevideo. El jueves fue a la cancha a ver, de local, a su equipo, que jugó un partido de Copa Libertadores contra el brasileño San Pablo. Llegaron a él por una huella dactilar que levantaron del taller de Chacabuco 543, en San Isidro, desde donde nacía el túnel de 150 metros que conectaba, 4.5 metros bajo tierra, con la puerta del Banco Macro de San Isidro.
«Dio un AFIS positivo», confiaron a Clarín. Lo que significa que sus huellas dactilares fueron fichadas en algún momento en la justicia argentina, aunque evitaron dar detalles respecto de sus antecedentes penales.
Lorenzo Rodríguez tiene 34 años y lo capturaron en su casa del barrio Colón, en Montevideo.
La casa de Alejandro Rosendo López (42), acusado de intentar cruzar en su embarcación a la banda de boqueteros.Según consignaron, en 2019 declaró trabajar como nexo entre la dirigencia de Nacional y la barra mientras era investigado por un doble crimen en el barrio Tres Ombúes.
Estuvo detenido por un camión que movía cocaína desde Paraguay en el departamento uruguayo de Flores. «La fiscal Serrana Corsino le imputó en ese momento -junto a otros tres integrantes de su banda- por rapiña especialmente agravada, asociación para delinquir agravada, tráfico interno de armas de fuego y transporte de estupefacientes», indicaron en el medio uruguayo.
El túnel se descubrió el jueves de la semana pasada y los encargados de realizarlo están siendo investigados por la fiscal Carolina Asprella y el fiscal general adjunto Patricio Ferrari, coordinados por el fiscal general de San Isidro, John Broyad. Además, participaron de la investigación detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro.
Una vista aérea del banco que era el objetivo de la banda que construyó un túnel en San Isidro. Las casas de Rosendo López y Lorenzo Rodríguez fueron allanadas por la policía y están relevando los elementos secuestrados para intentar buscar más pistas que sirvan para dar con el resto de la banda.
Cómo se descubrió el plan
La secuencia empezó a las 8 de la mañana del martes 6 de agosto y, según dijeron los investigadores a Clarín, alertaron a la seguridad del banco, que recién dio aviso a la Policía Bonaerense al día siguiente. «Por seguridad, un patrullero se apostó en la zona desde las 20», dijeron.
Alrededor de las 9.30 de la mañana del miércoles 7 de agosto, la Policía se comunicó con el área de Obras Públicas de la Municipalidad de San Isidro para saber de qué se trataba, buscando alguna obra o alguna tarea subterránea que desconocieran.
De los empleados con un pico pasaron a una retroexcavadora y cada vez más profundo. La travesía incluyó un caño roto y un llamado a Aysa para desagotar lo inundado.
Abajo, un boquete de entre 150 y 220 metros metros de largo, a 4.5 metros de profundidad, estaba cerca de la bóveda de un banco, al filo de un golpe que podría haber sido millonario.
El túnel que descubrieron en San Isidro y tenía como objetivo el robo de un banco. El túnel conecta, pasando por un pasillo de un metro de ancho, encofrado por maderas, con un taller mecánico ubicado en Chacabuco 543: el túnel recorría un punto y otro debajo de la tierra, debajo de los caños de agua y de gas, lejos del ruido del centro de San Isidro.
La banda había alquilado, primero, un café justo frente a los tribunales de San Isidro, donde solía estar el popular bar Hábeas Corpus. A los seis meses, sospechan que por haber encontrado algún impedimento, dejaron de pagar y desaparecieron. No sin antes alquilar la nueva base de operaciones: el taller mecánico lo alquilaron pagando un año por adelantado sin demostrar ningún rubro ni pedir habilitación. Una inmobiliaria lo publicitaba a 700 mil pesos más IVA por mes.
SC
