Las rutinas pueden dar al deportista una sensación de control y confianza, lo cual no sólo es necesario para un evento de gran escala sino para cualquier ocasión.
08 de agosto 2024, 09:46hs
Las supersticiones surgen de la necesidad humana de encontrar significado y control en un mundo con frecuencia impredecible.
En situaciones de incertidumbre o estrés, las supersticiones pueden proporcionar una sensación de control. Creer que ciertos comportamientos o rituales pueden influir en el resultado de eventos azarosos puede reducir la ansiedad y ofrecer una falsa seguridad.
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“Las supersticiones son creencias que no tienen un fundamento racional y que consisten en atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos o en pensar que determinados hechos proporcionan buena o mala suerte”, nos cuenta Lara López Rubio, psicóloga general sanitaria experta en terapia focalizada en la emoción y en psicología perinatal, de España.
Algunas de estas creencias son transmitidas dentro de nuestro entorno social de forma constante y cotidiana, lo que hace que crezcamos teniendo en cuenta estas ideas y tomándolas en serio.
Las más conocidas son:
No pasar por debajo de una escalera.Pedir un deseo si ves una estrella fugaz.No cruzarte con un gato negro para no tener mala suerte.Cruzar los dedos para que algo salga bien.Tocar madera cuando no quieres que algo se produzca.Evitar hacer algo importante un martes 13.Tirar monedas a una fuente.Pedir deseos cuando se cae una pestaña.
El impacto de las supersticiones en los atletas olímpicos
“El desempeño es desempeño, ¿no? Ya sea que estés dando una presentación frente a un grupo de compañeros, que vayas a una primera cita o a una entrevista de trabajo o que estés actuando en los Juegos Olímpicos, estas son habilidades para la vida”, afirmó el director del Departamento de Psicología del Deporte y el Ejercicio de la Universidad de Kentucky, Dr. Marc Cormier.
Es por eso que la mayoría de estos rituales previos al juego, como el de la atleta olímpica estadounidense Suni Lee, que tomó una siesta antes de saltar al tatami, se pueden usar para prepararse para cualquier evento de la vida.
Cormier dijo que es importante que los atletas olímpicos e incluso los fanáticos de los deportes implementen rutinas que sean manejables.
A veces, sin embargo, dijo Cormier, los rituales pueden ser dañinos si no se controla su existencia.
Lo que sucede en el cerebro con las supersticiones
“Cada vez que algún tipo de superstición se confirma alrededor de la persona que la posee, esa regla mental se fortalece y se desarrolla así un ciclo de confirmación constante, que proporciona esa sensación de control y de tranquilidad. Eso puede provocar que las creencias se vayan haciendo poco a poco más rígidas, debido a que el control y la tranquilidad son dos condiciones bastantes codiciadas por el ser humano”, cuenta Rubio.
¿Cuáles son los rasgos más característicos de una persona supersticiosa? “El primer rasgo que podría hacer que una persona desarrolle una superstición es básicamente ser persona y tener un cerebro en funcionamiento. Como comentábamos antes, nuestro cerebro tiene una tendencia a procesar la información en busca de conexiones a nuestro alrededor. ¿Cuántas veces has tocado madera, cruzado los dedos, no pasado por debajo de una escalera, dicho que brindar con agua trae mala suerte…? Lo que sustenta el pensamiento supersticioso es el efecto apotropaico, el término deriva del verbo griego apotrépein ‘alejarse’, ligado con la necesidad psicológica de encontrar cierta inseguridad ante lo incierto y desconocido, lo que suele relacionarse con lo peligroso y posiblemente dañino”, plantea.
Cómo afrontar ser demasiado supersticioso
“Si para alguna persona ser supersticioso está comenzando a ser un problema, mi consejo sería animarle a intentar comprender la necesidad de esos pensamientos, además de trabajar en la construcción de nuevos mecanismos de regulación emocional”, cuenta Laura López Rubio.
Y añade un ejemplo muy práctico: “Pensemos en una cocina, si yo solo tengo una sartén, podré hacer pocas recetas. Sin embargo, en la medida en la que tengo más utensilios, podré cocinar más platos. Con las herramientas o mecanismos de gestión emocional pasa lo mismo, si solo dispongo de uno, por ejemplo, la búsqueda de control, podré solventar solo algunas situaciones de esta manera, otras me sobrepasaran”.