El gran robo del siglo que no fue en San Isidro no sólo despertó la curiosidad de los medios sino también de los vecinos. Como si fuera el set de una película, la calle Chacabuco al 400 estaba cortada por un nutrido grupo de policías, que realizaban el cinematográfico operativo. En la mañana del martes, de casualidad, una persona descubrió un caño que sobresalía en la calle, le pareció raro y llamó a las autoridades. Poco después encontraron un túnel muy bien construido que llegaba hasta la puerta del Banco Macro, que aparentemente era para cometer un nuevo gran golpe. Ahora frustrado.
A pesar de la revuelta por el enorme operativo policial, las cámaras de televisión y los curiosos, la vida de San Isidro no paró. Siguió normalmente. Es más, algunos hasta tomaron el inédito suceso con humor. Se animaron a calificar al fallido túnel como un nuevo atractivo turístico de la zona. «Tenemos la catedral, el río y ahora el túnel», bromeó Marcelo, que vive y trabaja en San Isidro.
Obvio que el tránsito quedó comprometido. El corte de calle por el operativo hizo desviar los autos y eso provocó un masivo estancamiento. Más aún en ese lugar, que sería como el centro del municipio. Cerca de la Catedral, los negocios y departamentos oficiales como la sede justicia municipal.
Los comentaristas del robo más destacados fueron un grupo de estudiantes secundarios. Viendo a las fuerzas del orden trabajar, hacían todo tipo de aportes, teorías y hasta chistes. Uno de ellos explicó a los otros. «Los descubrieron por un tipo, dentro del túnel, estaba trabajando el techo y atravesó la calle». Un compañero, rápidamente, lo corrigió. «No boludo, si no los agarraron en ese momento». Otro comparó la escena con un película y se divertían con la ironía del inesperado final fallido del robo por un error tan tonto.
Verónica, otra vecina, aseguró que la cuadra del túnel de 220 metros es totalmente tranquila. «Acá tenemos los Tribunales y está muy concurrida. Nunca pensé que en ese pequeño garaje iba a terminar en tan increíble evento». Aseguró que nunca se escuchó nada y que tampoco vio gente entrar o salir del lugar. Y le pareció un «locura» que esto haya ocurrido «a tan cerca de tribunales y de la municipalidad».
El túnel estaba perfectamente construido. Otra vecina contó que estaba en la peluquería y que de repente vio un fierro salir por debajo de la calle. «Estaba con mi peluquero Walter y vimos que salió una varilla del piso y se empezó a mover rápidamente, y empezamos a sospechar ahí».
Según precisó Ramón Lanús, el intendente de San Isidro, el túnel comienza en un viejo taller de chapa y pintura, ubicado a poco más de 100 metros de allí en la calle Chacabuco al 567.
En primer lugar, un repartidor se sorprendió por este pequeño fierro cuando intentaba estacionar su camioneta. Esta misma situación, afectó a un camión de caudales que también quiso estacionar y tuvo inconvenientes.
El galpón desde el que operaban los boqueteros. Foto: Luciano ThiebergerEl taller desde el que salía la vía subterránea dejó de funcionar hace un año, lo que facilitó la falta de movimiento de personas en el local ya que los asaltantes alquilaron el lugar para poder realizar el túnel. “Operaban desde allí, que da todas las señales que desde hace tiempo estaban trabajando en ese boquete”, señaló el intendente. La propia Policía bonaerense explicó que se trata de un trabajo que llevaba entre 6 y 9 meses.
Dentro del taller, encontraron baldes, sogas, paredes resguardadas con madera, vigas para subir bolsas y hasta una escalera por la cual se supone que entraban y salían. Los investigadores sospechan que se trató de personal especializado y de hasta la participación de ingenieros.
Juana, una vecina de lugar, se mostró sorprendida pero tuvo una curiosa observación. «Este es un lugar muy tranquilo y seguro. Claro, la única forma que tenían de afanar era cavando un túnel. Lástima que les faltó poquito».
MG
