Hace un tiempo surgió un movimiento internacional con el que se pretende fomentar un estilo de vida más desacelerado. Consejos para lograr pausa y relajación en el día a día.
04 de enero 2024, 10:26hs
Vivimos en un mundo rápido. Las demandas de una sociedad que se mueve a un ritmo fast nos agobian, nos estresan, incluso nos bloquean. La cruzada personal por incorporar un ritmo más slow a nuestro estilo de vida no es fácil.
El movimiento slow nació en Italia en los años 80, en el ámbito de la alimentación y como respuesta a la invasión de cadenas de comida rápidas que estaba experimentando Europa, sin embargo, pronto se extendió a otras esferas y terminó abarcando el trabajo, el sexo, el ocio y la vida en general; así es como nació el concepto slow life, según explica Alejandra Rodriguez, escritora y coach espiritual.
Conocido también como “slow living” y “vida slow”, están bajo el mismo concepto: vivir el día a día lo más pausado posible, con conciencia en el presente e intentando conectar con lo pequeño y lo simple. Se trata un movimiento cultural internacional que promueve un estilo de vida desacelerado y enfocado en el momento, de manera a erradicar el ajetreo y el vivir en “piloto automático”.
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De acuerdo a los fundamentos de esta tendencia, la clave de la felicidad y el bienestar está en priorizar los hábitos que fomentan un equilibrio entre cuerpo y mente, así como el propio desarrollo integral. Pasar más tiempo con los seres queridos, realizar actividades físicas, disfrutar de viajes para relajarse y darse el tiempo para descansar son algunas de las prácticas que se posicionan cada vez más en el mundo actual.
Para lograrlo, su principal propuesta es comprender cuáles son nuestras prioridades al momento y tomarnos el tiempo de procesarlas para comprenderlas mejor y actuar en consecuencia de nuestros deseos conscientes. Por ejemplo, si queremos aprender sobre un tema, lo ideal es buscar información específica al respecto y concentrarnos en esto durante el tiempo que sea necesario, evitando la sobreinformación y las distracciones. Después, habría que darse tiempo para procesar lo que aprendimos y ponerlo en práctica de forma analítica y no inmediata.
Vivir el presente
El Slow Living requiere de una vida más sencilla, en la que las personas puedan vivir el presente con mayor sencillez que cuando se encuentran haciendo muchas cosas a la vez o con demasiada prisa para lograr que el día alcance para múltiples actividades.
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Suscribite acáLas siguientes son algunas técnicas basadas en la evidencia compartidas por la psicóloga Shalini Gianchandani que ayudan a lidiar con el estrés para llevar una vida más “slow”:
Programar el manejo del estrés: Asignar al menos 15 minutos diarios para actividades de manejo del estrés. Programar franjas horarias recurrentes para actividades agradables como dibujar, meditar, descansar, estirarse o escribir un diario.Elevar las hormonas de la felicidad: Aumenta la dopamina, la oxitocina, la serotonina y las endorfinas a través del cuidado personal. Hay que reconocer sus contribuciones a una mente, cuerpo y alma sanos.Activar el nervio vago: Estimular el nervio vago para una mejor digestión, respiración y ritmo cardíaco. Participar en actividades relajantes como yoga, respiración consciente, ejercicio, una dieta saludable y sueño suficiente.Establecer una rutina de cuidado personal: Crear una rutina diaria de cuidado personal, incorporando caminatas conscientes y conciencia sensorial. Tomar descansos para observar la naturaleza, como el canto de los pájaros o las flores y árboles en el camino.Practicar la gratitud: Reflexionar sobre los aspectos positivos de la vida y anotalros regularmente.Conectarse a tierra: Usar técnicas de conexión a tierra para mantenerse presente, como concentrarse en los estímulos externos o sentir que los pies se conectan con el suelo.