Rodolfo «El Ruso» Lohrmann (59) se fugó de la cárcel portuguesa de Vale de Judeus -ubicada a 70 kilómetros de Lisboa- con un plan perfecto, a la altura de su fama de pesado y de su ingenio, el mismo que lo llevó a permanecer prófugo de la Justicia argentina durante 13 años, mientras robaba bancos, joyerías y blindados en Europa usando varias identidades.
La mañana del pasado sábado 7 de septiembre, Lohrmann se escapó del penal donde cumplía 18 años de prisión. Lo hizo con otros cuatro presos tan malos como él, combinando talentos propios y defectos ajenos.
Las fallas de seguridad del servicio penitenciario portugués fueron tan burdas que le costaron el puesto el jefe máximo del área y pusieron en jaque a la ministra de Justicia de Portugal, Catarina Sarmento e Castro.
Algunos detalles: la mañana de la fuga solo funcionaban 33 de los 50 puestos de vigilancia, aunque fue en pleno horario de visitas; las 200 cámaras de circuito cerrado (algunas de las cuales captaron en detalle el escape) eran controladas por un solo guardia; además, el cerco perimetral electrificado no estaba funcionando porque venía sufriendo sospechosos cortocircuitos.
La cuestión se manejó tan mal que, recién una hora después del escape, los guardias se percataron de los que había ocurrido. Cuando fueron a revisar las imágenes, se encontraron con que todo les había pasado por las narices, incluso la maniobra de dos presos que no se fueron pero ayudaron poniendo tenders con ropa cubriendo el ángulo de dos cámaras clave.
Los presos contaron con apoyo externo: tres hombres y dos autos.Aun así se ve cómo los cinco presos primero lograron saltar un primer muro perimetral, caminaron dos metros hasta el segundo (exterior) y, desde afuera, tres hombres con uniformes tipo fajina y pasamontañas les colocaron una escalera y les tiraron una soga. Ya en la calle, se fueron en dos autos. Tiempo del operativo: seis minutos.
Condenado a 18 años y 10 meses por la Justicia de Portugal, Lohrmann estaba esperando al extradición a la Argentina por el secuestro de Cristian Schaerer (21), ocurrido el 21 de septiembre de 2003. El joven, hijo de un político correntino acusado de corrupción, nunca apareció. Se dice que «El Ruso» se ocupó personalmente de matarlo y que sólo él sabe dónde está su cuerpo.
Cristian Schaerer (21) fue secuestrado en 2003. Nunca se encontró su cuerpo.
Sin pistas de la fuga
A una semana de la gran fuga, nada se sabe de los prófugos, pero sí trascendieron interesantes detalles de cómo fue el plan que, para las autoridades portuguesas, tuvo como cerebro a Lohrmann y como segundo al mando al inglés Mark Roscaleer (39).
Roscaleer -quien había ofrecido 300 mil euros a quien ayudara a sacarlo de la cárcel- purgaba una pena de 9 años por torturar y electrocutar a un hombre en cuya casa había irrumpido con un cómplice. A toda costa quería que le dijera dónde estaba el dinero.
El inglés, el argentino y dos portugueses también fugados el 7 de septiembre – Fabio Loureiro y Fernando Ferreiro- habían compartido encierro antes en otro penal, el de Monsanto, mucho más restrictivo que la cárcel de Vale de los Judeus. Ese habría sido el núcleo del equipo al que se sumó el georgiano Shegili Farjuani.
Ferreiro ya se había logrado fugar cuatro veces y Lohrmann se había escapado en 2014 de una cárcel de Bulgaria a través de un túnel.
Lohrmann y los otros cuatro presos que se fugaron de una cárcel en Portugal.La cárcel de Monsanto es un punto interesante de la investigación de la fuga. El 21 de febrero de 2018, hubo un intento de escape allí.
Según algunas reconstrucciones periodísticas, el que la lideró fue Horacio «Potrillo» Maidana (63), mano derecha de Lohrmann y condenado en la misma causa que él y también con pedido de extradición por el caso Schaerer.
El plan, más rudimentario, fracasó: cinco presos hicieron una escalera humana e intentaron trepar uno de los primeros muros perimetrales, pero la pared cedió y terminaron todos aplastados y lastimados.
Horacio «El Potrillo» Maidana, mano derecha de Lohrman intentó escaparse en 2018 de otra cárcel portuguesa.Los medios periodísticos portugueses coinciden en considerar a Monsanto una prisión donde se cumplen regímenes de seguridad máxima, mucho más severa que la de Vale de Deus.
Por eso, luego de la fuga, fue muy criticada la decisión de la jueza del tribunal de Ejecución de Sentencias Paula Da Couto, quien permitió que Lohrmann fuera trasladado el 4 de marzo pasado, pese a los informes penitenciarios que hablaban de la «existencia de un grave peligro de fuga«.
EMJ