El cura Julio César Grassi (68) se hizo popularmente conocido en la década de los ’90 cuando comenzó a ser habitué en programas de televisión. La participación más recordada fue cuando Susana Giménez le preguntó si estaba construyendo “un (hotel) Sheraton” con los fondos que utilizaba gracias a un concurso telefónico y cuyo porcentaje iba a la fundación que Grassi dirigía, “Felices los Niños”.
Pero Susana no fue la única “famosa” que confió en el sacerdote. Otros conductores y actores, como por ejemplo Raúl Portal, levantaban la bandera con la función que cumplía Grassi, quien también también mantuvo vínculos con políticos de turno, muchos de ellos del menemismo.
“Felices los Niños” se fundó en 1993 en William Morris, partido de Hurlingham, junto a la autopista Camino del Buen Ayre. En su época de esplendor, la fundación llegó a tener 52 sedes, alrededor de 400 empleados y asistió a 6.300 chicos en todo el país.
La piedra fundacional la colocó el Estado, de la mano del Gobierno de Carlos Menem. El ex presidente y su entonces ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, le cedieron en comodato al cura un predio de 67 hectáreas que pertenecía al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y le dieron una generosa donación de 5 millones de dólares en 1993.
Todo cambió el 23 de octubre de 2002, cuando el programa Telenoche Investiga reveló en un informe titulado «Con los chicos, no» las denuncias contra el sacerdote por abuso sexual a jóvenes internados en la Fundación Felices los Niños.
El padre Grassi en la obra del hogar Felices Los Niños que levantó con plata que le dieron Menem y Cavallo.La causa había sido iniciada dos años antes en el Juzgado de Menores N° 3 de Morón por una carta anónima que aseguraba que Grassi vivía en pareja con un menor de edad. La denuncia dormía en los cajones. Hasta que “Gabriel” habló y contó cómo fue abusado por Grassi en su oficina de la fundación cuando tenía 13 años.
Grassi quedó imputado por el delito de abuso sexual en perjuicio de varios chicos bajo su custodia. Ese mismo año la Justicia le prohibió seguir viviendo en la fundación, por lo que el cura alquiló una quinta de 7.200 metros que pagó con dinero destinado a la fundación.
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Video: Testimonio de Gabriel – 2002
Pero esa no fue la primera denuncia contra el sacerdote, quien aun no fue desplazado de la Iglesia. En 1991 fue denunciado en la ciudad de Mercedes, pero la Justicia archivó la causa. El juez que intervino fue Julio Cámpora, a quien Grassi calificaba como «nuestro juez de menores”.
Cinco años después, Grassi abusó de uno de los denunciantes y, en 1998, fue denunciado por abusar a otro niño en la fundación. En el 2000 sumó otra denuncia por atacar sexualmente a un chico en la sede de Felices Los Niños de El Calafate, Santa Cruz.
Luego del informe televisivo, la suerte de Grassi fue otra. Se inició una causa que derivó en un juicio oral en 2008, después de lograr demorarlo durante años gracias a una defensa poderosa que logró apartar al juez y al fiscal de la causa. Entre los abogados que lo representaban estaban el ex fiscal Luis Moreno Ocampo, el ex juez federal Julio Virgolini, Jorge Sandro –que había sido abogado de Gregorio Ríos, jefe de seguridad de Alfredo Yabrán–, y Miguel Ángel Pierri.
Carlos Ruckauf, Domingo Cavallo, Julio César Grassi y Aníbal Ibarra en una cena a beneficio de Felices Los Niños. Foto Archivo DyNPor el otro lado, el por entonces joven abogado Juan Pablo Gallego representó legalmente a «Gabriel» por pedido de Estela de Carlotto, que presidía el Comité de los Derechos del Niño.
La Justicia condenó a Grassi recién en 2009 por dos hechos de abuso sexual infantil agravado y uno de corrupción de menores, aunque en el mismo fallo lo absolvió de otros 15 delitos contra la integridad sexual, que consideraron no se pudieron probar.
A pesar de estar condenado, no fue a la cárcel hasta 2013, cuando la Suprema Corte bonaerense ratificó la pena y se ordenó su detención. En 2014, Grassi volvió a ser noticia esta vez no por abusar de menores de edad, sino por desviar donaciones otorgadas a la fundación hacia el penal N° 41 de Campana, donde está preso.
El cura pedófilo llegó a compartir pabellón con otros presos «famosos» como el ex boxeador Rodrigo «La Hiena» Barrios, detenido por violencia de género y el femicida Fernando Farré, condenado a perpetua por matar a su esposa Claudia Schaefer en 2015 en el Martindale Country Club, en Pilar.
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Video: Grassi va preso – 2013
En tanto, en 2016 fue condenado a dos años de prisión por el delito de «peculado», es decir, por haber pagado con dinero de la Fundación Felices los Niños el alquiler de una casa quinta aledaña a ese hogar para chicos judicializados.
La causa fue iniciada por el dueño de la propiedad, Alberto Mirenda, por falta de pago de los alquileres acordados y a poco la investigación determinó que estos se hacían detrayendo fondos.
Durante su condena, el sacerdote estudió Derecho y se recibió de abogado. Ahora se autodefendió en una audiencia en la cual se rechazó su libertad anticipada para mudarse a un country en José C. Paz, en la zona oeste del Conurbano, a una propiedad que propuso su hermano, Julio José Grassi.
Grassi recién fue preso en 2013.Según la condena, el cura cumpliría su pena el 30 de mayo de 2028. En principio, por el ya derogado beneficio denominado «2×1» podría haber salido el 7 de agosto de 2026, pero en 2022 la Cámara de Apelaciones de Morón decidió computarle esos años por eso su condena se amplió dos años más.
La Iglesia Católica nunca echó a Grassi del clero. El Vaticano dispuso una investigación sobre las denuncias en su contra, se realizó un informe pero nunca tomaron una decisión definitiva sobre su situación.
Ante esa pasividad, ahora, manifestó que se dedicaría a realizar misas y a «ser sacerdote» y abogado de los «pobres». Tendrá que ser desde la cárcel.
MG – EMJ