La Alasita, una celebración ancestral aymara caracterizada por la compra de réplicas en miniaturas de los bienes anhelados que se esperan obtener durante el año, se realiza anualmente en honor al Ekeko, dios de la abundancia, y en la ciudad boliviana de La Paz se prolonga durante tres semanas.
«Alasita significa cómprame y esta celebración es en homenaje al Ekeko que es el dios de la abundancia. Todos los que vienen aquí a comprar sus artesanías en miniatura tienen que comprar con fe, con mucha fe», indicó a Télam Felipa Quispe, una de las organizadoras.
«Después de comprar, por ejemplo, un autito en miniatura, tienen que tener toda la fe y la fuerza de trabajar también, que es lo que acompaña a que se cumplan los deseos», añadió.
Este año, el evento contó con la participación del padre Mario Micelli, de la parroquia de San Juan Diego y María Guadalupe, del porteño barrio de Villa Lugano, quien contó: «Terminó siendo una fiesta grande, ya que, por lo general, las festividades comienzan el 24 de enero y el fin de semana siguiente es el cierre, denominado ‘día de remate’ y se juntó todo».
«Yo, como sacerdote católico, en una realidad latinoamericana que tanto nos une, vengo a acompañar y a bendecir a todo aquel que quiera ser bendecido, con el agua bendita que es el signo en este día de tanto calor, y que nos trae esa linda frescura, pero quiere ser obviamente bendición del corazón», agregó.
«Hace siete años que estoy en el barrio de Lugano y especialmente, desde que estoy acá, voy conociendo cada vez más a la comunidad y a la cultura de Bolivia. Tengo el regalo de la comunidad que es un santo muy propio de ellos, del norte de Bolivia, traído de allá», relató.
Los pueblos indígenas se habían levantado contra las reformas fiscales borbónicas que puso en vigor el rey Carlos III, durante la segunda mitad del siglo XVIII. Posteriormente, el 18 de mayo de 1781, en la Plaza de Armas del Cusco, Túpac Amaru II fue descuartizado a hachazos, luego de un intento fallido de desmembrarlo usando la fuerza de cuatro caballos.
Felipa Quispe relató: «El alcalde gobernador de La Paz, Segurola, tenía una empleada llamada Celestina que había tenido la previsión de guardar comida seca del altiplano en pequeñas bolsitas colgando de un Ekeko, que multiplicaba lo que le dejaban y siempre había comida», contó.
«Entonces empezaron a adorar el Ekeko, incluso los españoles, que al principio no creían, empezaron a homenajearlo porque los había salvado del hambre con su charque, quinua y trigo», agregó.
«La gastronomía principal es el plato paceño, que es el plato tradicional de la fecha 24 de enero, día del Ekeko, y consiste en bife ancho con choclo, haba y queso», detalló Mariel Canaza, que coordinó las tareas de algunos de los puestos de comida.
A su vez, agradeció la participación de la gente: «Hay mucha más gente que el año pasado. He visto bastante gente que no era creyente y la veo ahora comprando y participando con nuestras creencias».
Entre las diversas miniaturas se ofrecieron réplicas de títulos universitarios, títulos de propiedad para talleres, casas y comercios, así como miniaturas de terrenos, autos, ladrillos, escaleras, martillos, y paquetes con múltiples productos alimenticios de consumo cotidiano.
También hubo estatuillas del Ekeko «que hay que hacerle fumar, ofrendarles caramelos y darles de beber licores o vinos cada martes y viernes», explicó otro puestero.
Una de las asistentes al evento contó: «El año pasado compré una miniatura de título universitario y logré meter todas las materias. Este año espero recibirme de arquitecta».
Otra mujer subió al escenario para compartir con toda la gente su experiencia: «El año pasado compré un autito en miniatura, y hace unas semanas pude comprarme mi auto de verdad, y por eso de las casualidades el auto es del mismo color del autito en miniatura».
La celebración en este espacio verde del barrio porteño de Villa Soldati es coorganizada por la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural porteña, a través de la Dirección General de Colectividades, y BA Celebra, desde donde se acompaña a la colectividad boliviana en este evento tradicional.