Cristian Ritondo, líder del bloque PRO en la Cámara Baja, aspira a este cargo, mientras que el nombre del peronista Florencio Randazzo ha cobrado fuerza en los últimos días. Entre rumores y tensiones que también afectarán la relación entre el partido amarillo y los libertarios, la decisión calienta el ambiente en el parlamento.
Quien presida el lugar en la Cámara de Diputados también cumple un rol trascendental: ser el tercer lugar en la línea de sucesión presidencial, después de la Vicepresidente, y sus funciones están detalladas en el reglamento de la Cámara. Estas responsabilidades van desde convocar a los diputados al recinto, abrir y dirigir las sesiones, presentar los presupuestos de sueldos y gastos, hasta nombrar a los empleados parlamentarios y supervisar el cumplimiento del reglamento.
Sin embargo, su papel más destacado suele ser la negociación con los distintos bloques para asegurar que las sesiones se lleven a cabo y que las leyes reflejen lo más posible la voluntad del gobierno. Además, su elección se realiza por mayoría.
Es por ello que el presidente de la Cámara suele caracterizarse por ser un perfil «dialoguista» o «transversal». En el pasado, esta figura fue desempeñada por Emilio Monzó durante la presidencia de Mauricio Macri y por Sergio Massa en la primera mitad del gobierno del Frente de Todos, sucedido por su aliada parlamentaria, Cecilia Moreau.
Dado que Milei comenzará su mandato el 10 de diciembre en minoría en ambas cámaras y deberá negociar para aprobar todas las leyes necesarias, no solo proyectos que puedan requerir mayorías cualificadas, el líder libertario es consciente de esta situación y ha enviado señales en ese sentido antes y después de su victoria en el balotaje.
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