Hace siete años, una competición atlética universitaria en Idaho provocó un flechazo entre dos deportistas que optarán a la gloria en París 2024. Tara David-Woodhall lo hará en los Juegos Olímpicos y su marido Hunter Woodhall lo hará en los Paralímpicos.
La historia de Hunter es una vida de sufrimiento y superación que comenzó cuando nació con hemimelia peronea o fibular (ausencia congénita o acortamiento del peroné), lo que suele derivar en la amputación de ambas piernas. Y eso fue lo que sucedió con el de Georgia cuando tan solo tenía 11 meses.
Su minusvalía y una serie de circunstancias motivaron que fuese escolarizado en su casa hasta los 11 años. Tras varios años con piernas protésicas, finalmente optó por las ‘cuchillas’ para poder correr y poco a poco se fue ganando un nombre en el atletismo paralímpico tal y como relatan ‘usparatf’ y ‘theknot’.
Cuando conoció a Tara en una competición universitaria en febrero de 2017, Hunter ya se había colgado una plata en 200 metros (T44) y un bronce en 400 en la misma categoría en los Paralímpicos de Río 2016. «Tengo que casarme con ella,» repetía Hunter. Apenas cuatro meses después iniciaron su relación
Esa historia de amor siguió adelante mientras ambos se ayudaban en sus entrenamientos para afianzarse en una elite a la que la californiana ya llamaba a sus puertas desde que en 2015 se proclamó campeona mundial juvenil en Cali en longitud y se colgó dos oros (longitud y 4×100 metros) en los Panamericanos Junior.
Los Juegos de Tokio fueron muy especiales, ya que ambos formaron parte del equipo de Estados Unidos. Tara llegaba con unos espectaculares 7,04 metros con los que fue segunda en los Trials, pero en la final se quedó en 6,84 metros y acabó sexta mientras reinaba la alemana Mihambo (7,00). Semanas después, Hunter añadió otra medalla a su palmarés paralímpico con el bronce en 400 metros (T62).
Justo después de los Paralímpicos de Tokio, Tara y Hunter se casaron en un viaje a México. «Tú me has enseñado el verdadero significado de la vida y quiero pasar todos mis días contigo», publicó la atleta en sus redes sociales. Por cierto, que ambos tienen 25 años y tan solo se llevan tres meses y tres días.
Juntos cada vez que las competiciones se lo permiten, Hunter Woodhall asistió a la plata en longitud de su esposa en 2023 en los Mundiales de Budapest y al oro el pasado invierno en los Mundiales bajo techo de Glasgow con 7,07 metros, por delante de su compatriota Nichols y de la valenciana Fátima Diame.
Ese éxito le llegó apenas cuatro meses después de una sanción por un positivo de cannabis, una sustancia aceptada en casi todo su país que ya dejó a Sha’Carri Richardson sin Juegos en 2021. Este martes en París ha logrado la clasificación para la final de salto de longitud por la vía rápida gracias a su segundo salto de 6,90 metros y luchará por su primera medalla olímpica con la segunda mejor marca del año (7,18).
Con dos platas este año en los Mundiales Paralímpicos de Kobe (100 T64 y 400 T62), Hunter Woodwall se impuso el 20 de julio en 400 metros en los Trials de Estados Unidos con una sensacional marca (46,09) que lo habría dejado muy cerca del astro germano Johannes Floors en Tokio (45.85 con 45.78 como récord mundial). También venció en 100 metros (T62) con unos asombrosos 10.78 (ayudado por +3,5 m/s de viento).
Por segunda vez en su vida y por primera vez como marido y mujer, Hunter y Tara compartirán experiencia olímpica, primero la californiana en el salto de longitud de los Juegos Olímpicos y después el para-atleta criado en Utah en 100 y en 400 metros en los Paralímpicos.