Crecieron los contagios y los síntomas pueden confundirse con otros cuadros. Infectólogos consultados por TN recomiendan el uso de barbijo en transporte público y lugares cerrados. Y destacan la importancia de aplicarse las dosis de refuerzo de la vacuna.
09 de enero 2024, 19:26hs
Desde la segunda mitad de diciembre, el crecimiento de los casos de COVID-19 en la Argentina enciende alarmas entre infectólogos y otros profesionales del área. Después de un tiempo, y con el espejo de lo que ocurre en Europa y en otros lugares del mundo, vuelven las recomendaciones para evitar tensiones en el sistema de salud.
“Es una situación de casos en ascenso. Se detectaron más de 200 en todo el país durante la última semana y hubo cuatro fallecidos. Son datos relativos, porque no se está haciendo un diagnóstico exhaustivo. Es decir, se los detecta cuando hay varios síntomas compatibles que requieren asistencia médica o casos que demandan internación”, plantea Mario Lozano, virólogo e investigador del CONICET, en el inicio de la conversación con TN.
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Hasta mediados del mes pasado el promedio semanal de casos diarios era de 84, por lo que ya se registró de manera oficial un crecimiento mayor al 150% en los primeros días del año.
Un mensaje de Mario Fitz Maurice, cardiólogo y jefe de Arritmias del Hospital Rivadavia, trazó un panorama actual en los centros de salud. “¡Saliendo del hospital! Hagan lo que quieran. Simplemente aviso que la cantidad de pacientes con COVID-19 es importante. Si pueden, en ambientes cerrados y de mucha gente USEN DE NUEVO BARBIJO!”, escribió el médico en X, y la publicación se viralizó en pocas horas.
“Simplemente quise compartir algo que vemos quienes atendemos pacientes todos los días. Hay un aumento importante en la cantidad de casos. No solo los que se testean, sino los que muestran compatibilidad desde los síntomas”, explica Fitz Maurice, y aclara: “Vemos que hay gente que cree que los síntomas de resfrío, tos, dolor de cabeza y alguna línea de fiebre lo adjudican al aire acondicionado. Y está claro que no es así”.
El aumento de casos reportados en los primeros días de 2023 se registra sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires (de 7 a 17 casos diarios), la Provincia de Buenos Aires (de 15 a 34 positivos cada 24 horas), Tucumán (de 21 a 97), Chaco (de 3 a 11) y Jujuy (de 3 a 23), y es vinculado por los especialistas a la aparición de subvariante JN.1, que está causando una ola a nivel mundial y de la que ya se conocen registros en el territorio nacional.
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Más allá de matices en los diferentes enfoques, en algo coincide el grueso de los expertos: El COVID-19 sigue entre nosotros y se manifiesta a través de la aparición de nuevas variantes y linajes capaces de eludir la respuesta inmune que proveen las vacunas, así como en la capacidad de seguir provocando enfermedades severas y, por ende, internaciones.
“Debemos volver a tomar conciencia del lavado de manos y tratar de usar barbijo en lugares cerrados, con mucha gente y poca circulación de aire. El COVID-19 vino para quedarse. Siempre debemos tenerlo en cuenta”, subraya Lozano.
Y profundiza: “Muchos de los pacientes con síntomas dan negativo para COVID-19, lo cual quiere decir que hay otras enfermedades respiratorias dando vueltas. Es para tener en cuenta, porque en el verano europeo hubo un escenario similar y ahora, en invierno, en varios países -en España, por ejemplo- está colapsando la ocupación de camas en hospitales. Ya no se trata solo de COVID-19, sino de un cóctel de enfermedades respiratorias”.
La referencia es hacia la Tripledemia, una combinación entre el virus SARS-CoV-2, el de la gripe y el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), asociado a la ola de bronquiolitis en niños menores de 2 años en España. En ese país, según registros oficiales, las tasas de positividad crecieron en forma exponencial: de 532 a 908 casos por cada 100 mil habitantes.
“Aprendimos que la calidad del aire que compartimos con otras personas es esencial para evitar la distribución de enfermedades respiratorias. Es muy importante mantener los ambientes comunes ventilados con control de cambio de aire. Una opción es utilizar los aparatitos que miden la concentración de dióxido de carbono en el aire”.
“Es una situación de observación y de alerta. En el invierno, la situación se puede complicar, como está ocurriendo en Europa”, plantea a TN Jorge Geffner, inmunólogo e investigador del CONICET. “Aumentan los casos y aumentan las internaciones. Es evidente que estamos en una ola que será menor porque gran parte de la población está vacunada, que ya se infectó e incluso cursó el virus en más de una ocasión”, sigue, y menciona que, tanto en España como en Alemania, el aumento de casos de COVID-19 y de Influenza hizo que volviera el uso del barbijo en lugares cerrados”.
Quiénes deben vacunarse
Mario Cámera, médico clínico (MN 51.995) del Hospital Italiano, menciona: “Estamos en una etapa de endemia. El virus ya está en el ecosistema. No solo no se fue nunca, sino que ya cumple cinco años y siempre emerge a través de nuevas variantes”.
Y continúa: “Estamos en una especie de disrupción ecológica: todos los ciclos virales que veníamos analizando hasta 2019 cambiaron. Los virus modificaron su comportamiento y a veces les escapan a las vacunas. Por eso, siempre es necesario colocarse los refuerzos”.
Según datos oficiales, sobre un total de 116.704.298 de aplicaciones suministradas hasta el 8 de enero, en la Argentina hay 38.098.719 personas que completaron el esquema inicial de vacunación, provisto de dos dosis. Los números disminuyen notoriamente si de refuerzos se trata: 34.242.186 tienen tres dosis colocadas, y apenas 3.172.578 se dieron cuatro dosis de la vacuna contra el COVID-19.
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“Estamos muy atrasados en ese sentido y no hay una campaña oficial que alerte sobre la necesidad de aplicarse esos refuerzos. En cuanto a personas con comorbilidades o mayores de 65 años, se recomienda volver a usar barbijo en transporte público y lugares cerrados. Por lo demás, mantener una adecuada ventilación de ambientes. El tríptico de siempre”, recomienda Geffner.
Y concluye: “Para personas con inmunodeficiencias, comorbilidades o mayores de 65 años, lo aconsejable es una dosis de refuerzo cada seis meses. Para el conjunto de la población, es una dosis por año. Hay mucha gente que ya no va a los vacunatorios y eso también ayuda a que haya más casos y, por ende, más internaciones”.