“Se está hablando de un piso del 20% o 21%, y de un techo del 30%”, confirmó el dueño de una entidad de medicina privada sobre los aumentos que aplicarán las prepagas en las cuotas de febrero, plus que recaerá sobre los montos que ya habían recibido una inyección de al menos el 40% en enero. La información, que algunos afiliados empezaron a conocer este miércoles aunque la mayoría se enterará formalmente la semana que viene, implica, tomando como media el 25% extra de febrero, una suba del 75% en comparación a los cuotas correspondientes a diciembre.
El polémico mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que el Presidente Javier Milei anunció el 20 de diciembre -pero que rige desde el viernes 29- dispuso cambios importantes para las prepagas y obras sociales. Uno central le da luz verde a las entidades para aumentar las cuotas a su gusto, sin autorización oficial.
Según pudo confirmar Clarín, una de las prepagas que ya notificó un aumento del 24% es Medicus. La mayoría de las empresas estaban terminando de definir los números finos del porcentaje y los comunicarán la semana que viene, a fin de cumplir el plazo estipulado de notificación.
Como cada compañía tiene libertad para subir sus precios sin mayor trámite, podría sonar aventurado afirmar que el alza de febrero será del 25%, promedio «unánime». Sin embargo, hay que remarcar que por ahora priman los acuerdos en el sector y un respeto mutuo por el consenso, más allá de las diferencias internas que cualquiera que tome contacto diario con las principales fuentes podrá percibir.
Entonces, aunque cada entidad tenga su propia estructura de costos y los precios estén desregulados (siempre y cuando el Congreso o la Justicia no echen para atrás el DNU, tema sensible, si se toman en cuenta los amparos que empezaron a interponerse), priman -por ahora- los lineamientos generales. Es un poco para mantener orden en esta potencialmente caótica etapa de liberalización de precios, pero también para incursionar en una competencia “justa”, terreno que a las prepagas les es bastante novedoso.
La idea de un “caos” que busca evitarse se alínea bien con una expresión que usó este jueves una de las fuentes consultadas. Dirige una prepaga y habló de un “Big Bang”. Un Big Bang que ocurre en un contexto de “competencia mucho más violenta”.
“En estas horas hay muchas negociaciones. Surgió un Big Bang de propuestas y planes más baratos. Propuestas que se popularizaron como planes low cost, ante la necesidad de retener la cartera todo lo posible”, contó.
Este movimiento (llamados de afiliados preocupados por los aumentos, que piden planes más baratos o, dictamente, la baja de la entidad) fue confirmado por otras dos empresas.
Los pedidos de baja no fueron masivos, dicen, pero superaron la media. “La gente llama para bajarse pero escucha propuestas y expresa no querer abandonar la prepaga. Es pronto para medirlo, pero ocurre”, agregó la fuente consultada.
Prepagas y afiliados, en un tira y afloje histórico
Acordar cierto rango de aumentos (para febrero, se dijo, entre el 20% y el 30%) también ayuda a las entidades a negociar mejor con los prestadores, actores con los honorarios depreciados, que por estas horas reclaman aumentos lógicos para su actividad. Hablamos de médicos y centros de diagnóstico, sanatorios y clínicas, entre otros.
Justamente este miércoles, luego de que Clarín informara la incertidumbre que tenían muchos prestadores en este sentido, una entidad muy importante dio a conocer, vía comunicación oficial, alzas en los honorarios de los médicos, de entre el 40% y el 50% según el tipo de actividad. A algunos, esas cifras les generaron tranquilidad. A otros, ironía disconforme: “Sí, dan 50%… para cobrar en mayo”.
En los zapatos de las prepagas uno tampoco se sentiría cómodo. Hace años (pero en particular desde 2023) vienen denunciando con fuerza tener que atar con alambre un sistema de salud quebrado, con costos imposibles de afrontar, dados los magros aumentos de cuota autorizados por el Gobierno anterior.
Hablamos de los medicamentos y otros insumos, que representan más del 35% del gasto de las entidades. Se trata de un rubro que tuvo alzas descomunales. Entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023, 148,2%. Entre diciembre de 2020 y noviembre de 2023, nada menos que 893%.
A eso se suma la propia inflación, que no fue acompañada por las cuotas (reclaman las prepagas) y, desde ya, el gasto en recursos humanos, tanto los médicos como el resto de los proveedores. La última, admiten con vergüenza ciertas fuentes de las propias entidades, fue la variable de ajuste.
El desconcierto de los afiliados a las prepagas
Al usuario del sistema privado de salud todo ese embrollo le toca en la forma de antipáticas notificaciones de aumento bajo la puerta, solicitudes de “copagos” ilegales, dificultades para pedir turnos y cartillas de médicos enflaquecidas.
Son las mismas personas que a fines de diciembre supieron que en enero tendrían que afrontar un 40% adicional en sus planes, si no querían caerse del sistema, y que ahora deben tragar el -aproximado- 25% para febrero, confirmaron tres compañías, punto más, punto menos.
Una de esas personas es un periodista que atraviesa una dura enfermedad. Está muy conforme con la atención que recibe. Desea (y necesita) a toda costa sostenerla. Pero al momento de recibir la notificación, no pudo evitar la ironía: “Otra fresquita del día de hoy: mi cuota se va a $ 317.000. Ahora sí trabajo para ellos. Cobro el sueldo y se los deposito directamente”.
AS