En una entrevista con Télam, Patricia Zapata repasó cómo fue su lucha a lo largo de los 13 años que llevó esta causa compleja, en la que el ahora condenado había sido sobreseído en cinco oportunidades por el juzgado que investigaba el homicidio y que solo gracias a las constantes apelaciones de la querella y la fiscalía y a un fallo de la Cámara del Crimen, se logró llegar a un juicio.
El debate comenzó el 11 de septiembre y culminó el miércoles pasado cuando el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 29 porteño, en un fallo unánime, decidió, tal como plantearon los abogados de la familia y el fiscal de juicio, condenar a Amador (36) a la pena máxima del Código Penal como autor de un «homicidio agravado por ensañamiento y alevosía», y, además, su inmediata detención, ya que había llegado al juicio en libertad.
Hasta que haya cupo en alguna cárcel del Servicio Penitenciario Federal, Amador cumple sus primeros días como condenado en la Comisaría Vecinal 2B de la Policía de la Ciudad, ubicada en el barrio de Recoleta, mientras se espera que recién el 21 de febrero próximo los jueces Hugo Navarro, Juan María Ramos Padilla y Rodolfo Broerner, den a conocer los fundamentos de la sentencia.
– A 13 años del crimen de Marianela y con tantos vaivenes judiciales que tuvo la causa, ¿tenía esperanzas en que se iba a hacer justicia?
-Después de 13 años de idas y vueltas, realmente muchas veces perdíamos las fuerzas, pero sabíamos que esta muerte no podía quedar impune. Creo que hoy volvimos a creer en la Justicia, tardó, pero por fin llegó.
– Tanto la familia como yo estábamos convencidos de que Amador era el culpable de este femicidio y se pudo demostrar en este juicio con la pericia de la data de muerte y también con los testigos que realmente aportaron mucha información.
-¿Cómo transitó la etapa del juicio oral? ¿Se enteró de alguna situación que desconocía?
-A medida que avanzó el juicio nos enteramos de muchos más hechos de violencia de género sufridos por mi hija, de situaciones, de peleas que nosotros desconocíamos. Nos impactó mucho la carta que ‘Marian’ le había escrito a Amador y que se la mandó por mail con copia a la mejor amiga, Martina. No sabíamos de su existencia y fue un momento que nos dolió. (Nota del redactor – La víctima le decía al ahora condenado: «La magia se acabó. No supiste cuidarme», «creo que me dejaste una marca adentro, un gran rasguño, una sensación de vacío», «lamento que no hayas podido sacar lo mejor que tenía de mí (…) Mi cabeza no soporta más, no sé si podrás entenderme»).
A lo largo del debate fuimos escuchando a testigos que nunca habían declarado en la causa y aportaron nuevos datos. El hecho de que estuvieran presentes es fundamental porque no es lo mismo leerlos en papel a que estén presentes en la audiencia, para ver sus emociones y que aporten todo lo que ellos recordaban en el momento. Eso fue fundamental.
– Lograr una condena en el juicio oral es un gran paso, pero aún no es un fallo firme. ¿Qué espera para la siguiente etapa?
-Logramos esta condena y estamos preparados para lo que sea. A Amador lo condenaron por unanimidad los tres jueces. Creemos que la Justicia realmente abrió los ojos ante toda la abrumadora información que fueron recibiendo. Nunca bajamos los brazos y nunca los bajaremos. Estamos preparados si es que ellos apelan, que están en todo su derecho, y nosotros estaremos acá, preparados.
– Primero un agradecimiento infinito a los doctores Esteban Galli y María de la Paz Herrera y por su intermedio al Programa Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delito de la Defensoría General de la Nación que ellos representan y que está a cargo de Pablo Rovatti. Al fiscal de juicio Sandro Abraldes y a su equipo que hizo un trabajo extraordinario.
A la fiscal de instrucción Marcela Sánchez que impulsó la causa desde cero y siempre estuvo convencida de que Amador había matado a ‘Marian’. Por su puesto a todos los amigos y conocidos de Marianela que testificaron y los que no testificaron pero estaban pendientes de este juicio. Sin ellos, no hubiésemos llegado hasta acá. A toda la familia, tanto la mía como la de Eduardo, el papá de ‘Marian’, a mi hermano, a la pareja de mi hijo Matías, que estuvieron incondicionales con nosotros. A todas las personas de Tierra del Fuego y de otros lugares del país que nunca olvidaron a Marianela. Muchas veces los comentarios que hacían personas desconocidas hicieron que continuara adelante con esta larga lucha. Y por supuesto a todos los medios de comunicación del país que nunca nos abandonaron.
– El homicidio de Marianela pudo haber quedado prescripto e impune ¿Qué le diría a otras mamás que aún no encuentran Justicia y están pasando por lo mismo?
– Ante semejante crimen, como fue el de mi hija, creo que no hay que bajar los brazos nunca, no hay que decaer. Hay que seguir luchando para que nuestro ser querido pueda descansar en paz. Muchas veces se cierran muchas puertas y uno no sabe para dónde correr, pero no hay que bajar los brazos.
Creo que ahora la gente enferma que se acerca a nuestros seres queridos, nuestras hijas, sobrinas, amigas, hoy día es más fácil detectarlos porque se habla mucho más sobre violencia de género. Que estén atentas las madres y toda la gente que esté cerca de mujeres jóvenes y vulnerables.
-¿Qué le diría a Marianela?
– A ‘Marian’ ¿qué le puedo decir? Estoy segura que ella lo sabe, porque sentí que ella estuvo dando vueltas por acá, en las audiencias. Creo que cumplimos nuestra promesa que fue que la persona que tanto la dañó, que tanto dolor le causó y que la asesinó hoy está tras las rejas. Nuestro amor hacia ella está intacto y siempre estará entre nosotros. Extrañamos su sonrisa, pero sabemos que donde esté hoy, debe estar bailando y riendo. Siempre será mi chiquita, siempre la voy a recordar, siempre la tengo presente y sé que toda la familia nunca la va a olvidar.
Cómo fue el crimen
Marianela Rago Zapata tenía 19 años, era oriunda de la ciudad fueguina de Río Grande, pero vivía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires porque estudiaba periodismo en el ETER, cuando el 28 de junio de 2010 fue hallada asesinada en el departamento 7mo. «A» que alquilaba en la calle Tucumán 2080, en Balvanera.
Su hermano Matías fue quien descubrió el crimen, ya que estaba preocupado porque el día anterior Marianela no había asistido a ver con amigos el partido en el que el seleccionado argentino le ganó al de México por 3 a 1, por los octavos de final del Mundial de Sudáfrica 2010.
La estudiante yacía en el piso del living y, según la autopsia, murió degollada y quien la asesinó le aplicó además 23 puñaladas con una cuchilla que desapareció del cajón de la cocina de la casa.
El asesino también se llevó un juego de llaves, dos celulares, una notebook, un reproductor de MP3, otro de DVD y una cámara de fotos.
La madrugada del domingo 27 de junio de 2010, Marianela había organizado en su casa una «previa» a la que sus amigos del sur fueron a jugar a las cartas antes de ir a un boliche, «El Barvaro», en ese momento ubicado en Cabrera y Anchorena de Palermo, donde la vieron por última vez en horas de la mañana.
Su exnovio, Francisco Amador, un técnico informático también oriundo de Tierra del Fuego pero que también vivía en CABA, se transformó en sospechoso cuando el círculo de la víctima contó una serie de episodios de maltrato del pasado.
Además, en el momento en el que el hermano de Marianela llegó al edificio, se encontró con el propio Amador abajo, tocando el portero eléctrico.
En base a prueba indiciaria y antecedentes de violencia y maltrato que hubo en la pareja, la fiscal de instrucción Marcela Sánchez logró su detención, le allanaron la casa, le secuestraron ropas y siempre se declaró inocente.
En su indagatoria, reconoció que el 24 de junio pasó la noche junto a Marianela en el departamento de la calle Tucumán, ya que se seguían frecuentando, pero que la madrugada del 27 había salido con otra chica, coartada ratificada por testigos y que le permitió ser liberado en pocos días.
Entre 2013 y 2018, la jueza de instrucción Karina Zucconi sobreseyó a Amador en cinco oportunidades al creer que no había pruebas para incriminarlo y que en el departamento de la víctima se hallaron rastros del posible asesino -algunos ADN, una huella en una lata de gaseosa y una pisada- que fueron cotejados con él y otros sospechosos, y en todos los casos el resultado fue negativo.
Pero la fiscal Sánchez apeló una y otra vez y finalmente, en 2018, la Sala VI de la Cámara del Crimen procesó a Amador en forma directa en base a una nueva data de muerte, al pasado violento del acusado y a lesiones que presentaba y podrían haber sido producidas por la víctima en su defensa.
Si bien el acusado mantuvo su coartada para la madrugada y la mañana del 27, los camaristas sostuvieron en su fallo que «se desconoce de manera certera qué hizo y dónde estaba Amador en la franja horaria del día en el que aconteció el evento».
También remarcaron que en la casa de Amador se hallaron recién lavados una remera y un pantalón de corderoy con una pequeña mancha de sangre en un bolsillo -su análisis no arrojó resultados- y que se le secuestraron dos cuchillos que podrían ser compatibles con el arma homicida.
El primer día del juicio, el 11 de septiembre pasado, Amador volvió a declarar ante Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 29 porteño y dijo: “Soy inocente, señores, no he cometido el crimen del que se me acusa. No soy culpable del crimen del que se me acusa”.
Si bien se espera que recién el 21 de febrero se conozcan los fundamentos, en su alegato, el fiscal de juicio Sandro Abraldes trazó una nueva línea de tiempo en la que marcó una franja horaria en la que, después de su cita, Amador pudo haber ido a encontrarse con Marianela, cometido el crimen y regresado a su casa pasadas las 7 cuando lo vio el portero de su edificio.
“La fiscalía invita al tribunal a ponerse los anteojos de una perspectiva de género. La persona que asesinó a Marianela dejó un mensaje. La primera parte de este mensaje está en el cuerpo de Marianela. Sintió enojo, furia y celos; eso dicen las 23 puñaladas y el degüello que sufrió la víctima”, dijo el fiscal Abraldes al alegar.
Las claves de la condena
Los abogados que patrocinaron a los padres de Marianela Rago Zapata en el juicio que culminó el miércoles con la condena a prisión perpetua de su exnovio por su femicidio ocurrido en 2010 en el barrio porteño de Balvanera, consideraron al “patrón de comportamiento celotípico del acusado”, a la nueva relación de pareja que había iniciado la víctima, y unas lesiones que presentaba el imputado, como los elementos clave del veredicto.
Se trata de Esteban Galli y María de la Paz Herrera, del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico para Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación (DGN) a cargo de Pablo Rovatti, quienes emitieron hoy un comunicado luego de asistir en el juicio a Eduardo Rago y Patricia Zapata, padres de la víctima.
“Durante las más de diez audiencias públicas celebradas, pudo reconstruirse todo el contexto de la relación previa de pareja que existía entre la víctima y el acusado y, en particular, más de quince testigos afirmaron que Marianela era víctima de distintas formas de violencia de género con componentes simbólicos, psicológicos y físicos”, señalan los abogados.
A su vez, sostuvieron que “pudo probarse que la violencia de género había sido progresiva y que había escalado” y que “la joven estaba expuesta a numerosos factores de riesgo de sufrir un femicidio, sobre todo porque ella había cortado el vínculo con el agresor y había iniciado una nueva relación afectiva”.
“Esto fue el disparador del ataque contra su vida”, concluyeron Galli y Herrera, tal como lo dijeron en su alegato.
Sobre la valoración probatoria, la querella sostuvo que “no sólo se acreditó el vínculo previo atravesado por violencia de género, sino que además pudo probarse el patrón de comportamiento celopático del autor, el conocimiento efectivo que éste tuvo de la nueva relación que iniciaba la joven, y la existencia de otros factores característicos de los femicidios íntimos; en particular: el lugar de ocurrencia de estos hechos, el uso de armas de fácil alcance en el ámbito doméstico, la extrema virulencia de ataque expresado en la multiplicidad, y la naturaleza, entidad y gravedad de las lesiones que presentaba el cuerpo de la mujer”.
“A esto se sumó la verificación de que el imputado, al momento de su detención (dos días después del crimen), presentaba lesiones compatibles con una mecánica defensiva producidas por la víctima”, agregaron los abogados.
Por último, mencionaron que “durante el allanamiento de la vivienda de Amador se secuestraron ropas especialmente lavadas, de las que se pudieron comprobar manchas de sangre y tomar muestras de fibras que, al ser peritadas por físicos forenses del Instituto Balseiro y comparadas con la alfombra donde se encontró el cuerpo de la víctima, mostraron una compatibilidad en cuanto a diámetro, tamaño y morfología”.
“Estas pruebas, puestas en el contexto del caso mediante un análisis integral, concatenado y global, robusteció la autoría material del hecho en cabeza de Francisco Amador”, finaliza el comunicado.
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