“¿Kamala quién?”, se preguntan estos días las redes sociales chinas. Para el Partido Demócrata, la renuncia de Joe Biden da algunas esperanzas en las inminentes elecciones presidenciales de Estados Unidos. Kamala Harris, su previsible relevo, ha puesto de acuerdo a republicanos e internautas chinos: vencerá Donald Trump sin bajar del autobús. El 80% de las 12.000 respuestas en una encuesta de Weibo, una red social similar a Twitter, le daban como ganador, según un diario shanghainés.
Ni siquiera el exotismo suele motivar el interés de los chinos por unas elecciones democráticas. Los últimos acontecimientos, sin embargo, han llamado su atención: primero el atentado con la icónica fotografía de Trump con la oreja sangrando y después la rendición del presidente. La etiqueta “La salida de Biden” ha recibido más de 60 millones de visitas en Weibo y sus cuatro trending topics principales de hoy aluden a ella. El pronosticado veredicto es que faltará emoción. “Ya está decidido, lo que queda es solo teatro”, anticipa un usuario. El Partido Democrático es para algunos como Wu Dalang, un personaje de la literatura clásica, envenenado primero y asfixiado después con la almohada por su esposa adúltera: con Biden o Harris, su destino está ya escrito.
No ha disfrutado Harris de ninguna portada en China. Por Pekín han desfilado Antony Blinken, Janet Yellen o John Kerry pero nunca la pisó la vicepresidenta durante su mandato, ni siquiera durante aquella romería de dirigentes para calmar la tormenta después de que Estados Unidos derribara un globo chino presuntamente espía. Apenas coincidió durante unos minutos con el presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre de la APEC (Cooperación Económica del Asia Pacífico) en Tailandia en 2022. En las redes chinas solo han llamado la atención sus vídeos con estruendosas risas y que su marido dejara su despacho de abogados para apoyar su carrera política, lo que catalizó un breve pero animado debate sobre el atraso chino en cuestiones de género. Tampoco importa demasiado que Estados Unidos pueda ser dirigido por primera vez por alguien con antepasados asiáticos y, en cualquier caso, nadie espera que sus raíces atenúen la asentada hostilidad en Washington.
No se ha extendido Harris sobre la gran rivalidad de nuestro tiempo y descartan giros de guion los analistas. “Su política hacia China durante las elecciones no variará de la del Partido Demócrata. A corto plazo es improbable que desarrolle una estrategia excesivamente fijada en China”, opina Tang Xiaoyang, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Tsinghua, en el diario Guangzhou Daily.
Falta de experiencia y logros
A Harris le achacan su falta de experiencia, unos logros mejorables y las dudas sobre su liderazgo. “Echando la mirada atrás, su desempeño como vicepresidenta no ha sido especialmente impresionante ni ha conseguido resultados satisfactorios”, juzga Sun Chenghao, experto del Centro para la Seguridad y Estrategia de la misma Universidad, en el medio ‘Thepaper’. “Como mujer con raíces de una minoría, Harris disfruta de un importante simbolismo en cuestiones como el género y las etnias. Pero como candidata tiene ciertos defectos, lo que explica que muchos analistas no sean muy optimistas sobre sus posibilidades”, continúa.
El relevo, en cualquier caso, era imprescindible tras el calamitoso debate de Biden y su salud quebradiza, juzgan los expertos chinos. “Los demócratas optaron por la decisión más racional y pragmática. Llegó un poco tarde, pero era la decisión correcta”, sostiene Li Haidong, profesor de la Universidad de Asuntos Exteriores de China, en el diario Global Times.