El sol se apagaba lentamente detrás de los árboles de la plaza frente a la Escuela Secundaria N° 63 de Bosques Norte en Florencio Varela. El aire estaba cargado de tristeza. Una multitud de familiares, amigos y vecinos se reunió con velas encendidas y globos blancos en mano. Cada paso hacia el centro del homenaje era un recordatorio del vacío que dejaron Josué (14) y Paloma (16). Una semana después del doble crimen que conmocionó a la comunidad, el dolor seguía siendo insoportable.
José Salvatierra, el padre de Josué, sostenía una vela temblorosa entre sus dedos. Sus ojos enrojecidos hablaban por él. Intentó decir algo, pero las palabras se quebraron en su garganta. “No quiero hablar… cuando pase un poco, voy a hablar. Yo no te voy a mentir, estoy destrozado, los dos lo estamos. Con mi hijo éramos muy compañeros, esto me lastima y me duele. No tengo mi celular, mi pibe lo tenía ese día”, dice a Clarín.
Andrea Escobar, cuñada de José, explicaba entre lágrimas que la familia había buscado refugio en la casa de su hermana en Dante Ardigó. “Es la primera vez que nos pasa algo así. Estamos muy dolidos. De la causa, no sabemos nada. Esto nos destrozó como familia y no sabemos cómo seguir“, explica.
Los allegados comenzaban a llegar con más velas y más globos. Respecto a la falta de unión de ambas familias en la búsqueda de Justicia un familiar cercano lanzó un comentario contundente: “No nos gusta lo que hace el hombre (el papá de Paloma). Hace circo. Por eso nos alejamos”.
Los amigos de Josué estaban devastados. “Éramos muy cercanos, pero él estaba más con Paloma y no queríamos molestar. Aun así, nos tratábamos como hermanos. Éramos ocho amigos inseparables”, expresan. El recuerdo de aquellos días de risas y complicidad se hacía insoportable y juntos comenzaron a llorar.
Los docentes de la Escuela Secundaria N° 63 también se hicieron presentes. “Paloma era una chica muy callada, Josué era más charlatán”, recordaban con tristeza. Una profesora con más de tres décadas en la institución admitió conmovida: “En 34 años que trabajo acá, es la primera vez que pasa algo así”.
En medio de la plaza, la mamá de Josué no dejaba de mirar la foto de su hijo. Su llanto, profundo y desgarrador, estremecía a todos. El padre, en silencio, acompañaba su dolor. Un amigo de Josué, de su misma edad, tomó la iniciativa y alzó la voz: “Por siempre en nuestros corazones van a estar los chicos de Bosques Norte”. Y, con esas palabras, la multitud soltó los globos al cielo, seguido de un aplauso que resonó como un grito de justicia.
El reclamo por el caso que todavía no tiene responsables identificados ni detenidos era unánime. “Las autoridades tienen que poner más empeño en la investigación. Acá hay muchas cosas que no se aclaran. Vecinos, tenemos que estar unidos para saber qué les pasó a los angelitos. No es solo venir a soltar un globito, es moverse y pedir Justicia. Todo pacífico, justicia por ellos dos”, reclamó un vecino con voz firme.
Entre el dolor y el llanto, los amigos de Josué intentaban asimilar la ausencia definitiva. “No vamos a poder jugar más un partido, no nos vamos a ver más en la calle ni en el colegio”, sollozaba uno de ellos, mientras se aferraba a su madre. Una niña, con lágrimas en los ojos, repetía desconsolada: “Necesito que esté en el colegio”.
Pero el homenaje se vio empañado por un momento de tensión. La llegada de los padres de Paloma cambió el ambiente. Omar, su padre, se acercó con un palo selfie y comenzó a grabar la escena donde los papás de Josué lloraban desconsolados. La reacción fue inmediata. “¡Respetá nuestro dolor, no filmes!”, gritó un vecino indignado. Otro chico, sin contener su bronca, le reprochó: “¡Se te murió tu hija, cómo vas a filmar cómo lloran!”.
El silencio volvió a apoderarse de la plaza. Las familias de Josué y Paloma no se cruzaron palabras. Mientras los padres de Josué se retiraban en medio del desconsuelo, los de Paloma se quedaron en la plaza, distantes. Y la mayoría de los vecinos se retiraron.
La tarde cayó sobre Bosques Norte, pero la herida seguía abierta. El pedido de Justicia quedó flotando en el aire, como los globos que momentos antes habían ascendido al cielo, llevando consigo el recuerdo de Josué y Paloma.
MG