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15 noviembre, 2024

El tamaño sí importa: el hallazgo que hicieron sobre qué perros se enferman más y viven menos

Como en las personas, la edad en los perros está asociada al riesgo de muchas enfermedades. Y el tamaño de los canes es un factor importante dentro de ese riesgo. Es bien sabido que los de mayor porte viven menos que los falderos.

Pero los patrones de tamaño son mucho más complejos que eso para la ciencia.

Mientras que los perros chicos tienden a vivir más, en ellos algunas enfermedades son más prevalentes.

Por eso un trabajo de la Universidad de Washington en base a más de de 27 mil perros de Estados Unidos, que se acaba de publicar en la revista Plos One, buscó cuantificar cómo el patrón histórico de las enfermedades perrunas varía según el espectro del tamaño, el peso y la edad.

Todavía con incertidumbres, algunos hallazgos permiten rasguñar en conceptos claros sobre por qué los chiquititos viven más que los grandotes.

Los perros grandes se enferman más

Se analizaron datos que las propias personas fueron aportando sobre el historial de enfermedades de sus mascotas (mayoría son cruza, pero representaron 238 razas), inscriptas como voluntarias en el Dog Aging Project, el ambicioso proyecto en curso a través del que un consorcio de veterinarios y científicos investigan la longevidad perruna, para «aminorar los efectos de la edad en perros y personas».

Este grupo de expertos apuntó a entender cómo el tamaño corporal, medido por el peso, se asocia con la prevalencia de por vida de una enfermedad reportada, y su patrón a lo largo de la edad para varias categorías de enfermedades.

«Encontramos asociaciones significativamente positivas entre el tamaño del perro y la prevalencia de por vida de enfermedades de la piel, los huesos, gastrointestinales, en oídos/nariz/garganta, el cáncer, las neurológicas, endocrinológicas e infecciosas», detalla el artículo de investigación firmado por Yunbi Nam y Michelle White, junto a otros expertos.

En tanto, los perros más pequeños tenían más probabilidades de haber tenido enfermedades oculares, cardíacas, hepáticas/páncreas y respiratorias. Los antecedentes de enfermedad renal/urinaria no difirieron significativamente entre perros más grandes y más pequeños.

«También encontramos que la asociación entre la edad y la prevalencia de enfermedades a lo largo de la vida variaba según el tamaño del perro para muchas afecciones», describen.

¿Hay diferencia entre machos y hembras, si los perros son de raza o cruza y la zona geográfica de residencia de esas mascotas? El informe aclara que esas variables no aportaron «gran diferencia» en todas las categorías de enfermedades estudiadas.

Los resultados se mantuvieron incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta estadísticamente el sexo de los perros, el lugar donde vivían y si eran de raza pura o mixta.

«Nuestros resultados concuerdan con la vida reducida en perros más grandes para la mayoría de las categorías de enfermedades y sugieren posibles vías para una mayor investigación», refuerzan.

Aunque los investigadores señalan que este estudio no confirma ninguna relación causal entre el tamaño, la edad y la enfermedad del perro, aporta un análisis de datos sobre el tema inédito hasta ahora.

La clave es que estos resultado podrían ayudar a lograr, explican, «una comprensión más profunda de los tipos de afecciones que pueden ser la causa de la menor esperanza de vida de los perros más grandes».

Por ejemplo, dentro de las categorías de enfermedades exploradas, investigaciones futuras podrían centrarse en los patrones de edad y tamaño asociados con condiciones específicas.

Longevidad y metabolismo perruno

«Desde hace mucho tiempo es sabido que los perros de mayor porte son los que menos longevidad tienen. Como también se sabe que los de raza, en general, mueren antes que los mestizos, algo que es lógico: los de raza, por la consanguinidad (las cruzas entre sí) heredan muchas más enfermedades», explica a Clarín Nélida Gómez, exvicedecana de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA.

Para Gómez, la clave de ahondar en estas verdade conocidas es la cuestión del metabolismo perruno. «A mayor tamaño metabólico, menor vida en los perros», insiste.

Los perros chicos tienen muchos atributos inherentes que son únicos. Además de la obvia diferencia de su tamaño, los pequeños, por ejemplo, tienen una mayor tasa metabólica basal (que indica la cantidad de calorías que necesitan sus cuerpos para realizar las funciones metabólicas).

El Dog Aging Project, a través de análisis de la sangre extraida de los perros inscriptos, apunta a ver estas diferencias a nivel molecular. Desde cómo un perro chico maneja sus niveles de insulina respecto a uno grande, hasta las diferencias en la densidad ósea en cada tamaño.

Además de buscar marcadores en la sangre, la saliva y la orina, el equipo de este proyecto examina los marcadores epigenéticos: los grupos químicos que se adhieren al ADN y controlan cómo los genes producen proteínas (en perros o personas).

Estos patrones parecen cambiar a lo largo de la vida, y se han desarrollado «relojes de envejecimiento» para estimar la edad biológica de un organismo a partir de esa información.

Sin extrapolar el estudio a lo que pasa con los canes en Argentina, Carina Passeri, especialista del Servicio de Enfermedades Respiratorias de la Facultad de Veterinaria de la UBA, explica a Clarín que el metabolismo es clave en la mayor longevidad de los más chicos.

Pero aclara que la brecha en años vividos según el tamaño de los perros se está achicando.

«Por el aumento de la tecnología, de las técnicas veterinarias, pudimos avanzar en todas las enfermedades, lo que hace que los perros grandes tengan una mayor calidad de vida y un mejor progreso en años en vida», explica.

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