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24 septiembre, 2024

El monstruo de Amstetten, la chica del sótano y un cautiverio de 24 años que conmovió al mundo

La historia transcurrió en Austria entre la década de 1980 y los primeros años del siglo XXI. Un encierro impune a la vista de muchos y siete hijos-nietos de un hombre que violaba sistemáticamente a su hija desde los 11 años.

Ricardo Canaletti

14 de diciembre 2023, 05:45hs

Elizabeth Fritzl

Elizabeth Fritzl, la chica del sótano

Elizabeth Fritzl tenía 18 años cuando desapareció el 28 de agosto de 1984. La denuncia se hizo de inmediato en la Policía de Amstetten, Austria. Su mamá, Rosemarie, fue a la Policía con la desesperación propia de una madre angustiada. El papá de Elizabeth, Josef, también se mostraba desconcertado por la ausencia de su hija. Dijo que ella había hablado en un momento de la posibilidad de unirse a una secta religiosa. ¡Quién sabe… A lo mejor a ella le lavaron el cerebro!

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El tiempo pasaba y no había noticias de Elizabeth hasta que llegó a la casa una carta afirmando que se había cansado de la vida con su familia y que había huido. Rosemarie no podía creer que su adorada hija los abandonara, pero Josef la convenció (también lo hizo con los policías) de que Elizabeth había decidido ingresar a una secta. Su madre, finalmente, aceptó lo que su marido le planteaba como un hecho irremediable y a la pobre mujer la ganó la resignación.

La casa en Amstetten, Austria, donde Josef Fritzl encarceló a su hija Elisabeth Fritzl en una prisión subterránea.

La casa en Amstetten, Austria, donde Josef Fritzl encarceló a su hija Elisabeth Fritzl en una prisión subterránea.

El sótano de los Fritzl

Los Fritzl vivían en una casa de dos plantas. Alquilaban el piso superior a una familia con muy buenos antecedentes. Elizabeth, no obstante, no estaba lejos. Apenas a seis metros de distancia de Rosemarie y de Josef.

Aquél 28 de agosto, Josef le pidió a Elizabeth que lo ayudara a colocar la nueva puerta del sótano, un sitio que acababa de reacondicionar. La chica sostenía la puerta mientras su padre se encargaba de las bisagras. Una vez colocada, Josef forzó a su hija a entrar en el sótano, la tenía tomada desde atrás y la durmió con una toalla empapada en éter.

Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten.

Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten.

La pared azulejada del sótano será lo único que Elizabeth vería durante los siguientes 24 años. La versión de su padre de que su hija se había unido a una congregación religiosa se había impuesto y con el tiempo, la investigación policial sobre su paradero se enfrió y, en poco tiempo, el mundo se olvidó de Elizabeth Fritzl.

Josef bajaba cada mañana a las nueve de la mañana al sótano para hacer los planos de las máquinas que vendía. De vez en cuando, pasaba la noche, pero su esposa no se preocupaba: su marido era un hombre trabajador y estaba completamente dedicado a su carrera, creía.

Elizabeth recibía la visita de su padre en el sótano casi todos los días

Como mínimo, Josef estaba con su hija tres veces a la semana. Josef la obligaba a ver películas pornográficas y luego la violaba, reiterando los abusos que había iniciado cuando Elizabeth tenía apenas 11 años. Transcurridos dos años de su cautiverio, la chica quedó embarazada, aunque abortó a las 10 semanas de embarazo. Sin embargo, dos años más tarde volvió a quedar embarazada, pero esta vez llegó a término. En agosto de 1988, nació una beba que llamó Kerstin. Dos años más tarde nació otro bebé, un niño al quien le puso Stefan.

Un sector del sotano que Fritzl construyò para recluir a su hija.

Un sector del sotano que Fritzl construyò para recluir a su hija.

Para ocultar a Rosemarie y justificar a los hijos que había tenido con su propia hija, a Josef Fritzl se le ocurrió decir que había descubierto a los pequeños en arbustos cercanos de la casa o directamente en la puerta, o sea que los habían abandonado justo en su casa. En cada ocasión, envolvían al niño cuidadosamente y colocaba una nota supuestamente escrita por Elizabeth en la cual afirmaba que no podía hacerse cargo del bebé y que lo dejaba al cuidado de sus abuelos. Sorprendentemente, los servicios sociales creyeron esta mentira de Josef y permitieron que la familia los conservara. Rosemarie, una mujer negada, nunca sospechó.

24 años de cautiverio

No se sabe cuánto tiempo Josef Fritzl pensaba mantener cautiva a su hija en su sótano. Se había salido con la suya durante 24 años y, por lo que se sabría con el tiempo, iba a continuar durante otros 24. Sin embargo, en 2008, Kerstin, ya de 19 años, enfermó y Elisabeth le rogó a su padre que le permitiera recibir atención médica. Había caído rápida y gravemente enferma y Elizabeth estaba fuera de sí. De mala gana, Josef accedió a llevarla a un hospital. Sacó a Kerstin del sótano y llamó a una ambulancia, alegando que tenía una nota de la madre de Kerstin explicando su estado.

En este lugar, fue el encierro de Elizabeth.

En este lugar, fue el encierro de Elizabeth.

Durante una semana, la policía interrogó a Kerstin y pidió al público información sobre su familia. Naturalmente, nadie se presentó porque no había familia de quien hablar. Al final, la policía empezó a sospechar de Josef y reabrió la investigación sobre la desaparición de Elizabeth. Comenzaron a leer las cartas que supuestamente Elizabeth había dejado a los Fritzl y vieron inconsistencias en ellas.

Si todavía no recibís las historias de Ricardo Canaletti en tu email,

suscribite acáQuizás el mundo nunca sepa si Josef Fritzl finalmente sintió la presión o cambió de opinión respecto del cautiverio de su hija, pero el 26 de abril de 2008 liberó a Elisabeth del sótano por primera vez en 24 años. Inmediatamente ella fue al hospital para ver a su hija Kderstin. Los médicos alertaron a la Policía sobre su sospechosa aparición.

La chica del sótano

Ese mismo día la detuvieron para interrogarla sobre la enfermedad de su hija y la historia de su padre. Después de pedirle a la Policía que le asegurase que nunca más volvería a ver a su padre, Elisabeth Fritzl contó la historia de sus 24 años de prisión. Se refería a Josef como “él” porque cuando lo nombraba, comenzaba a temblar. Al fin se revelaría la historia de “la chica del sótano”.

Otra vista del sótano del terror.

Otra vista del sótano del terror.

Explicó que su padre la mantuvo cautiva y que tuvo siete hijos producto de las relaciones forzadas a las que la sometió, de los cuales uno de ellos murió poco después de nacer por causas que ella desconoció. Esa noche, la policía arrestó a Josef Fritzl, que la prensa bautizó desde entonces como “El Monstruo de Amstetten”.

Tras la detención, los niños que se encontraban en el sótano también fueron liberados y Rosemarie Fritzl huyó de la casa. Al parecer, ella no sabía nada de lo que ocurrió bajo sus pies y Josef confirmó que su esposa jamás se dio cuenta de nada. Los inquilinos del apartamento del primer piso de la casa Fritzl tampoco se enteraron de lo que estaba sucediendo debajo de ellos, ya que Josef explicaba que los ruidos que a veces se escuchaban desde el sótano eran debidos a una tubería defectuosa y a una calefacción ruidosa.

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Josef Friztl fue condenado a reclusión perpetua e internado en un psiquiátrico. Actualmente, Elisabeth Fritzl, “la chica del sótano”, vive bajo una nueva identidad en un pueblo secreto de Austria conocido sólo como “Village X”. La casa está bajo vigilancia constante y la policía patrulla cada rincón. Está junto a sus seis hijos/hermanos. El Estado austriaco les dio una vivienda y les pasa una pensión mensual de alrededor de 4.000 euros. Aunque ahora tiene cincuenta y siete años, la última foto que se le tomó fue cuando tenía solo 16 años.

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