El Chelsea es desde hace días carne de memes. Su autobús aparece dibujado con el tamaño de un tren. Su banquillo ocupa toda una banda del campo. Los entrenamientos están tan superpoblados que resulta imposible pasarse un balón. Una risa. No está clara cuál es la estrategia de los propietarios, pero lo que se sabe es que no paran de fichar futbolistas. Ahora mismo, con la Premier encendiendo motores, la plantilla del conjunto londinense es una multitud, con 55 jugadores bajo contrato. Bastante ingobernable.
El Chelsea, que abre la temporada el domingo en Stamford Bridge ante el Manchester City de Pep Guardiola (17.30h), suma nueve incorporaciones este verano. La última, la más costosa, el extremo portugués Pedro Neto, por 63 millones de euros. El gasto supera los 230 por ahora.
Y no ha acabado: quizá aterriza João Félix. O quizá Oshimen. ¿Qué entrenador puede conjuntar un equipo así de amplio y con tanta cara nueva? La imposible tarea corresponde a Enzo Maresca, el exasistente de Guardiola fichado del Ipswich Town, club recién ascendido del que acaba de hacerse accionista Ed Sheeran, por cierto. Maresca sustituye a Mauricio Pochettino.
Desde que en 2022 fue adquirido por el fondo de inversión norteamericano Clearlake Capital, el club, bajo la dirección de Behdad Eghbali y Todd Boehly, ha desembolsado unos 1.750 millones de euros en nuevos jugadores, mucho más que ningún otro club de la Premier.
La política parece ser hacerse con talento joven al que poder revender tarde o temprano. Por el momento, la media de los futbolistas comprados este verano es de 21 años y con contratos largos, para facilitar la amortización.
La sensación que desprende Stamford Bridge es de caos. Y los interrogantes sobre cómo va a atender las reglas del ‘fair play’ financiero abundan. Desde el cambio de propietario han llegado 28 jugadores. De modo que no son memes, sino informaciones, que cuentan que el vestuario está tan a tope que algunos jugadores se tienen que cambiar por los pasillos.
La entidad londinense está obligada a vender. Y a ceder a tantos como pueda. Para cumplir con las normas de sostenibilidad que impone la Premier y para no dejar a jugadores sin inscribir. Hay un límite de 25 y 8 de ellos tienen que haber estado al menos 3 cursos en la academia de un club inglés. A esos 25 se puede agregar cualquier jugador de menos de 21 años. Por ahí puede salvarse Marc Guiu, el exazulgrana de 18 años comprado por 6 millones.
Por ahora ha ingresado unos 90 millones en ventas y se calcula que puede llegar pronto a doblar esa cifra con los traspasos de Connor Gallagher y Trevor Challobah. Pero queda mucho por vaciar en el armario ‘blue’, en el que cuelgan 8 porteros, 7 laterales, 8 centrales, 15 centrocampistas, 9 extremos y 7 delanteros centros. Demasiado tentador para los fabricantes de memes.
El Chelsea es el contraste de una Premier contenida en el mercado ante la vigilancia acentuada sobre el cumplimiento de las normas financieras. El curso pasado hubo sanciones al Everton y el Nottingham. Esta temporada se espera la resolución de la investigación al Manchester City sobre el que penden 115 cargos correspondientes al periodo 2009-2018.
Puede ser absuelto, pero también se le pueden restar puntos, quitar títulos o incluso descender. Todo está sobre la mesa contra el club que con Guardiola ha dominado y ha transformado el fútbol inglés. Tras cuatro Premiers consecutivas, el técnico catalán entra en su último año de contrato. ¿Le espera la selección inglesa? Ya se verá. De momento, el domingo visita al Chelsea de los fichajes infinitos. El honor de abrir la nueva campaña corresponde este viernes noche al Manchester United y al Fulham.
