Vienen de Nápoles a España para robar relojes de lujo. Son grupos conocidos como paranza en su país. Solo roban piezas de coleccionista, valoradas en un mínimo de 30.000 euros, y lo hacen siempre con una planificación cuidadosa, un rápido golpe de muñeca sobre la víctima y una fuga vertiginosa, casi siempre en moto. Cada grupo de ladrones napolitanos, cada paranza, tiene además una estructura de colaboradores, en la que cada vez participan más mujeres.
Las ojeadoras
Algunas de ellas son las spinners, las ojeadoras que se encargan de elegir a las potenciales víctimas observando a los candidatos en hoteles, restaurantes y chiringuitos playeros de lujo. Otras hacen de mulas, son las encargadas de sacar de España los relojes robados.
Antes lo hacían simplemente llevando puesto en su muñeca uno de esos Rolex o Patek Phillippe y cogiendo un avión hacia Italia. Pero para que el viaje salga más rentable y puedan llevar más piezas en cada vuelo, algunas se meten esos relojes dentro de su vagina.
La mujer napolitana llevaba un Rolex en su muñeca y otros tres en la vagina cuando fue detenida en el aeropuerto de Madrid. El reloj de la muñeca era falso. Los otros tres eran auténticos y habían sido robados días antes en Madrid
Es el caso de Dora, una mujer napolitana de 43 años que fue detenida por la Policía Nacional cuando iba a coger un avión con destino a su país. La investigación del Grupo de Robos de la UDEV Central y el grupo Cronos de la Policía permitió interceptarla en las instalaciones del aeropuerto de Barajas-Adolfo Suárez antes de que saliera de España.
Cuando fue detenida, Dora llevaba un reloj en su muñeca, un Rolex. Cuando la registraron, los agentes comprobaron que llevaba otros tres relojes más, otros tres Rolex, pero dentro de su cuerpo, en su vagina.
Esos relojes recuperados eran un Rolex Dateday de color dorado, un Rolex Sky Dweller-Everose Gold y un tercer Rolex, modelo Daytona. Los tres, valorados en más de cien mil euros, habían sido robados a sus dueños en Madrid los días anteriores. Uno en la calle Cuesta de Sagrados Corazones, otro en la calle Beatriz de Bobadilla y el último, el 22 de marzo, en la calle José Ortega y Gasset.
Los destripadores
La mujer, que no tenía antecedentes penales en España, llevaba también en su maleta varias prendas de ropa de hombre, posiblemente utilizadas por los destripadores (como llaman los napolitanos a los ladrones de relojes), teléfonos móviles utilizados en los robos y dos equipos de transmisión que los ladrones llevan en sus cascos de motocicleta para coordinar sus golpes.
Con ayuda de la Squadra Mobile de Nápoles, los policías investigaron su vida y siguieron su rastro también en redes sociales. Allí encontraron varias imágenes de ella disfrutando de la vida, especialmente en lugares de playa. También algunas de las frases que ella misma había escrito y en las que resume su filosofía de vida y también cómo se ve a sí misma: «Solo queda lejos aquello que no nos interesa alcanzar», «Que la vida me perdone las veces que no la viví» y «Delicada pero poderosa».
Dora no ha contado nada de quienes le habían dado esos tres relojes de lujo robados. No delató a los integrantes de su paranza. Eso sí, dijo, y era cierto, que el Rolex que llevaba en la muñeca, modelo Oyster Perpetual, con correa de caucho de color negra y esfera de color negra y dorado era falso, no valía nada.