La noche del 24 de julio de 2008, un televisor casi termina estrellado en plena avenida Juan B. Justo, en el barrio de Villa General Mitre, pegado a La Paternal.
Por esas horas los noticieros repetían todos los detalles de un doble crimen ocurrido en el estacionamiento del shopping Unicenter, de Martínez. Las víctimas eran dos colombianos y la escena olía a venganza narco.
Cuentan que esa noche Víctor Hugo Ovejero Olmedo estaba haciendo café en la máquina de su lavadero de autos (La Cazona), en Juan B. Justo 5400, cuando vio la noticia. Se dio vuelta y le preguntó a su hermano de la vida, Daniel «El Zurdo» Moreyra : «¿Qué pasó Zurdo? Vos estabas ahí con los colombianos«. La respuesta no lo tranquilizó «Quedate tranquilo, Pelado, vos no tuviste nada que ver, cuando menos sepas mejor«.
Fue entonces cuando Ovejero vio que afuera estaba estacionada una moto que tenía las mismas características que la que hablaban en las noticias. De pura bronca, arrancó el televisor que estaba colgado en el sector abierto de fumadores y lo revoleó por el aire. El aparato rebotó en una pequeña pared y terminó en la vereda.
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Piden pena de prisión perpetua para los cinco acusados que llegaron al juicio oral y público por los homicidios de John Quintero Gartner y Héctor Duque Ceballos, ocurridos el 24 de julio de 2008, que expusieron la acción de los sicarios en la Argentina.
Ese sería el principio del fin de una amistad entre «El Zurdo» y «El Pelado» que los había llevado a robar joyerías en España y a todo tipo de negocios blancos, negros y grises.
Hace seis años, el 24 de agosto de 2018, Moreyra y Ovejero Olmedo fueron condenados a prisión perpetua por los homicidios de los colombianos Jorge Alexander Quintero Gartner (36) y Héctor Edilson Duque Ceballos (35), alias «Monoteto».
Este último era un capo narco y el segundo, su guardaespaldas. En la causa nunca se logró ir más allá de Moreyra y Ovejero Olmedo. Ni siquiera se pudo encontrar a Julián Andrés Jiménez Jaramillo, el tercer colombiano que fue el entregador y al que se le permitió volver a su país.
La condena, dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de San Martín, está firme. Sin embargo, a Ovejero Olmedo -a quien Clarín entrevistó en exclusiva en el Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza- le queda una carta más para jugar: aportar nueva prueba para lograr una revisión de la sentencia.
Por eso aceptó hablar del caso Unicenter. Aunque con limitaciones. En parte, porque no se pueden romper ciertos códigos y, en parte, porque teme por la vida de su esposa y sus hijos.
La entrevista en el penal de Ezeiza
A Víctor Hugo Ovejero Olmedo (42) lo conocen por el apodo de «Pelado San Cristóbal«. Le dicen así porque siempre se rapó y porque se crió en el barrio porteño de San Cristóbal, donde su madre manejaba una distribuidora de artículos de limpieza que llegó a atender a unos 40 consorcios. Fue a varios colegios privados de la zona, pero lo echaron de todos por mala conducta.
«El Pelado» Ovejero Olmedo está preso en Ezeiza. Foto: Alejandro BarEn la cárcel retomó la primaria y actualmente está haciendo cursos de computación. «Acá hay que entretener la cabeza«, cuenta. Ocupa la celda 28 del Pabellón C de la Unidad Residencial III del Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza. La entrevista se concretó en una de las aulas que los presos usan para estudiar.
-¿Qué pasó ese 24 de julio de 2008?
-Yo no estuve en el Unicenter, pero sí en los alrededores. Yo me estaba yendo a una agencia a ver un auto que iba a comprar y me llamó El Zurdo. Me dice: ‘Pela, necesito que te vengas para el lado del Unicenter’. Le digo ‘escuchame, estoy viendo un auto’. ‘No, necesito que te vengas para el Unicenter’, repite. Lo sentí raro, con la voz rara. Todo esto lo hablábamos por Nextel.
-¿Estabas solo?
-No, estaba con Martín Magallanes (empresario farmacéutico que fue absuelto en el juicio) y Gastón Albanese, que era el amigo que manejaba La Cazona. Ellos me llevaron a mi casa, ahí agarré el auto y me encaminé para Unicenter. El Zurdo me seguía llamando, preguntando cuánto me faltaba para llegar. Me dijo que fuera a una Esso que estaba enfrente al shopping. Yo fui y me estacioné ahí, pero nunca vino ni nunca bajé del auto. Finalmente me llamó y me dijo que volviera para Capital, que nos encontrábamos en el lavadero. Lo re puteé porque me hizo ir al pedo. Después me enteré que él había estado en el Unicenter con los colombianos que eran sus amigos, no los muertos, otros que eran amigos del Zurdo.
-¿A esos colombianos lo conocías?
-Los vi una sola vez. Unos meses antes de Unicenter. Teníamos una agencia a dos o tres cuadras del lavadero. Vinieron y no me cayeron bien, los vi muy sobradores y en esa época para sobrador estaba yo. Así que agarré mis cosas y me fui. A la agencia los llevó el Zurdo, él me los presentó porque querían comparar autos. El Zurdo les vendía relojes de lujo, carísimos, pero ellos tenían la plata. Yo los vi esa vez que vinieron a la agencia y nunca más.
Ovejero Olmedo, durante el juicio en el que fue condenado.-¿Cuántos eran?
-Eran cuatro o cinco. Había uno flaquito, había uno que le decían Chimba como dijo el Zurdo en el juicio oral. Toda gente grande, muy bien vestida, con ropa de afuera.
-Siempre se dijo que en el grupo ese, que es el de Unicenter, estaba Hector Jairo Saldarriaga Perdomo (39), «Mojarro», un jefe de sicarios al que mataron en Marcelo T. de Alvear al 1200, en abril de 2012.
-Ese Mojarro al que mataron en Barrio Norte a mí me pareció verlo ese día que te cuento que fueron a la agencia. Para mí era él, quería comprar un auto… te lo podría negar, pero yo ya me ‘pegué la vuelta’ ( expresión tumbera que quiere decir algo así como «lo que hice mal ya lo pagué»).
-¿Qué pasó en el estacionamiento del Unicenter?
-Es el día de hoy que no lo sé. Me encantaría que se lo preguntes al Zurdo y también que le preguntes por qué no cuenta la verdad, como me prometió que iba a hacer en el juicio oral.
La imagen previa al doble crimen.-Te condenaron a prisión perpetua por un doble crimen en el que asegurás que no participaste. ¿Nunca le preguntaste a Moreyra qué pasó?
-Mil veces le pregunté. Esa noche cuando vi las noticias le dije: ‘Zurdo, vos estabas ahí con los con los colombianos, qué pasó, mirá el bondi que se armó’.
-¿Y qué te dijo?
-‘No te preocupes que no pasa nada’. Hasta cuando pidieron nuestra detención él me decía: ‘No pasa nada, Pela, yo en el juicio te saco, en el juicio te limpio’.
Jorge Daniel Moreyra, alias «El Zurdo», también condenado a perpetua.-A vos te detuvieron dos veces por este caso.
-La primera fueron a mi casa, fue un allanamiento brutal, mi familia nunca quiso volver a ese lugar. Yo en ese momento delinquía, no te voy a mentir. En Europa fui preso por robo a joyerías, no por punguear como dijo Moreyra… yo no soy ningún punga. No voy a decir que fui un angelito. Años después, volvieron a pedir nuestra detención en base a una pericia balística que resultó falsa. Yo me presenté porque nunca tuve nada que ver con Unicenter.
-El Zurdo era como tu hermano ¿no?
-Hasta el momento en el que tenía que decir lo que no sé, era mi hermano, sí. Yo le decía ‘cuando tengas que explicar, explicá qué pasó. La sabés vos si sos inocente o no… a mí me arruinaste la vida’.
Ovejero Olmedo lleva preso ocho años por el caso Unicenter y está enojado. No sólo con Moreyra, sino también con Matías Miret, el copiloto del avión en el que los hermanos Eduardo y Gustavo Juliá llevaron a España casi una tonelada de cocaína en enero 2011.
Miret fue absuelto, pero estuvo un tiempo preso en España y compartió encierro con Ovejero Olmedo. Ya libre, declaró que «El Pelado» se jactaba de haber participado en los crímenes de Unicenter y su testimonio fue tomado en cuenta en el juicio oral.
«En Europa mi robo fue muy resonante, lo de Unicenter no le importaba a nadie. Por qué me iba a jactar de eso. ¿Qué chapa voy a mostrar?», dice Ovejero y sostiene que Miret lo incriminó por una deuda que tenía con él. «Miret cambió tres veces la versión. Mi abogado pidió un careo en el juicio y se puso colorado como un tomate».
-No puedo creer que Moreyra no te contó que pasó.
-Pero no, no me dijo. Le pregunté: ‘¿Los mataste?, ¿los mataron los colombianos?, ¿se agarraron a tiros?’. Él siempre: ‘Vos quedate tranquilo, mientras menos gente sepa mejor’. El día de la sentencia nos tuvieron que sacar separados, yo me lo quería comer vivo. Él ni quería compartir pabellón conmigo porque yo lo volvía loco. Hace años que no hablo con El Zurdo, ni tengo nada que hablar. Ya no tengo nada que hablar con esa persona.
Ovejero dice que va a contestar cualquier pregunta, pero se lo nota contenido.
La escena del doble crimen.-¿Alguna vez te amenazaron por este caso?
-No sabe / No contesta.
-Parecería que sí…
-Hubo amenazas y las enfrenté. Fijate que antes de dar esta nota pasaron muchas cosas, entre otras hubo dos anónimos de que me pensaba fugar, me hicieron la requisa, nada que ver.
«El Pelado» Ovejero Olmedo no quiere olvidarse de nada. Pide un minuto, fuma y vuelve sobre las denuncias previas a la entrevista de que estaba intentando fugarse. Entonces vuelve a ponerse serio: «Acá hay alguien que no quiere que hable«, repite una, dos, tres veces.
EMJ