En el caso de los padres del joven asesinado, Graciela Sosa y Silvino Báez, en este nuevo aniversario encabezarán el próximo jueves a una oración interreligiosa en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para recordar a su hijo, e insistirán además en su pedido para que los jueces de la Sala II de Casación dicten un fallo para que «se haga justicia».
El 18 se realizará además desde las 20 una misa en recuerdo de Báez Sosa en la Parroquia Inmaculada Concepción de Villa Gesell, a cargo del presbítero Pablo Bosisio.
También los condenados aguardan atentos la resolución judicial, y allegados de Máximo Thomsen (24), uno de los sentenciados a perpetua, aseguraron que el joven está «muy preocupado» por «presiones» sobre la justicia.
La madre del estudiante de Derecho asesinado frente al boliche «Le Brique» expresó en recientes posteos en redes sociales la «angustia» que siente mientras aguarda el fallo de los jueces Mario Kohan, Fernando Mancini Hebeca y María Florencia Budiño, y pidió «que no sea que la espera sea para favorecer» a los jóvenes sentenciados.
La misma preocupación fue planteada en el encuentro que tuvieron días atrás con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.
El reclamo de la familia del joven asesinado fue amplificado en distintas intervenciones por el abogado Fernando Burlando, quien encabeza su representación legal, junto a Fabián y Facundo Améndola.
En su cuenta de Instagram, Burlando señaló días atrás que «al dolor, la indignación y la angustia que significará ese recuerdo» a cuatro años, debe agregarse «el miedo a la injusticia».
«Espero que favorezcan a Fernando y que sea lo más rápido posible porque venir con este calvario cuatro años es durísimo. Uno tiene que levantarse todos los días para ir a trabajar para poder subsistir, pero siempre está en la mente que todo puede cambiarSilvino Báez «Nos acorrala ahora el miedo que se genera por los rumores que desde hace unas semanas corren en ciertos ambientes judiciales. Es el miedo a la injusticia. El miedo a que la justicia se vea avasallada. El miedo a ver hecha realidad la peor de las pesadillas que significa ver a los asesinos en libertad», escribió.
Cuestionó en ese sentido la posibilidad de que los condenados por el crimen «sean beneficiados por erróneas interpretaciones de todo lo visto, oído y probado durante el juicio», que se desarrolló en último verano en Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de la ciudad de Dolores.
«Tenemos miedo de la decisión de la justicia que, de ser así, pareciera que han visto otro juicio, evaluado otras pruebas y conocido otra realidad», sostuvo el abogado, y agregó: «Nos aterra la idea de que se cambie la mirada que la justicia tiene sobre el crimen».
«Nos acorrala ahora el miedo que se genera por los rumores que desde hace unas semanas corren en ciertos ambientes judiciales. Es el miedo a la injusticia. El miedo a que la justicia se vea avasallada»Fernando Burlando
Las condenas
Por el crimen de Báez Sosa fueron sentenciados de manera unánime a prisión perpetua Thomsen, Ciro Pertossi (23), Enzo Comelli (23), Matías Benicelli (24) y Luciano Pertossi (22), como coautores del delito de «homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado por dos o más personas y por alevosía en concurso ideal de lesiones leves».
Los jueces María Claudia Castro, Emiliano Lazzari y Christian Rabaia entendieron además que Blas Cinalli (22), Ayrton Viollaz (24) y Lucas Pertossi (24) fueron «partícipes secundarios» del mismo delito y se les aplicó una pena de 15 años de cárcel.
En su apelación ante Casación, tanto Burlando, en calidad de particular damnificado, como los fiscales que intervinieron en el juicio pidieron que la perpetua alcanzara a los ocho.
Los jueces de la Sala II deberán resolver si hacen lugar a esos planteos, o si revisan las penas impuestas por el TOC 1 de Dolores, como pretende el defensor Hugo Tomei, quien desde el inicio de la investigación ha cuestionado la legalidad del proceso.
En una audiencia realizada el último 15 de agosto ante Casación, la defensa insistió en el pedido para que se declare la ilegalidad del procedimiento de imputación de las horas posteriores a la detención de los acusados, y cuestionó la actuación de la fiscal Verónica Zamboni, a cargo de la instrucción del caso, y de los jueces de la Cámara de Apelaciones de Dolores.
Planteó además la presunta violación al principio de congruencia de la sentencia dictada el último 6 de febrero, y pidió que se aplique la figura del «homicidio en riña» para los casos de Thomsen, Comelli, Benicelli, y Luciano y Ciro Pertossi, y la absolución para Cinalli, Viollaz y Lucas Pertossi.
La expectativa por el fallo que debe dictar Casación también ocupa a los condenados, que cumplen su sentencia en la Alcaidía 3 del penal bonaerense de Melchor Romero, en La Plata.
La vida dentro de la cárcel
Los jóvenes continúan con un régimen de aislamiento del resto de los internos para evitar cualquier tipo de agresión, y acompañan una rutina de 21 horas diarias de encierro y tres de patio, con ejercicios físicos de calistenia, y tareas de mantenimiento y en la cocina de la unidad en algunos casos.
Allegados a Thomsen indicaron a Télam que está «terriblemente preocupado» por la presión que pueda ejercerse sobre la Justicia «a nivel político y mediático», especialmente tras la reunión de los padres de Báez Sosa con Bullrich, y que teme que «no la dejen que actúe libremente».
Señalaron a su vez que a casi un año del fallo del TOC 1 de Dolores, ven que el joven está «más observador» y «creció mucho interiormente», y que mantiene una buena relación con el personal penitenciario y con los internos con los que interactúa, igual que al resto de sus compañeros.
Los condenados están alojados en parejas en cuatro celdas, por su régimen horario de encierro no realizan cursos ni estudios, y siguen recibiendo visitas los jueves.
El crimen de Fernando ocurrió la madrugada del 18 de enero del 2020 a la salida del boliche «Le Brique», en pleno centro de Gesell, y quedó filmado por al menos una decena de cámaras de seguridad municipales y de teléfonos celulares de eventuales testigos.
En las imágenes que se viralizaron rápidamente se observa el momento en el que la víctima es atacada a golpes por el grupo de agresores, lo que fue considerado clave para la Justicia para establecer el rol de cada uno de ellos en el hecho.