En el marco de la causa penal seguida contra María Téllez Fajardo, hermana de la orden de las Hermanas Trinitarias, conocida como “Sor Marina”, se llevó a cabo esta semana el debate oral y público en los Tribunales de San Isidro. La fiscalía pidió una pena de 10 años de prisión, mientras que el abogador defensor de la religiosa, Alejandro López Romano, solicitó su absolución.
El Tribunal, que está integrado por los jueces Sebastián Urquiza, Alberto Ortolani y Gonzalo Aquino, luego de analizar los hechos denunciados y las imputaciones, emitirá sentencia el 28 de diciembre próximo.
Sor Marina fue imputada con el delito de abuso sexual reiterado gravemente ultrajante y agravado por haber sido cometido por una persona de culto religioso, encargada de la guarda y aprovechando la situación de convivencia preexistente, en perjuicio de cinco adolescentes. Durante el juicio prestó declaración una de las presuntas víctimas quien, al tiempo de los hechos, tenía entre 15 y 17 años.
En su alegato, el fiscal Sergio Szyldergemenj, solicitó 10 años de prisión y enfatizó su solicitud atento la cantidad de denunciantes.
Por su parte, la querella -que representó a la única denunciante que prestó declaración- pidió 15 años de cárcel para Sor Marina como consecuencia de una multiplicidad de sucesos, que a su criterio reflejaron la gravedad del delito.
López Romano argumentó al tiempo de su alegato que «todas las evidencias emergentes imposibilitan quebrar el principio de inocencia». La defensa criticó además la calificación legal ya que “se heredó de la etapa embrionaria del proceso, al sostener que los hechos no se adecuan a la calificación típica traída a juicio para la figura de abuso del apartado segundo del artículo 119, ya que la misma había sido descartada por la Sala III de la Cámara de Apelaciones en su oportuna intervención ante el agravio oportunamente planteado por la defensa”.
El abogado también remarcó que “ninguna pericia psicológica detectó indicadores o sintomatología de abuso vinculadas a las denuncias”. Incluso señaló las piezas procesales existentes donde se observaban tales conclusiones alcanzadas por la perito interviniente de la justicia, quién además, entre otras cosas, señaló que “no se advierten costos emocionales”.
En el cierre del debate, la acusada se dirigió al Tribunal. Con la voz entrecortada por el llanto, la mujer de 66 años expresó: “Yo he estado pensando mucho a lo largo de este debate. Sé que tengo un carácter fuerte y que por ahí ejercí maltrato -a las menores-. No fue con intención, sino por alta de tino y cuidado, de ver su sensibilidad y sus necesidades en cada momento”.
“Tal vez cometí un error en el trato con ellas”, continuó. “Si es así, lo asumo y pido perdón. Pero yo a partir de haber sido denunciada he pasado demasiadas cosas horribles. Ya he sido castigada”, cerró.
La orden de las Hermanas Trinitarias desarrollan desde el año 1929 en nuestro país una importante labor a través del manejo de hogares para menores adolescentes y jóvenes para quienes deben abandonar su hogar o simplemente, no poseen.