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17 noviembre, 2024

Un lago en África podría explotar en cualquier momento y desatar una enorme y mortal nube de gas

El lago Kivu, en África, es una masa de agua gigante que está tan saturada de dióxido de carbono (CO2) y metano en sus profundidades que podría explotar sin previo aviso. Otros dos lagos africanos tienen una química igualmente mortal: los lagos Nyos y Monoun, en Camerún, que explotaron en los últimos 40 años y mataron a casi 1.800 personas y miles de animales.

Ubicado en la frontera entre Ruanda y la República Democrática del Congo, el lago Kivu es uno de los más grandes de África. 300 kilómetros cúbicos de dióxido de carbono (CO2) y 60 kilómetros cúbicos de metano se acumulan en el fondo del lago, en una peligrosa mezcla que también incluye gas de sulfuro de hidrógeno, presente en las profundidades de la corteza terrestre. Los científicos creen que este cóctel tóxico podría explotar en cualquier momento, poniendo en peligro a una región densamente poblada y a la fauna del lugar.

Una enorme nube de gas

De acuerdo a un artículo publicado en Live Science, el lago Kivu se extiende a ambos lados del límite de la placa tectónica conocida como Rift de África Oriental. En la grieta, la placa de Somalí está a la deriva hacia el este y lejos del resto del continente en la placa de Nubia. Este movimiento conduce a actividad volcánica y sísmica en la región, que a su vez canaliza gases desde el interior de la corteza terrestre a la superficie y hacia las profundidades del lago.

Sergei Katsev, profesor de limnología física y geoquímica en la Universidad de Minnesota Duluth, en Estados Unidos, indicó a National Geographic que el CO2 y el metano que burbujean desde el lecho del lago quedan atrapados y se acumulan en la capa inferior, desde los 260 metros de profundidad y por debajo de ese nivel. Vale aclarar que las explosiones resultantes de una acumulación de gas combustible dentro de un lago se llaman erupciones límnicas. 

Según los especialistas, una explosión en el lago Kivu liberaría una enorme nube de gas, que se elevaría sobre el agua durante días o semanas y eventualmente se liberaría hacia la atmósfera. Si el lago alcanza el 100% de saturación en su capa inferior estallará espontáneamente: según los análisis realizados, actualmente se encuentra en un 60% de saturación.

Fenómenos difíciles de predecir

En el momento del estallido, el lago podría liberar el equivalente al 5% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en solamente un día. El número de muertes por esa explosión podría ser significativo: alrededor de 2 millones de personas viven a orillas del lago Kivu. El contacto con la nube gaseosa provocaría la muerte en un minuto, según los especialistas.

No sería la primera vez que ocurre una catástrofe de este tipo: los lagos Nyos y Monoun, ubicados en Camerún, sufrieron explosiones en los últimos 40 años y provocaron 1.800 muertes de seres humanos, junto al deceso de miles de animales. Aunque los científicos pueden rastrear cuánto gas está atrapado en el lago y, por lo tanto, estimar el riesgo de una explosión, otros factores menos predecibles también podrían desencadenar un estallido. 

Por ejemplo, un terremoto o una intrusión repentina de lava podrían sacudir las capas del lago y causar una erupción, desatando la explosión. Al mismo tiempo, el riesgo también podría provenir de los proyectos para bombear metano del lago con el fin de suministrar energía para alimentar las redes eléctricas de la región, ya que los trabajos podrían perturbar la estructura del lago y desencadenar una catástrofe.

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