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18 noviembre, 2024

Un escape impensado y armas que la Policía no tenía: así actuaba la primera banda motorizada de asaltantes

Había algo de dramática pasión en los golpes, una búsqueda desesperada de reivindicación de los pobres frente a la burguesía que guardaba su dinero en los bancos. Corría 1911 y la Policía francesa se encontró frente a una desventaja inesperada: perseguir a un Rolls Royce con bicicletas y caballos.

Ricardo Canaletti

28 de julio 2024, 05:15hs

Un escape impensado y armas que la Policía no tenía: así actuaba la primera banda de asaltantes motorizada

Un Delaunay-Belleville, usado en varios golpes de la banda.

Una carrera tenebrosa

Los policías de París pedaleaban a más no poder mientras sus colegas a caballo los pasaban al galope. Era una carrera tenebrosa detrás de los ladrones que acababan de robar un banco, sobre todo porque los ladrones les disparaban con fusiles a repetición desde un lujoso Rolls Royce, un armamento que la Policía no tenía y un escape que nadie imaginaba: delincuentes huyendo en automóvil. Jamás se había visto algo igual.

Fue la primera banda en ladrones de bancos motorizada de la historia. Se la conocía como “La Banda Bonnot” o “The Auto Bandits”. También le decían “Les bandes tragiques”, porque había algo de dramática pasión en sus golpes, una búsqueda desesperada de reivindicación de los pobres frente a la burguesía que guardaba su dinero en sus fortificados bancos. Corría 1911.

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Jules Bonnot

Jules Joseph Bonnot era de Pont-de-Roide-Vermondans, una comuna cerca de la frontera con Suiza. Pertenecía a una familia que no siempre tenía para comer. Entre los 14 y los 18 años, fue detenido varias veces por hurtos menores y peleas callejeras hasta que, luego de tres meses en prisión por golpear a un policía, su familia no lo aceptó en casa.

Jules Bonnot.

Jules Bonnot.

Jules encontró refugio en el Ejército y desde el inicio de su carrera militar se dedicó al mantenimiento de vehículos de motor, de los que se enamoró de inmediato. Era el período en el que se lanzaron los primeros coches, hacia fines del siglo XIX. Aprendió mecánica y también a disparar, actividad en la que era bastante bueno, según sus oficiales.

Después de tres años en la milicia, ya en 1901, pidió la baja y ser encontró con la misma pobreza de siempre, pero con algunos conocimientos que aprovechó en trabajos en los que no duraba demasiado. Algunos compañeros lo interesaron en las ideas anarquistas y así fue como Jules pasó a la acción política y participó de la organización de huelgas y manifestaciones.

Tenía 25 años cuando se casó con Sophie-Louise Burdet, de 19, y se estableció en Ginebra, Suiza. Los años de vida familiar sosegaron el ánimo revoltoso de Jules hasta que la desgracia lo golpeó: la muerte de su pequeña hija Emilie pocos días después de nacida. Jules decidió regresar a la agitación política. Las autoridades suizas lo señalaron como subversivo y lo expulsaron del país. Se estableció entonces en Lyon y se empleó en un garaje, el lugar adecuado para un entusiasta de los motores.

En 1904, nació su segundo hijo pero esta vez nada lo detuvo de su acción política; participa en huelgas y en atentados hasta que su estadía en Lyon se volvió imposible. Sus ideas anarquistas lo llevaron a discutir hasta con el dueño del garaje donde trabajaba hasta que Jules le partió la cabeza con un golpe propinado con una barra de hierro. La víctima sobrevivió y él escapó con Sophie y su hijo hacia la cercana Saint-Étienne, donde se volvió a emplear como mecánico.

Bonnot, su esposa Sophie y su hijo.

Bonnot, su esposa Sophie y su hijo.

Con su esposa y su hijo se alojó en la casa de un líder sindical, un tal Besson, quien también contrató a la esposa de Jules como secretaria en su oficina. Sophie-Louise se enamoró del sindicalista Besson escapó con su amante y su hijo a Suiza.

Jules buscaba una salida para tanto dolor

Le enviaba cartas atormentadas a su esposa rogándole que se apiadara de su alma y volviera a su lado, que no había peor muerte que la de un alma abandonada, como la suya. Bonnot también fue despedido de su empleo y entre la ausencia de toda respuesta de Sophie a sus súplicas y la falta de trabajo, decidió entregarse a la acción desde la clandestinidad: se reunió con anarquistas que cometían delitos como protesta política pero también para obtener beneficio personal.

Junto con el italiano Giuseppe Platano, organizó una banda de falsificadores de dinero para imprimir y distribuir billetes de diez francos. A partir de 1906, pasaron a los robos y Jules pronto se volvió experto en abrir cajas fuertes. Las ganancias, sin embargo, eran modestas, porque carecían de informantes que les señalaran cuándo y dónde encontrarían dinero, es decir que los asaltos eran al tun tun. Solían obtener alguna ganancia extra robando los pocos automóviles que había en circulación entre Francia y Suiza.

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suscribite acáLuego de cuatro años de robos de poca monta, ya para 1910 la policía le había puesto en ojo y Jules decidió escapar a Londres. Lo contrataron como chofer de un conocido caballero y escritor, nada menos que Sir Arthur Conan Doyle, creador del detective Sherlock Holmes. Conducía un lujoso automóvil Lanchester Landaulette de dieciséis caballos, que lo tenía enloquecido. Pero Doyle no fue muy paciente que digamos con el francés y lo despidió poco tiempo después. Jules sabría mucho de motores y cuidaría sobremanera el Lanchester, pero las calles de Londres le eran completamente desconocidas.

Otra vez en Francia, esta vez en la mismísima París, sus viejos amigos anarquistas lo recibieron con los brazos abiertos. Al poco tiempo, su antiguo brazo derecho, Giuseppe Platano, apareció muerto en circunstancias poco claras. Dijeron que recibió un disparo mientras limpiaba el arma, pero, según otros, Jules lo mató para seguir siendo el único líder de la pandilla.

Bonnot, un anarquista especializado en robos a bancos

En 1911, Bonnot participó de todas las reuniones de los anarquistas de París y se destacaba por sus discursos: «No esperen a la revolución. Los que prometen la revolución son tontos. Hagamos nuestra propia revolución. Seamos hombres libres, vivamos como verdaderos compañeros». Algunos jóvenes, hipnotizados por sus palabras, aceptaron unirse como una forma de rechazo a un sistema social rígidamente dividido entre ricos y pobres, o, también, por la aventura y la posibilidad de ganar mucho dinero.

Algunos miembros de la banda.

Algunos miembros de la banda.

La banda de Bonnot se especializó en robos a bancos y proclamaba que su objetivo no era otro que golpear a los burgueses donde más les dolía, o sea en los lugares donde guardaban su dinero. Jules tuvo una idea brillante: usó el automóvil para escapar rápidamente. Entonces robaron un Rolls Royce. El 21 de diciembre de 1911, por primera vez en la historia, se usó un automóvil para un golpe. La Policía se encontró frente a una desventaja inesperada: persiguió al Rolls Royce con bicicletas y caballos.

La fuga en coche fue una innovación que enloqueció a los periódicos de Europa y también los gángsters estadounidenses. Incluso las armas de los ladrones, los modernos rifles de repetición, eran mucho más eficientes que las armas utilizadas por la Policía. Y los hombres de la “Banda Bonnot” no dudaban en dispararle y matar a quien quisiera plantárseles. La superioridad tecnológica los hacía invencibles y esquivos, pero los botines que obtenían no era gran cosa para mantener semejante asociación ilícita. No obstante, el dinero era suficiente para dejar llenos los bolsillos de Jules Bonnot y gastarlos en su debilidad: la indumentaria. Lucía ropa tan cara que los compinches comenzaron a llamarlo “El Burgués”. Jules respondía que la elegancia le había venido de nacimiento y que si gastaba en trajes carísimos era para infiltrarse entre los ricos, estudiarlos y organizar los próximos asaltos.

En noviembre de 1911, Bonnot encontró apoyo en el periódico “L’anarchie”, dirigido por Víctor Serge. Varios simpatizantes anarquistas acabarán convirtiéndose en sus cómplices, como Octave Garnier y Raymond Callemin.

Louis Francoise Jouin

Louis Francoise Jouin estaba harto de Bonnot y su banda, de perseguirlos sin poder jamás alcanzarlos, de ver engrosar la lista de sus colegas asesinados por los ladrones en automóvil. Louis Jouin era el subjefe de la Sureté (que luego se llamaría Policía Nacional de Francia). Ordenó buscar en los lugares de reunión de los anarquistas, infiltrarse entre ellos. Debía conocer los planes de Bonnot y sus movimientos y adelantársele.

Louis Francois Jouin, subjefe de Policía asesinado por Bonnot.

Louis Francois Jouin, subjefe de Policía asesinado por Bonnot.

El 24 de abril de 1912, Jouin allanó una casa que sospechaban que era lugar de reunión de los anarquistas más violentos, ubicada en la localidad de Ivry-sur-Seine. Jouin no lo sabía, pero allí estaba Bonnot. Agazapado, apenas Jules tuvo al subjefe de la Sureté en la mira, le disparó y lo mató. La patrulla policial respondió el fuego y Bonnot fue herido. Escapó a duras penas por los techos y se dirigió a la casa de un farmacéutico que conocía y le pidió ayuda. Le contó que se había caído de una escalera. El farmacéutico, en vista de la herida de bala, que lo había rozado en un costado, no le creyó. Le hizo una curación y cuando Bonnot se fue avisó de inmediato a la Policía. Debían inspeccionar la región pues no podía ir muy lejos.

El asedio

Tres días después, lograron ubicarlo en las afueras de París. Estaba escondido en un garaje de Choisy-le-Roi, a 10 kilómetros del centro de Paris.

Los policías, dirigidos por el jefe Louis Lépine, rodearon el lugar y decidieron no realizar un asalto inmediatamente sino apostar los hombres y armamento, que incluía su arma más poderosa, la ametralladora Hotchkiss que el ejército francés usaría durante la Primera Guerra Mundial, para un asedio.

Bonnot y sus hombres no se quedaron quietos. No podían huir y decidieron dar pelea. Aparecían en el frente y disparaban. Volvían a entrar, recargaban y nuevamente se asomaban para disparar. Hubo muertos de los dos lados. El garaje parecía inexpugnable. El jefe Lépine decidió hacer volar el lugar y ordenó que se colocaran cargas de dinamita. Las explosiones redujeron el edificio a un montón de escombros. Bonnot, malherido, antes de que aparecieran los gendarmes, escribió las últimas líneas de su testamento. Luego intentó dispararse a sí mismo pero no lo logró. Fue entonces que llegaron los policías y Bonnot los recibió a los tiros. Recibió varios disparos y murió camino al hospital.

El público desconcertado frente al banco

El público desconcertado frente al banco «Societé Generale», asaltado por Bonnot el 14 de diciembre de 1911.

Después de la muerte de Jules Bonnot, quedaban solamente dos miembros de su banda aún prófugos. Eran Octave Garnier, al que le atribuían el asesinato de varios policías, y el joven anarquista René Valet. El 14 de mayo, fueron localizados en un chalet de Nogent-sur-Marne. Los policías esperaban conseguir un arresto fácil, pero Valet y Garnier se atrincheraron en la casa. Otra vez se ordenó un asedio igual al de Choisy, con muchos policías y militares y una buena cantidad de curiosos.

Durante más de 9 horas, Valet y Garnier se tirotearon con los policías. Finalmente, los efectivos lanzaron explosivos dentro de la casa y enseguida iniciaron el asalto. Encontraron muertos a los dos hombres y los agentes y soldados tuvieron que rescatar los dos cadáveres de una multitud que quería despedazarlos.

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Los demás integrantes de la Banda Bonnot fueron arrestados.

Victor Serge, el director de “L´anarchie” y colaborador de la banda, fue sentenciado a cinco años de prisión, luego que demostrara que el único cerebro de la organización era Bonnot. A su vez, Edouard Carouy y Marius Paul Metge fueron condenados a trabajos forzados de por vida. Raymond Callemin, se suicidó en la prisión. Élie Monnier, André Soudy y Eugene Dieudonné recibieron la pena de muerte en la guillotina.

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