La directora de “Perdidos en Tokio” habla de su biopic sobre la adolescente que se convirtió en esposa de Elvis. El actor de moda Jacob Elordi y Cailee Spaeny se lucen en un film intimista con alcance universal.
28 de diciembre 2023, 05:55hs
Vírgenes suicidas, una reina teen adicta a los dulces, una chica aburrida en un hotel de Tokio, una adolescente que intenta terminar el secundario mientras se convierte en la novia de Elvis Presley. El cine de Sofia Coppola parece atravesado por un delicado tema en común, el de las mujeres muy jóvenes. Buscándose, a veces encontrándose, a sí mismas. Ese momento vulnerable y confuso en la vida de las que dejan de ser niñas para convertirse en mujeres, entre las presiones de afuera y adentro; entre los mandatos y las libertades que dictan las épocas en las que les tocó nacer y vivir.
A Priscilla Presley le tocaron los primeros sesenta. Tenía catorce años cuando conoció a Elvis. Contó esa historia en sus memorias, Elvis and me (Elvis y yo). El libro que la directora, hija de Francis Ford, tomó como base para su última película, que estrena esta semana en la Argentina. Un retrato delicado y sereno de una turbulencia íntima. O cómo trasladar las emociones que atravesó esa chica, cuando se convirtió en novia de la Gran Leyenda Americana, al lenguaje de las imágenes.
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“Definitivamente hay conexiones con mis otras historias, que son historias sobre gente que encuentra su identidad y especialmente cómo las mujeres jóvenes encuentran su camino, el camino hacia quiénes son a través de sus circunstancias —dice Coppola a TN vía Zoom—. Esta historia tenía mucho de eso. La verdad es que me sorprendió mucho su historia, no podía dejarla. Porque ella es una figura tan famosa y sin embargo me di cuenta de que no sabía nada sobre ella. Conocer su experiencia, y los reveladores aspectos oscuros, junto a los luminosos, de lo que la hicieron convertirse en quien fue”.
A diferencia de la biopic sobre Elvis de Baz Luhrman, Priscilla (Cailee Spaeny) está centrada en ella. No hay imágenes de Elvis (el actor de moda Jacob Elordi) en escena: desde la mirada de su mujer, él es una figura que va y viene, que entra y sale de una vida común que se parece mucho a una soledad compartida.
“Él era realmente vulnerable cuando ella lo conoció —dice Coppola—. Eso la hizo conectar con él, cuando era joven. Los dos estaban en un momento complicado de sus vidas, y ella sintió ternura hacia él. Intentó que la relación funcionara, pero al final tuvo que hacer lo que era mejor para ella y su hija (Lisa Marie, fallecida en enero pasado a los 54 años), que fue irse de ahí. Y creo que fue muy fuerte, dejarlo requería mucha fuerza para una mujer en ese tiempo”.
Priscilla Presley era casi una niña, hija mimada de un capital de la Fuerza Aérea, cuando alguien le preguntó si le gustaba Presley. La siguiente pregunta fue más tormentosa: ¿quería conocerlo? Es el comienzo de un camino de chaperones, de acompañantes y garantías destinadas a convencer a sus padres sobre protectores para que la dejaran salir con ese hombre. Lo que sigue, además de una historia de amor, extraña como todas, es el retrato de su confusión. Deseo, admiración, piedad y conmoción por el hombre triste y solitario que se le revela en el acceso a una intimidad imprevisible.
“En esa época se pensaba de otra manera —dice Coppola—. Hice un esfuerzo por apagar mi cerebro de adulta y madre para poder entrar en serio en su punto de vista, en su experiencia. Pero sí, el hecho de que estaba viviendo con Elvis mientras cursaba la secundaria es shockeante. Ya es bastante exigente la secundaria, así que imaginate lo que ella pasó, noches sin dormir, con él, intentando ser su mujer ideal y toda la presión que eso tuvo sobre sí misma”.
En el final de la preciosa Priscilla suena “I will always love you”, en la voz de Dolly Parton. La canción que Presley quiso grabar pero no pudo. Su polémico manager, el Tom “Coronel” Parker, puso como condición que su estrella debía quedarse con los derechos del tema para interpretarlo. Y Parton se negó. Muchos años después, Whitney Huston se apropiaría de esa canción en su versión inolvidable. “Usé ese tema porque Dolly mostró una fortaleza extraordinaria con esa negativa —dice Coppola—. Y sentí que eso iba muy bien con mi película”.