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Resistencia
31 octubre, 2024

Se cumple un año del triunfo en el Mundial femenino… y del estallido del caso Rubiales

El 20 de agosto de 2023 un gol de Olga Carmona, la lateral sevillana del Real Madrid, elevó al Olimpo a la selección española femenina al conquistar el Mundial de fútbol y coronar una de las grandes gestas del deporte español. Aquel día las gradas, las calles y los medios de comunicación celebraron el título y convirtieron a aquella generación de jugadoras en referentes dentro y fuera del campo.

El título llegó en medio de un ambiente enrarecido por el pulso que mantenían las futbolistas con el seleccionador Jorge Vilda, lo que había convertido el Mundial en algo más que una cuestión deportiva para sus jugadoras. Más allá de la alegría contextual del logro, la relación de Vilda con sus pupilas era fría y estrictamente profesional. Una fractura que terminó con el técnico fuera de la Federación meses después.

Victoria histórica ante Inglaterra

La letanía del once que quedará para la historia se recitaba así: Cata Coll, Ona Batlle, Irene Paredes, Laia Codina, Olga Carmona, Aitana Bonmatí, Tere Abelleira, Jenni Hermoso, Alba Guerrero, Salma Palalluelo y Mariona Caldentey. Con Alexia Putellas saliendo del banquillo para aportar su talento con cuentagotas, después de una recuperación express de una lesión complicada.

España demostró desde el inicio que era mejor con el balón en los pies. Las inglesas eran más agresivas, más físicas, y en su banquillo emergía la figura de Sarina Wiegman, la druida del fútbol femenino. Avisaron las ‘pross’ con un disparo al larguero, pero las españolas se asociaban bien por dentro y se movían mejor por fuera. Pudieron marcar en una jugada en la que Salma y Alba perdonaron, pero a la media hora Mariona le tendió una trampa a Luzie Bronce, lateral inglesa del Barça, abriendo la puerta para que saliese conduciendo hacia adentro, donde le robaron la pelota, llevando rápidamente la jugada a su carril, que estaba vacío. Allí apareció Olga Carmona para clavar un disparo seco y raso abajo, donde más duele a las porteras. Un gol que hizo campeona a España ante la archienemiga Inglaterra, con la que siguen ajustando cuentas por aquello meses después.

El triunfo en el Mundial ponía el colofón a una historia de superación, de fe y de talento futbolístico que se convertía en ejemplo para un país que desde entonces es un poco más plural. Las chicas ya tenían su estrella y España estaba preparada para celebrarlo por todo lo alto. Sin embargo, todo saltó por los aires cuando el entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, robó el foco al equipo al dar un beso no consentido a una de sus jugadoras, Jennifer Hermoso, durante la ceremonia de entrega de las medallas. El gesto, que en primer momento pasó de puntillas, fue adquiriendo importancia con el paso de las horas y terminó por dinamitar la Federación hasta el punto de costarle el puesto al de Motril.

El beso no consentido de Rubiales

La Fiscalía de la Audiencia Nacional pidió condenar a 2 años y 6 meses de cárcel al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por el beso no consentido y las presuntas coacciones posteriores a Hermoso. Y además de Rubiales, también se pidió un año y seis meses de prisión para los otros acusados en el caso, el director deportivo de la selección española masculina, Albert Luque, el exentrenador de la selección española femenina y actual seleccionador femenino de Marruecos, Jorge Vilda, y el exresponsable de marketing de la RFEF Rubén Rivera. Hoy todos fuera del ente federativo.

Aquel 20 de agosto la selección logró, más allá del resultado deportivo, dejar un legado con la enseñanza vital de su lucha contra el machismo cultural y social al que se han enfrentado al elegir el deporte heteropatriarcal por antonomasia, el fútbol. Y precisamente desde el césped, ese grupo comandando por Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Irene Paredes o Aitana Bonmatí ha ido creciendo en la excelencia futbolística para acumular en estos 365 días Balones de Oro, títulos de la Nations League, títulos de Champions…

Aquella mañana, noche en Sidney, de agosto de 2023 se produjo un punto de inflexión para el fútbol femenino español, que hizo cima en la montaña más grande del universo futbolístico, el Mundial. Y ni siquiera aquello pudieron disfrutar por el tsunami que ocurrió después con el caso Rubiales. Aún hoy sigue abierta esa brecha en los juzgados, mientras las futbolistas tratan de hace olvidar el incidente a base de goles y gestas. Hace unos días se quedaron a un paso de colgarse una medalla en los Juegos Olímpicos de París, lo que habría cerrado el círculo casi un año después del día más importante de la historia del fútbol español. Junto a aquel 11 de julio de 2010 en Sudáfrica. Las dos cimas del fútbol español.

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