La serie El Marginal fue un éxito rotundo durante cinco temporadas. Empezó en la TV Pública y termino siendo un fenómeno mundial en Netflix. Pero si hay alguien que se puso al hombro esta ficción y la acercó al público fue Claudio Rissi.
El actor, que murió durante la mañana del viernes 2 de febrero, interpretó a Mario Borges, el líder de la banda mafiosa de presos que controla la cárcel de San Onofre. Todo esto, siempre de la mano de su hermano Diosito, interpretado por Nicolás Furtado.
Después de más de 30 años de trayectoria, Rissi asumió en 2016 el desafío de ponerse en la piel del villano que supo convertirse en uno de los más queridos por los argentinos. Poco a poco, la serie fue ganando popularidad, y los hermanos Borges se volvieron furor en las redes sociales.
Gracias a la gran química que se generó en los actores, Diosito y Marito se convirtieron en los personajes clave de esta historia. Y su magia estaba en que siendo dos polos opuestos, eran tan unidos que nada los podía separar.
Gracias a su gran trabajo actoral, Claudio Rissi logró que Mario Borges genere en la audiencia algo muy difícil de alcanzar con personajes de estas caracteristicas: la simpatía. Consiguió que el público vea el costado más humano de un narco, ladrón, asesino y extorsionador.
Y es que Borges no era solamente retratado como un delincuente. Los fanáticos de El Marginal vieron a un «Marito» que era mucho más que eso. Era un padre de familia, un tipo relajado y divertido. Una persona que, a pesar de su crueldad en algunas situaciones, supo ganarse el cariño de muchos.
Nicolás Furtado y Claudio Rissi, los hermanos Borges de «El Marginal».
El villano de la gente
Marito Borges era duro y despiadado, pero siempre tenía una pizca de humor, y eso era justamente lo que lo acercaba a la gente. En medio de una trama tan compleja, la licencia humorística que se tomaba el actor entre escenas la hacía más llevadera.
«Lo que tengo muy en claro es que nunca pero nunca quisiera pasar por la cárcel», dijo Rissi en 2022, en una entrevista exclusiva con Clarín. Y es que a diferencia de su personaje, que encontró una especie de segundo hogar tras las rejas, Rissi era una persona tranquila, que nada tenía que ver la experiencia carcelaria hasta que llego El Marginal.
Borges no sólo se sentía cómodo el el mundo carcelario, sino que lo había hecho propio: controlaba lo que entraba y salía, y hasta tenía la capacidad de hacer negocios, dentro y fuera del penal.
Mientras duró la serie, les llovieron críticas a los actores por parte de presos, que sentían que implicaba una cierta romantización de lo que realmente se vive en un penal de Argentina.
Rissi y Furtado, los hermanos delincuentes que se ganaron el corazón de los argentinos en «El Marginal».Rissi, como protagonista, era más que consciente del infierno que se vive tras las rejas. También, entendía que por más arduo que sea el trabajo, la ficción nunca podía llegar a reflejar fielmente la fría y dura realidad que se vive actualmente dentro del sistema carcelario argentino.
«Nunca la realidad es tan suave como la ficción, imagino que debe haber cosas peores en las cárceles reales que las que mostramos en la ficción pero vamos lo más a fondo que se puede», contaba el actor durante una entrevista con este diario, por el lanzamiento de la segunda temporada.