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Resistencia
7 noviembre, 2024

Los planos que usaba la banda que quería dar un golpe millonario a un banco y la fachada para no levantar sospechas

Un plano a color de la zona por dónde construyeron el túnel, el croquis de la sucursal bancaria y una pregunta: “¿Cómo hacer para no puedan rastrear un celular?”. Fueron alguna de las anotaciones que realizó la banda que intentó ingresar a las bóvedas del Banco Macro de San Isidro.

Los investigadores policiales hallaron estas pruebas al ingresar a un galpón en Chacabuco 543, que los sospechosos utilizaron como bunker para empezar a cavar un túnel hasta la sucursal.

Sobre un cartón pegaron un mapa de la zona donde calcularon el trayecto para realizar el túnel. La imagen fue extraída del Google Maps y muestra que los boqueteros tenían que hacer una distancia de aproximadamente 165 metros, según calcularon.

Junto al mapa, un croquis del banco, en donde los sospechosos –aun no identificados– resaltaron la ubicación de los sensores de techo y piso, el detector de incendio, el sensor sísmico, el volumétrico, la sirena. Además, marcaron el sector de cajas y el tablero de la alarma, como también las distancias de cada ambiente. Es decir, tenían información precisa y detallada sobre cómo era la sucursal por dentro.

“¿Se puede rastrear un teléfono cuando está en modo avión?”, “¿Cómo hacer para no puedan rastrear un celular?”, “¿Cómo se puede rastrear un teléfono?”, “Torres de telefonía móvil”. Estas fueron algunas de las investigaciones que realizaron los integrantes de esta organización delictiva para no quedar expuestos mediante los dispositivos móviles.

En otro de los planos confeccionados, los ladrones describieron las “veredas A, B y C” y el punto del destino. Fotografías de fachadas de distintos puntos importantes de la zona también fueron halladas durante el allanamiento al galpón que fue utilizado antes como un taller de chapa y pintura.

Los planos que usaba la banda de boqueteros que quería robar la bóveda de un banco en San IsidroLos planos que usaba la banda de boqueteros que quería robar la bóveda de un banco en San IsidroSegún pudo saber Clarín, el galpón tenía como fachada la venta de placas antihumedad. Así, cuando tenían que ingresar un camión para entrar o sacar materiales, ponían las placas en la entrada para que no se pudiera ver hacia adentro.

El alquiler de ese galpón fue abonado por adelantado por el plazo de un año y tenía vigencia su alquiler hasta finales del 2024. Los investigadores creen que llevaban trabajando entre 6 y 9 meses para la construcción de más de 220 metros de túnel.

“No fueron profesionales por cómo se descubrieron, pero sí muy entendidos en lo que hicieron”, afirmó un investigador a Clarín sobre el trabajo que realizó la banda. En el lugar, los vecinos declararon que «sólo veían una camioneta entrando y saliendo».

El galpón desde el que salía el túnel boquetero por dentro

El túnel tenía como punto de partida un taller mecánico ubicado en Chacabuco 543, en plena zona céntrica de San Isidro y a escasos metros los Tribunales y de la Fiscalía General del Departamento Judicial. «Era muy prolijo, estaba muy limpio», dice un investigador, por lo que no descartan que entre los miembros de la banda haya profesionales de la construcción.

Tiene 220 metros, un pasillo de un metro de ancho, contenido por maderas, y recorría un punto y otro, a 3,6 metros por debajo de la tierra, debajo de los caños de agua y de gas.

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La Policía entró al local ubicado a una cuadra y media del banco Macro y encontró rastros de los boqueteros.

Sobre el otro extremo estaba el objetivo: la bóveda y las cajas de seguridad de la sucursal del Banco Macro, ubicada sobre la calle Chacabuco al 400.

Una de las hipótesis más fuertes es que los ladrones estuvieran esperando el fin de semana para dar el golpe y así tener tiempo para poder robar el banco y escapar sin que hubiera nadie adentro. «Finde seguro, estaban muy cerca de llegar a la bóveda», confiaron a Clarín.

El plan boquetero fue frustrado por la aparición de una varilla de hierro. Foto Luciano ThiebergerEl plan boquetero fue frustrado por la aparición de una varilla de hierro. Foto Luciano ThiebergerLa causa quedó en manos de la Fiscalía General de San Isidro, a cargo de John Broyad y Patricio Ferrari. Al momento analizan las cámaras de seguridad y realizan las primeras diligencias para intentar dar con la banda que planificó este golpe.

Entre las sospechas está que los ladrones perforaron el suelo buscando la bóveda del banco. El túnel estaba «un metro y medio de llegar al tesoro» por debajo de la tierra.

Cómo se descubrió

La varilla golpeó la chapa del chasis de la camioneta de un repartido que había estacionado frente a la cafetería Berni. El hombre se tiró al suelo, pateó el chasis, buscó el origen de los ruidos, según describen las fuentes, y fue en ese momento en el que vio que «un fierro roscado, nuevo, plateado y brillante» subía y bajaba entre los adoquines.

La secuencia empezó a las 8 de la mañana del martes y, según dijeron los investigadores a Clarín, alertaron a la seguridad del banco, que recién dio aviso a la Policía Bonaerense al día siguiente.

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Alrededor de las 9.30 de la mañana del miércoles 7 de agosto la Policía se comunicó con área de Obras Públicas de la Municipalidad de San Isidro para saber de qué se trataba, buscando alguna obra o alguna tarea subterránea que desconocieran.

Finalmente, luego del trabajo de una máquina retroexcavadora, se descubrió un boquete de 220 metros metros de largo, a 3,6 metros de profundidad.

Los investigadores presumen que los boqueteros sacaron esta varilla para saber si habían llegado a destino o si el recorrido del túnel estaba bien orientado. «El tema de la varilla fue para saber si estaban bien orientados hacia la bóveda», especularon las fuentes.

«Esto es una obra de ingeniería, la prolijidad del túnel es sorprendente», confió a Clarín una fuente que caminó por el túnel, que es estrecho, tiene ventilación y una escalera de acceso.

MG

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