La tercera operación salida del verano ha arrancado esta semana. Y para los cordobeses nunca mejor dicho. Con la alerta amarilla por altas temperaturas activa, muchos aprovechan para salir y buscar el fresco en otras tierras, en playa o en montaña. Pero los que no, y sobre todo los turistas extranjeros, han llenado las calles del Centro de Córdoba este jueves, primer día del puente de agosto.
Los abanicos se mueven de un lado a otro en los rostros de los que se han quedado o de los valientes que han escogido la provincia más calurosa de España para visitar en pleno agosto. Los Rodríguez vienen de Castilla-La Mancha y la decisión fue tomada en base a los precios de los alojamientos. Al ser temporada baja aquí, los hoteles están a precios más que asequibles si se compara con los de cualquier destino de playa. «Vamos a aguantar el calor como podamos, saliendo temprano y buscando después una cerveza fresquita», dice entre risas Manolo, el padre de la familia, que explican que han venido, también, atraídos por el patrimonio: «No nos podemos morir sin ver la Mezquita», expresan.
Las cafeterías, en su mayoría, están abiertas y mientras los cordobeses y visitantes nacionales apuran el café, los extranjeros buscan ya el aperitivo que los ayude a seguir caminando de un monumento a otro. Siempre buscando la sombra. No solo hay familias, también hay grupos de amigos, jóvenes recorriendo Córdoba y que han reservado un par de días de vacaciones para visitar la ciudad, y grupos organizados de turistas extranjeros que van juntos de un lado a otro intentando no perderse de vista.
Mapa en una mano y botella de agua en otra, una familia de alemanes intenta ubicar Las Tendillas, desde donde han reservado un tour por los principales monumentos. Son las 10.46 y el termómetro de la plaza ya marca 25 grados a la sombra, pero se está un poco mejor que en días pasados. Hay, también, grandes grupos de extranjeros con cascos escuchando la explicación de un guía sobre la Mezquita, otros buscando qué comprar en las tiendas de souvenirs y algunos intentando evitar que les regalen romero en la calle. Es la Córdoba más turística, aunque, eso sí, con mucha menos gente que en primavera.
Todo el imaginario turístico está presente, la Córdoba turística está viva en agosto. El imán de un toro para la nevera, la influencer que posa mirando al cielo, las cámaras y tecnología que llevan los japoneses para llevarse el mejor recuerdo de la calleja de las Flores, bronceados, gafas de sol y sombreros. Aunque Córdoba todavía conserva mucho de lo propio, sobre todo del idioma, aquí también hay cold water, brunch y coffee en las tiendas. El menú en inglés es un clásico desde hace muchos años en el casco histórico, pero ahora las cocinas también están open all day para adaptarse a los horarios de comida de los extranjeros.
Una familia de un cordobés y una marroquí vinieron desde Alemania a visitar la ciudad, a que sus dos hijos pequeños la conocieran. No fue, sin embargo, la primera parada. «Primero estuvimos en Girona, en Tarragona y en Córdoba hemos pasado una semana» alojados en Los Villares, donde «se está muy bien, no hace tanto calor como pensábamos porque aquí es seco».
«Somos mexicanas«, dicen dos chicas mientras se hacen una fotografía y ensalzan «la belleza» de la ciudad. Llegaron a Córdoba por recomendación de un compañero de trabajo cordobés que, sin embargo, les advirtió del clima. «No nos importa, porque de aquí nos iremos a la playa», dicen entre risas. Entre sus cosas favoritas y que destacarían de la ciudad está la comida. «Eso también nos habían dicho, que la comida era deliciosa, y es verdad», expresan. Salmorejo, berenjenas fritas y croquetas, lo clásico, es lo que han probado y el sabor de boca que se llevan de la ciudad, además de «la amabilidad de la gente y lo cuidada que está».
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a Córdoba vienen unos 37.000 extranjeros en el octavo mes del año, con unas 61.000 pernoctaciones, y es el peor mes en datos turísticos de la provincia. De hecho, las cifras bajaron en 2023 y no consiguieron superar el récord de 2019. Habrá que esperar todavía unos meses para conocer qué deja, en datos, este agosto de 2024.
Buena previsión entre los guías turísticos
El turismo nacional ha ganado terreno en los últimos años y en eso se ve beneficiada Córdoba. Sin embargo, este jueves se escucha en la ciudad un gran abanico de idiomas. Hay japoneses, italianos, ingleses y alemanes admirando la Judería. Parecen mayoría. Joaquín Vidal, que ofrece sus servicios como guía turístico de los principales monumentos de la ciudad, dice que hoy «hay gente, tanto nacional como extranjeros, pero más extranjeros».
Las previsiones en su sector son buenas para este puente, a pesar del cierre de la Mezquita-Catedral esta mañana apenas a las 11.30 (con horario de 15.00 a 19.00 por la tarde). Asegura que ve más gente en días de semana: «El fin de semana baja mucho porque la gente se va a la playa». Las buenas previsiones, sin embargo, las achaca al precio de los hoteles, que en Córdoba es bajo esta temporada, y al respiro, aunque sea de unos pocos grados, que ha dado el termómetro en los últimos días.
De media, en agosto un hotel en Córdoba cuesta unos 63 euros por noche, pero en los principales buscadores de alojamientos por internet hay opciones desde los 34 euros en la capital, 46 en algunos a pie de la Mezquita-Catedral o 70 si incluye piscina, un atractivo que también buscan mucho los turistas para mitigar el calor. Para la misma fecha en Fuengirola, por ejemplo, el más barato cuesta 161 euros la noche. Eso explica, en cierta medida, que algunas familias se decanten por conocer Córdoba en estas fechas.
Y es que la ocupación en los hoteles de la capital no alcanza ni siquiera la mitad, un 48% de media, según las previsiones que maneja la Asociación de Empresarios de Hospedaje de Córdoba que, como siempre y tras el Covid, confía en las reservas de última hora para superar esa cifra y vuelve a pedir que la agenda cultural se llene de actividades por las noches. En el turismo rural las previsiones en estas fechas siempre son mejores, pues los cordobeses buscan la naturaleza, respirar aire fresco y opciones con piscina.
La imagen contraria a la de los turistas en la Judería se ha visto en los barrios cordobeses a primera hora de la mañana, tras la tostada, cuando numerosas familias salen a la calle a preparar los coches para «bajar a Fuengirola», bien sea para disfrutar del puente o para acabar de exprimir las vacaciones, para muchos las últimas del verano.
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