Pasó el primer día del Lollapalooza Chicago y las amenazas de tormenta se quedaron en eso. Promediaban su presentación los headliners Hozier y Megan Thee Stallion cuando cayeron algunas gotas de lluvia, casi bien recibidas por el público que soportó temperaturas superiores a los 30 grados. Pero esto es Lollapalooza y nada detiene la fiesta, que todavía tiene tres días más por delante.
Las puertas se abrieron cerca del mediodía, pero Clarín pudo constatar que desde las 10 de la mañana grupos de jóvenes lookeados para la ocasión ya se congregaban en las calles aledañas al Grant Park, este pulmón verde similar al Central Park de Nueva York, donde el festival revivió en 2003 y desde entonces se realiza de manera anual, solo interrumpido por la pandemia de Covid-19.
Chicago es la única ciudad de Estados Unidos donde se realiza este festival que tiene sus versiones por Latinoamérica. En Argentina la cita será el 21, 22 y 23 de marzo de 2025, cuando celebren su décimo aniversario. Los fanáticos del festival que miren el lineup de Chicago podrían obtener algunas pistas de lo que se estará presentando en el Hipódromo de San Isidro el año que viene.
La edición de Chicago es la única que se extiende por cuatro días y presenta más de 170 artistas distribuidos en once escenarios. Aquí todo es monumental. El predio es cinco veces más grande que el Hipódromo de San Isidro y llegar de un escenario a otro puede tratarse de una caminata de 15 minutos. Se esperan unas 400.000 personas a lo largo de cuatro jornadas.
Aquí la asistencia es prácticamente estadounidense y no se escucha hablar en otro idioma que no sea inglés. La organización plantea un evento donde la seguridad es lo principal. Hay puestos de hidratación gratuitos a lo largo de todo el parque, y personal de emergencias y staff listo para asistir. También se envían alertas a través de la app oficial para que el público este atento a los cambios de clima y hasta hay un apartado donde se puede obtener una dosis de Naloxona, un medicamento que revierte rápidamente los efectos de drogas como el fentanilo y la heroína en casos de sobredosis.
«Stay safe Lolla”, es la frase que se proyecta en uno de los rascacielos detrás de uno de los escenarios principales. Enmarcada en los colores del festival la escena se completa con Hozier, el cantante y compositor irlandés que conquistó Estados Unidos con su música mezcla de folk y rock alternativo. Además de tocar sus hits, presentó un tema inédito que prometió que en las próximas semanas saldrá a la luz.
Mientras en una punta del predio comenzaba a sonar el irlandés, en la otra ya iba por la mitad de su show Benson Boone, de apenas 22 años, que saltó a la fama en 2021 luego de compartir sus canciones por Tik Tok. Necesitó solo tres años de carrera para llegar a ser una de los platos fuertes del Lollapalooza, tras ser telonero de la gran diva de la música actual, Taylor Swift.
Chappell Roan y Kesha, la hora de las mujeres
“¿Pueden creerlo? ¡Estamos en Lollapalooza!”, gritó Chappell Roan. Con 26 años reversionó el pop de fines de los ‘90 y principios de los 2000 para el público de su generación. Su show fue más que masivo. A lo largo de una hora mostró que no solo sabe hacer canciones pegadizas – basta con ver a una masa de gente realizar el pasito de Hot to go!-, o montar una performance, sino que también es poseedora de una impactante voz.
El público de Roan solo tuvo que darse vuelta porque apenas terminó su espectáculo en el escenario enfrentado a este comenzó a sonar Kesha. “La vuelta de Kesha”, se conocía a esta presentación cuando se anunció que formaría parte del lineup del Lollapalooza. Montada en un body rojo y bucaneras del mismo color demostró que el conflicto con su ex productor Dr Luke, a quien ella denunció en 2014 por abuso sexual y que le valió a la vez una demanda de él contra ella que le impidió presentar los temas que habían compuesto juntos durante los diez años que duró el proceso judicial, quedó atrás junto al acuerdo al que alcanzaron las partes en 2023.
Casi a la par de Chappell Roan se presentaba en el extremo opuesto del parque la banda Jungle. Los británicos que llenaron de soul la tarde de Chicago fueron muy bien recibidos a pesar de que todas las miradas caían en ese momento sobre la joven cantante. Es que el Lolla consigue reunir todo tipo de públicos en un mismo predio.
Pero Lollapalooza no es solo ir a escuchar bandas, sino también compartir una experiencia, lookearse, preparar los outfits con semanas de anticipación, sacarse fotos, disfrutar de la gastronomía y el verano de Chicago, una ciudad que transcurre buena parte del invierno bajo la nieve y que las altas temperaturas son bien aprovechadas por los locales.
El Grant Park, escenario del Lollapalooza Chicago.Todo está permitido en materia de moda y vestuario. El look festival es el que predomina, una combinación del vale todo, con destellos de estilo glam y folk, pero sesudamente planificado. Las mujeres se llevan todos los premios a la hora de montarse para la ocasión, aunque eso implique llevar botas de caña alta o texanas durante 8 horas bajo el rayo del sol. La excentricidad es la norma y el sacrificio se hace para después tener las mejores fotos para las redes sociales.
Para este viernes se esperan los shows de Raye, Renee Rapp, Kevin Abstract y los principales, Stray Kids, In This Moment, Zedd y Sza.
“Buen regreso”, despidió al público, de manera muy amable, una mujer en el ingreso principal. Acá todos se cuidan entre todos; la organización al público y el público entre ellos. El regreso quedó regado de felicidad por la experiencia satisfactoria del debut. Todos quedaron listos para la segunda jornada, tras un buen descanso. Porque de eso se trata el Lolla.
ES