La increíble historia de la mujer de Kazajistán que llevó dos semanas viviendo en el aeropuerto de Ezeiza finalmente tuvo una resolución. Según contó a Clarín el abogado de Aigul Riskaliyeva, la Dirección Nacional de Migraciones la autorizó este miércoles a ingresar al país, después de un fallo judicial favorable.
Con reminiscencias a la película de Tom Hanks pero en la vida real, la kazaja Riskaliyeva llegó a Ezeiza el 11 de enero. La intención de su viaje era reencontrarse con su hija y conocer a su nieto que nació en octubre. Pero no pudo ingresar porque Migraciones la consideró una «falsa turista».
Los argumentos para retenerla fueron principalmente tres. Uno, que la mujer tenía en su poder 300 pesos, un monto insuficiente para justificar una visita turística; dos, que su hija no estaba viviendo en Argentina de forma legal; y tres, que un viejo tratado limita a un mes la visa de habitantes de de países que formaron parte de la ex Unión Soviética, en tanto que el pasaje de regreso de Aigul era para abril.
El abogado de Riskaliyeva, Cristian Rubilar, presentó un recurso a la Justicia para destrabar el ingreso de la mujer, que desde entonces estuvo viviendo en el área de pre embarque de la terminal.
El juez de primera instancia y la Cámara de Apelaciones confirmaron como válido el rechazo de frontera, pero posteriormente la Cámara de Casación hizo lugar al pedido porque las instancias anteriores “resolvieron sobre hechos desactualizados”, explicó el abogado.
Es que durante todo este ida y vuelta legal, Rubilar regularizó la residencia legal de la hija y logró cambiar el pasaje para que la mujer regrese a Kazajistán en febrero.
Aigul pasó dos semanas en Ezeiza.También, asegura, se desestimó la falsedad ideológica porque pudo demostrar con fotos que la mujer había ingresado con 3.000 dólares y no con 300 pesos, como aseguraba Migraciones.
En la última resolución judicial del caso, la Cámara de Casación de La Plata anuló el rechazo de frontera y ordenó a Migraciones que resolviera en un plazo de 24 horas. La notificación se emitió a las 0 de este miércoles y poco después de las 10 ya se había autorizado el ingreso de la mujer al país.
Vivir en el aeropuerto
En el mientras tanto, Aigul viviendo en la zona de pre embarque de Ezeiza. Según su abogado, durmió en el piso o en los sillones de las áreas de espera, y durante los primeros dos días no le dieron nada para comer o tomar. Como le retuvieron el pasaporte, «no puede comprar nada para comer por más que tenga los dólares», le había contado el abogado a este diario.
Después permitieron que sus familiares le llevaran alimentos. «Se los dan a Migraciones y ellos después se lo alcanzan. Pero no pueden pasar a verla. Eso eso inhumano. En Argentina, un condenado por homicidio tiene derecho a visitas familiares semanales y acá tenemos a una abuela que no hizo nada y que no le permiten ver a su nieto ni siquiera dentro del mismo aeropuerto», había reclamado Rubilar.
Aigul pudo finalmente ver a su familia, pero de una manera insólita. Su hija compró para ella y para su bebé que nació en octubre un pasaje de avión. Así pudo ingresar a la misma zona de pre embarque en la que estaba la kazaja y hacer que su madre conociera a su nieto. Los pasajes no los usó para volar.
La mujer también tuvo otro contacto con la familia cuando fue trasladada a Sanity Care de Ezeiza, el área de cuidados médicos del aeropuerto, ya que “le tuvieron que brindar atención médica porque se enfermó, pasó mucho frío por el aire acondicionado del aeropuerto”, detalló el abogado. Su familia se acercó a una puerta de rejas y desde allí sus dos nietos mayores “la saludaron y le gritaron que la querían”.
En su momento, la Dirección Nacional de Migraciones aclaró a Clarín que estaba en una «situación de inadmisión» porque había mentido en su declaración al ingresar al país y que tenía dos opciones: volver a su país o ir hacia otro destino, o quedarse en Ezeiza a la espera de la resolución judicial. Eso fue lo que decidió Aigul y finalmente la Justicia falló a su favor.
AS