Enmanuel Reyes (La Habana, 1992) pasó por Tokio como un huracán, pero su polémica eliminación en cuartos le dejó huella. Recuperado, busca la revancha en París.
Cuenta atrás para su participación los Juegos…
Tuve la suerte de clasificarme a la primera oportunidad.Y me he podido centrar todo este tiempo en entrenar con la mente puesta en buscar la medalla, que es el objetivo.
Hay deportistas que para dar el peso tienen que hacer una dieta estricta, incluso envolverse en plástico para dormir… ¿Cuánto antes tiene que empezar usted la restricción?
Gracias a Dios esos tiempos pasaron ya. Yo como mi comida tranquilo ahora y también unos días antes. Estoy pesando 93 kilos y peleo en 92. Durante la semana como normal, pero los fines de semana una hamburguesita bien entra. Le digo al nutricionista: de lunes a viernes es con usted. El sábado es de Enmanuel.
¿Eso cambia en el Ramadán?
Ahí me paso desde las 6 de la mañana que empieza el ayuno hasta las 8 de la noche sin comer nada. Entonces sí que trato de comer lo más saludable y cosas que me den mucha más energía para recuperar todo lo que he perdido durante el día. Se nota, principalmente en el segundo entrenamiento, el de la tarde, porque por la mañana como estás ya alimentado no pasa nada, pero en la tarde sí, se pasa un poquito mal. Si hubiera algo importante como unos Juegos o un Mundial, no lo haría. Al final es tu trabajo y Dios sabe lo que estás haciendo.
¿El hecho de ya haber estado en unos Juegos le da tranquilidad?
Yo siempre he sido una persona súper tranquila y no porque vaya a los Juegos me pongo nervioso. Al final es lo que siempre digo, lo único que cambia es el nombre porque los competidores son los mismos. Ya sabemos quiénes somos, y ahora es prepararlo bien, organizarse, pensar bien las cosas, tener un plan táctico y ya pararte solo para ir a pelear.
¿Es parte del carácter caribeño?
La verdad es que me considero una persona tranquila. No me pongo nervioso. A ver, el nervio siempre tiene que estar. Si no, es como estar muerto. Pero yo me tranquilizo bastante para que el rival tampoco vea que no estoy nervioso.
Eso y los bailes.
De vergüenza nada. Hay que ser como yo, hay que ser alegre y contento. Que todo fluya y siempre tranquilo. Eso es siempre lo fundamental. Hay que estar feliz. Al final, este deporte es un deporte serio porque estás dándote golpes y es súper peligroso, ¿no? Subir al ring ya es de personas valientes. Entonces hay que estar alegre y hacer las cosas felices para que todo salga bien y fluya.
¿En qué será distinto el Enmanuel de Tokio del Enmanuel de París?
Lo que aprendí de Tokio, lo que me he metido bien dentro de la cabeza, es no dejarle nada a los jueces para que decidan. En el clasificatorio para París, en Italia, ya lo hice así. Dije: ‘No voy a dejar dudas a nadie, a los jueces principalmente’. Lo hice saliendo al 100%, a dejar que el contrario hiciera lo menos posible y yo a hacer mucho más de lo que puedo. Salió súper bien y es la preparación que estoy haciendo para estar listo para disputar tres asaltos y no dejarle dudas a los jueces. Que cuando llegue el día digan: ‘Mira, no podemos decirle nada, lo ha hecho todo, le ha caído la piñata al otro, entonces no podemos quitarle la victoria’. Porque la otra vez fue así, la otra vez nos la quitaron porque le dejamos decidir a los jueces.
En Tokio el golpe más duro fue el psicológico. ¿También se está preparando a ese nivel?
Hay gente que le funciona, pero yo nunca he tratado con psicólogos, sí la parte deportiva de activarte la mente para la pelea, esas cosas, pero no para sentarme allí y contarle mis cosas. Entonces yo mismo soy mi psicólogo, yo mismo soy el que me digo que hay salir para adelante, dejar esto atrás y volverse a levantar. La derrota de Tokio dolió porque nos quedamos a las puertas. Pero cuando las cosas se tranquilizaron pensé que había demostrado tener el nivel. Lo vio todo el mundo. Así que me propuse volver a prepararme bien, incluso mejor que para Tokio, para estar al 200% para pelear por las medallas.
Ha tenido sus altibajos en estos últimos tres años.
En el deporte nunca puedes estar arriba todo el tiempo. A veces Messi y Cristiano dicen que sí, pero es mentira. Tienes que dar tu bajón y al final es bueno, porque es lo que te pone los pies en la tierra. Cuando estás mucho arriba, te crees cosas, empiezas a decir, yo soy el mejor. Y empiezas a perder con gente que nunca habías perdido. Sí, he bajado, pero he vuelto a subir en el momento adecuado. Creo que en París voy a hacer algo importante, algo grande. Yo digo que en París sí o sí la vamos a romper.
En Tokio dijo que había llegado un tornado llamado Enmanuel. ¿Llega otro a París?
Vamos a arrancar cabezas. Y ahora los rivales lo saben ya. Como estuve mucho tiempo perdido, podían pensar que estaba retirado. Pero ya me han visto y saben que he vuelto y que soy un peligro. París va a ser muy bueno, para mí y para el boxeo español. Nos hemos clasificado seis, que es el récord. Y si nos ayuda el arbitraje, en especial el de Marruecos, creo que podemos ganar tres medallas. Creo que nos hemos ganado el respeto de las grandes potencias.
¿Los rivales son los mismos, sobre todo el cubano Julio la Cruz?
Siguen todos… pero el rival más duro soy yo. Si yo no estoy bien, no gano. Si yo estoy bien, me tienen que matar. A todos los que están ya les he ganado. Los que tienen que estar preocupados son ellos. Porque saben que estoy bien, que estoy arriba y he vuelto de nuevo. Estoy tranquilo. El boxeo es para disfrutarlo y yo no tengo nada que perder porque yo no soy campeón olímpico ni campeón del mundo o europeo. El camino más largo es el bueno y los Juegos es el paso final: plata europea, bronce mundial… y oro olímpico.
¿Siente menos presión?
Voy mucho más tranquilo y sobre todo, disfrutando más. En Tokio, con el COVID, estaba todo cerrado, no había gente. En París será diferente. Va a haber bulla. La Villa va a ser diferente, el desfile va a ser diferente, pelearemos en un sitio histórico como Roland Garros… Todo está fluyendo.
¿Conoce a Yulenmis Aguilar, atleta cubana afincada en Oleiros que también irá a los Juegos?
No en persona, sí hemos hablado por redes. Sé por todo lo que ha tenido que pasar porque al final es lo que pasamos casi todos los cubanos para poder lograr un sueño.
¿Qué tiene A Coruña para que se asienten bien aquí?
En su momento muchos gallegos se fueron a Cuba y creo que se trajeron mucho de la cultura de allá para aquí. Y mi Coruña… mi Coruña es lo máximo, calidad, comida, gente… aunque el tiempo esté malo, no pasa nada. Al mal tiempo buena cara. Y ahora que el Dépor subió, ya más contentos todos incluso.
Ha vuelto a Cuba para entrenar. ¿Cómo fue la experiencia?
Allí, salvo mi madre, ya no me queda nadie de las amistades con las que he crecido. Casi todas están aquí, otras en Estados Unidos. A Cuba voy simplemente a entrenar.
¿Le ponen dificultades para entrar o salir del país?
Siempre me ponen un pero. La segunda vez no tanto, pero la primera me vigilaban, había una patrulla delante de casa de mi madre, que yo ya le decía que nos estaban cuidando, que así era más seguro. La segunda vez lo más que me hicieron fue dejarme un rato en el aeropuerto por el pasaporte.
¿Cómo fueron las semanas previas a ir a París?
Para adaptarnos al calor ya hemos estado en Tailandia. Subimos a Sierra Nevada para entrenar en altura y ya después a París.