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Resistencia
17 noviembre, 2024

El sueño frustrado de volver a Venezuela: «Teníamos pensando con mi marido y mis hijos volvernos caminando, como vinimos»

Stefy Durán (30) no puede aguantar el llanto y su hijo Gael (2), al que sostiene en brazos, llora con ella. El pequeño no entiende la sensación de impotencia, incertidumbre y desesperanza que envuelve a su mamá. «Con mi marido teníamos pensado volvernos a Caracas, a nuestra casa, no aguantamos más no ver a nuestros familiares y vivir en la Argentina casi en la pobreza», exclama la mujer venezolana, que vive en un ambiente en Lanús con su marido y sus tres hijos.

Stefy y su marido Ricard Baamonde (35), caraqueños, llegaron el 30 de diciembre de 2020 «hartos de la dictadura de Maduro». Tan desesperados por irse, que llegaron a la Argentina después de 72 días caminando. «A mí me faltan dos dedos de mi pie izquierdo, pero hice el sacrificio. En ese momento pensaba que valía la pena salir de ese infierno que era mi bendito país. Y nos vinimos con mucha otra gente, yendo por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, hasta llegar a la querida Argentina, que nos abrió las puertas y nos cobijó».

En mayo el matrimonio que viven en Montechingolo y que paga 200 mil pesos por una pieza, empezaron «a planear el regreso a casa». Estaban convencidos que esta vez podía darse, porque la fórmula opositora integrada por Edmundo González y María Corina Machado tenía serias chances de destronar al presidente Nicolás Maduro. «Estuve toda la noche sin dormir, primero expectante esperando los resultados y luego angustiada, llena de tristeza y bronca… No puedo creer lo que sucedió. Con mi marido estamos desesperados, porque está claro que fue un fraude, una estafa… Tenemos que soportar seis años más. Nuestros sueños se esfumaron».

Stefy y Richard, el matrimonio que el domingo palpitaba las elecciones venezolanas con una sonrisa.Stefy y Richard, el matrimonio que el domingo palpitaba las elecciones venezolanas con una sonrisa.Baamonde trabaja en una pollería y cubre el horario de 21 a 6, en Lanús. En plena labor intentaba, ansioso, comunicarse con su mujer Stefy, preguntándole por novedades. «Pobre, estaba con mucha labor, pero con la cabeza en lo que sucedía en nuestro país. Yo había acostado a mis hijos y estaba frente a la tele esperando las noticias que no llegaban nunca. Y cuando me enteré del fraude, con Richard llorábamos los dos al teléfono. Teníamos más indignación que tristeza, porque estamos convencidos de que el resultado está manchado de trampa».

Estaban convencidos de que volverían a Caracas este año. «Les habíamos comentado a nuestros hijos mayores Daniel (11) y Daniela (6), que son venezolanos. Tratamos de explicarles que volver a ver a las abuelas se va a demorar un poco más». Stefy y Richard tienen a sus mamás y hermanos. «Los extrañamos mucho y nos cuesta pensar en no tener idea cuándo los volveremos a ver. Estas últimas semanas, convencidos de la caída de la dictadura de Maduro, empezamos a soñar que volveríamos a vivir con nuestras madres».

Stefy acaba de preparar unas arepas para sus hijos, pero no le resulta sencillo hablar con Clarín ante la demanda de los tres menores. «Cuando salimos de Venezuela, estábamos desesperados por la situación económica y social de Caracas. Pasábamos hambre, no había nada de medicina y nuestros hijos se enfermaban todo el tiempo. Esto fue lo que terminó de decidirnos a emigrar. Pero aquí en la Argentina se nos está haciendo muy difícil, mi marido gana un poco más de 400 mil pesos y tenemos la mitad solamente de alquiler. Creemos que en Venezuela, con otro gobierno, nos iría mejor, por esto pusimos en marcha el plan retorno, que se terminó de frustrar la madrugada del lunes».

Días atrás, Stefy y Richard se convencieron de que había que volver de la misma manera en la que llegaron a la Argentina: caminando. «Sabíamos que no sería nada sencillo, que costaría más porque ahora tenemos a Gael (2), nuestro tercer hijo, que nació en Buenos Aires, pero el deseo y la esperanza de regresar a nuestra tierra iba a ser un motivo más que suficiente para derribar cualquier obstáculo. Es increíble, sentíamos una fuerza tremenda hace unos días, como que nada podría con nosotros… Y ahora estamos deshechos, destruidos, sin energía».

Cuenta Stefy que acaba de hablar con su mamá, que desde Venezuela le ordenó: «No se te ocurra volver aquí, no tiene ningún sentido, van a pasar hambre y necesidades, este país no va a cambiar mientras esté el dictador… Tenés que ser fuerte y aguantar lo que sea, pero quedate en Argentina». Esas palabras le dieron un poco de aire y alivio a Stefy, que se calmó, lo que tranquilizó, también, al pequeño Gael.

PS

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