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Resistencia
22 noviembre, 2024

El show de Pulp en la Argentina: épico e íntimo, refinado y popular, nostálgico y actual

“This is what we do for an encore” (“Esto es lo que hacemos como bis”): este es el nombre de la gira reunión de Pulp, que trajo al grupo liderado por Jarvis Cocker por segunda vez a la Argentina, tras aquel show en el Luna Park en 2012.

Y vaya si el show del jueves por la noche en el Movistar Arena rindió honores a su título: hacia el final, tras una veintena de canciones que incluyeron rarezas y estrenos, Mis-Shapes fue la tercera salida de la banda para, de este modo, poner punto final a un concierto nostálgico pero al mismo actual, épico e íntimo, refinado y popular.

Todos esos calificativos contradictorios entre sí le calzan como anillo al dedo al gran Jarvis Cocker, uno de los frontman más carismáticos del pop de los 90 para acá.

Heredero natural del glam de David Bowie y Bryan Ferry en escena, y de la pluma de clase trabajadora de Ray Davies y John Lennon, Jarvis puede ir del paso de baile desenfrenado y casi destartalado al susurro cómplice y moverse siempre entre extremos con una elegancia innata.

Con foco en Different Class (el álbum de 1995 que los llevó a terciar con Oasis y Blur por la corona del Brit Pop), Pulp suena como una orquesta aceitada en función al lucimiento de Cocker.

Para eso, el guión del show es fundamental y Jarvis lo ejecuta a la perfección. El comienzo con I Spy y, pegadita, Disco 2000, funcionan como un uno dos que confirma que quien pega primero pega dos veces, y de este modo el cantante pone a la audiencia en un bolsillo de su saco.

Jarvis Cocker, un letrista que heredó la pluma de la clase trabajadora de artistas como Ray Davis y John Lennon. Foto: Télam Jarvis Cocker, un letrista que heredó la pluma de la clase trabajadora de artistas como Ray Davis y John Lennon. Foto: Télam

Tu estados de ánimo y los míos

Y partir de eso da pie a un paseo por distintos estados de ánimo suyos y del público: desde el recuerdo al desaparecido bajista Steve Mackey en Something Changed y la conciencia ecológica de Weeds y Weeds II (The Origin of the Species) a esos magníficos retratos de la resaca post rave (Sorted for E’s & Wizz) y post cocaína (This is Hardcore).

La inclusión de Bad Cover Version (original de We Love Life, su disco de 2001 producido por Scott Walker) fue un hermoso guiño para los fans más acérrimos, y pegadita Do You Remember The First Time? sonó ajustada y con una intro donde Jarvis preguntó sobre aquellos que habían ido al Luna Park once años atrás.

Sunrise dio pasó a la primera tanda de bises. Y allí la trifecta de Like a Friend, Underwear y Common People (donde Cocker presentó al grupo, con Candida Doyle como la favorita de la gente gracias a una ovación hermosa) parecía que ponía fin a la noche.

Jarvis Cocker y, atrás, la tecladista Candida Doyle, ovacionada por el público argentino que colmó el Movistar Arena. Foto: Télam Jarvis Cocker y, atrás, la tecladista Candida Doyle, ovacionada por el público argentino que colmó el Movistar Arena. Foto: Télam Pero no, hubo más: el estreno local de Background Noise (sólo fue tocada en México antes que en el Movistar Arena) permite a todos soñar con un nuevo disco de Pulp. Y la inclusión de un fragmento de Cocaine Socialism en Glory Days fue, a su modo, el anticipo de esa Mis-Shapes final.

Por favor, no lean las letras mientras escuchan el disco” es el mantra que aparece escrito en todos los registros de Pulp y de Jarvis Cocker solista. Pero nada dice el cantante acerca de cantar junto a él.

Entonces, escuchar a todo un estadio entonar “Hermanos y hermanas, ¿no lo ven? El futuro es tanto tuyo como mío. No habrá peleas en la calle. Creen que nos tienen vencidos, pero la venganza va a ser tan dulce… Nos estamos moviendo ahora, sólo levanta las manos, es una redada… Queremos sus hogares, queremos sus vidas, queremos las cosas que no nos permitirás. No usaremos armas, no usaremos bombas, usaremos lo único que tenemos: nuestras mentes…” es una despedida preciosa.

Un adiós que levanta el ánimo del más caído y permite encarar la noche y el futuro inmediato con otra moral. Y todo gracias a lo que hizo una banda como Pulp para llegar a los bises.

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