Cuando muchos señalan la crisis de la escuela en el país seguramente se les pase de lado las otras funciones que está cumpliendo esa institución además de la educación. Está la función de contención social. Y, sobre todo, la función de que muchos chicos y adolescentes del país coman.
Un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación muestra que, en los últimos 8 años -los últimos dos períodos presidenciales- creció 21% la cantidad de alumnos que reciben el almuerzo gratis en escuelas estatales de todo el país.
Cifra que podría crecer aún más este año tras la estampida inflacionaria de los últimos meses que pegó muy fuerte en la canasta básica de alimentos.
Los datos del informe muestran que, en 2022, fueron 1.860.000 los chicos que comieron al mediodía en el colegio, 323.000 más que en 2014, lo que implica un aumento del 21% en 8 años, muy por encima del aumento de la matrícula en ese período, que fue del 6%.
Hoy, uno de cada cuatro alumnos de 5 a 11 años (24%) de escuelas estatales recibe el almuerzo gratuito en el comedor escolar. Y casi la mitad de los chicos pobres de esa edad (45,1%) ya come en el colegio.
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Alumnos de 5 a 17 años de escuelas estatales que almuerzan en colegio o retiran vianda, según nivel socioeconómico
* Quintil I es más pobre, quintil V más rico.
Infografía: Clarín
Pero podrían ser más, si se tiene en cuenta que el almuerzo gratis llega más a los alumnos que van a escuelas de doble turno (el 86%), y muchos chicos pobres quedan al margen de esta posibilidad.
La jornada extendida es, justamente, una de las principales deudas de la educación argentina. Hoy apenas el 14% de los alumnos de la primaria de todo el país va más de 4 o 5 horas a clase.
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Alumnos de 5 a 17 años de escuelas estatales que almuerzan en colegio o retiran vianda, según el tipo de jornada escolar
Infografía: Clarín
No solo creció la cantidad de alumnos que almuerzan en el colegio, también los que reciben un desayuno. El informe puntualiza que en 8 años esa proporción subió un 21,3%. Ahora desayunan en la escuela 2.843.000 chicos, en 2014 eran 2.344.000.
Cada provincia con su libreto
El informe -hecho por Cecilia Adrogué (Universidad Austral y UdeSA-Conicet), Eugenia Orlicki y Leyre Sáenz Guillén (Observatorio de Argentinos por la Educación)- analiza qué pasa en las distintas provincias.
Los expertos encontraron que hay casos de provincias donde se prioriza el almuerzo (por ejemplo, Córdoba donde el 45% es beneficiario de almuerzo y el 29% de desayuno), y otros donde se prioriza el desayuno como Santa Cruz (45% vs 0% en almuerzo). También hay casos donde se priorizan ambos programas (Formosa y CABA).
El informe explica que cada provincia es autónoma para decidir qué prestaciones brindar, cuánto gastar y qué calidad nutricional aportar en el comedor escolar. Esto hace que la situación sea muy diversa entre distintas escuelas del país.
Los datos muestran que las jurisdicciones con mayor proporción de alumnos que almuerzan en escuelas de gestión estatal son Formosa (45%), Córdoba (44%) y CABA (37%), mientras que en el otro extremo están Santa Cruz (0%), Neuquén (7%) y Mendoza (7%).
¿Por qué tanta diferencia entre las provincias? Clarín se lo preguntó a Cecilia Adrogué -autora del informe-, quien lo atribuyó a la autonomía que tiene cada provincia para tomar decisiones y -también- a la diferente presencia de la jornada extendida.
En este sentido, llama la atención la gran proporción de alumnos que almuerza en las escuelas de Formosa, siendo esta una provincia con apenas de 9,2% de alumnos de la primaria en escuelas de doble turno.
Consultado por Clarín, el nutricionista Sergio Britos señala como un déficit la enorme autonomía que tienen las provincias para definir sus lineamientos y metas nutricionales para los alumnos.
El experto, que es profesor e investigador de la UBA y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), explica que hay fondos para el programa de comedores escolares que llegan desde la Nación y que las provincias los gastan con gran discrecionalidad.
“Hay metas nutricionales que las escuelas deben seguir. Son esos menúes que se cuelgan en las escuelas que pocas veces se cumplen. Todo eso es absolutamente anárquico y muy artesanal. No existen instancias de capacitación, por ejemplo, en materia de técnicas culinarias para que las preparaciones sean medianamente homogéneas y nutritivas. Y no hay control, ningún sistema que supervise el funcionamiento en cada una de las provincias», agregó el experto.
«Desde ya que hay provincias en las que las cosas se hacen un poco mejor y otras en las que las cosas se hacen peor”, aclaró.
Adrogué coincide con el enfoque. “No existe un solo esquema de alimentación escolar, sino que son muchos y variados. Por otro lado, el presupuesto suele ser escaso. El hecho de que ya muchos chicos asistan es un primer paso: el siguiente sería mejorar lo que se les brinda, con un buen plan alimenticio, y con fondos suficientes”, afirma.
Con respecto a los chicos que desayunan en las escuelas estatales, también se destaca Formosa (62%), seguido por CABA (55%) y Corrientes (49%), mientras que en donde menos se desayuna en el colegio es en Mendoza (16%), Chaco (24%) y Córdoba (29%).
Déficits de la dieta escolar
El informe de Argentinos por la Educación reseña distintas investigaciones que muestran la relación directa que existe entre una buena alimentación y los resultados educativos. Ahora, ¿es buena la alimentación de los chicos hoy en las escuelas? ¿Cómo debería ser, desde el punto de vista nutricional?
Britos afirma que la calidad nutricional de lo que los chicos comen en la escuela -sobre todo en el almuerzo- “dista mucho de lo que debería ser”.
Señala que ellos ya tienen documentado las deficiencias y los excesos de la alimentación de los argentinos y dice que un programa de alimentación escolar coherente debería complementar esos déficits y moderar los excesos.
“Argentina es un país en los cual en el cual el 41% de los escolares tienen sobrepeso y obesidad. Hay una enorme brecha en materia de verduras, de frutas, de legumbres, en menor medida de lácteos. Y un exceso muy importante en harinas, planificados y todo lo que tiene que ver con cereales muy refinados, hortalizas como la papa y un consumo excesivo en carnes”.
“Entonces, si estas son las deficiencias y los excesos, se supone que la dieta escolar debería ser el espejo inverso. Proveer mucha verdura, mucha legumbre o por lo menos incorporar el hábito de consumo de legumbres en los escolares. Menos harinas, menos planificados. Con una cantidad moderada de carnes, y más pescado”.
Britos señala que el principal problema está en los almuerzos escolares. “En los desayunos hay una cantidad de excesiva de panificados y azúcar. Pero los almuerzos tienen un notorio desequilibrio y mucha monotonía. Las dos condiciones básicas de una alimentación saludable es que la dieta deba ser diversa y un buen equilibrio entre diferentes grupos de alimentos. Y las dos cosas están alteradas y son deficitarias o desequilibradas en la dieta de nuestros escolares».
«Los almuerzos escolares típicos son a base de mucho cereal, de mucha cantidad de pan. Presencia de carne variable, pero nunca poca. Y muy baja cantidad de todo lo que más falta: verduras, legumbres, cereales, integrales, lácteos, frutas», señala.
¿Cómo deberían ser? “Se debería instaurar y educar progresivamente hábitos alimentarios más saludables, lo cual significa acostumbrar el gusto y el paladar de nuestros chicos para consumir más cantidad de legumbres, más cantidad y variedad de verduras, menos carne roja y más pescado, más huevos, poca cantidad de cereales refinados, de harinas, de papa y una mayor cantidad de cereales integrales. Presencia siempre de frutas o yogur como postre”.