Los celulares, para transmitir audio, fotos y mensajes a las torres de telefonía, emplean ondas de energía invisibles que se propagan hasta cualquier antena del planeta. Y esta radiación electromagnética puede ocasionar un desgaste auditivo. En esta nota, cuáles son los smartphones que poseen la tasa de emisión más elevada.
La mayoría de las autoridades sanitarias coinciden -tras más de dos décadas de debate- que no hay pruebas fehacientes de que estas modulaciones de radiofrecuencia generen algún efecto fisiológico en el organismo.
Sin embargo, varios estudios comenzaron a destacar el peligroso vínculo que se establece entre los celulares, los auriculares del tipo wireless y las complicaciones auditivas.
El principal argumento de defensa de los fabricantes es que la fuerza de transmisión del bluetooth es baja. La suma de cada uno de estos canales no alcanza para ser considerado como algo perjudicial.
La pérdida es imperceptible aunque duradera.Como señala Ken Foster, profesor emérito de bioingeniería de la Universidad de Pensilvania, los dispositivos Bluetooth emiten mucha menos radiación que los teléfonos móviles.
Aunque esta exposición podría acumularse si se escuchan podcast o música durante más de 2 horas diarias. En estos casos, el problema no es la potencia, sino la distancia que los separa de la zona crítica. Es decir, si uno los coloca a un centímetro (cm) del tímpano, la radiación es 100 veces mayor que a los 10 cm.
A una conclusión similar llegaron investigadores de la Universidad de Buenos Aires quienes realizaron estudios en roedores de entre 15 y 30 días -una edad equivalente jóvenes de entre 6 y 22 años- ya que tienen un sistema nervioso similar a este grupo etario.
Del mismo se pudo inferir que, el uso prolongado de los auriculares no solo es perjudicial para el oído, sino que también puede generar desconexiones a nivel neuronal.
Interferencia auditiva
El problema del Bluetooth no es la potencia sino la proximidad. Pexels.Lo que provoca esta señal es una interrupción temporal en la sinapsis neuronal. El resultado de esta interpolación es una disminución auditiva perceptible, aunque no lo suficiente intensa como para que resulte detectable.
A esto se le suma que, la mayoría de los modelos con tecnología inalámbrica, se comunican entre sí a través de un campo de inducción magnética, que atraviesa los hemisferios del cerebro.
Como apunta el Dr. Joel Moskowitz, de la Universidad de California, nadie indagó sobre las posibles consecuencias y mucho menos, las normas para limitar las secuelas.
Un estudio lateral sugiere que una exposición prolongada podrían afectar al nervio vestibular. Los efectos de la radiación, en casos extremos, provocan un zumbido constante y molesto.
Los investigadores detectaron que los participantes que usaban los auriculares con frecuencia -4 o 5 horas diarias- tenían un umbral de sonido más alto y concluyeron que esto “reveló de forma clara los efectos peligrosos del uso del teléfono móvil en la función auditiva”.
Ondas de baja potencia
Todos los teléfonos –algunos más, otros menos- emiten una categoría de radiación electromagnética catalogada como radiofrecuencia (RF). Estas ondas de baja potencia también se encuentran en las radios FM y los microondas.
Se trata de una forma de radiación no ionizante que, en teoría, es inofensiva porque no puede romper los enlaces químicos en el ADN humano. Sin embargo, si no se regula su intensidad, podría acarrear algunos efectos persistentes.
A modo de lineamiento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó el límite de emisión de un celular -lo que se conoce como la la tasa de absorción específica o SAR- debe ser de dos vatios por kilogramo. Y si bien no hay aparatos que superen ese umbral, hay algunos que están apenas por debajo.
El organismo sanitario explicó que los smartphones son elementos de radiofrecuencias de baja potencia, dado que se manejan con intervalo de frecuencias de entre 450 y 2700 MHz y su pico de potencia oscila entre 0,1 y 2 vatios.
Los celulares con alta radiación
La evolución de la tecnología fue aumentado gradualmente la radiación de los teléfonos inteligentes, al igual que la creciente huella de carbono. Según las mediciones de Stocklytics.com, en la lista negra hay varios modelos de Xiaomi.
El Xiaomi-Mi A1 arrojó el balance más negativo. Su Tasa de Absorción Específica tiene un SAR (oído) de 1,75 W/kg y un SAR (cuerpo) de 0,76 W/kg.
Le sigue la serie Mi Max 3, con un SAR (oído) de 1,58 W/Kg y SAR (cuerpo) de 1,42 W/kg. Su modelo 5G también tiene niveles de SAR (oído) similares y un SAR (cuerpo) ligeramente elevado de 1,56 W/kg.
Por otra parte, la serie Samsung A23 5G también suscita preocupaciones con un SAR en espiral cercano a 1,5 W/kg tanto para el (oído) como para el (cuerpo).
El Oppo Reno 5G (CHP1921) también registra niveles de radiación notablemente altos, con un SAR de 1,36 W/kg para el oído.
Dispositivos como los Google Pixel 3a y 4a y la serie iPhone 7 de Apple demuestran niveles de radiación más bajos, que oscilan aproximadamente entre 1,36 W/kg y 1,39 W/kg para el oído.
La clasificación de los smartphones es un recordatorio de la naturaleza polifacética del progreso tecnológico. Lo que implica que mantener niveles de radiación más bajos sigue siendo un desafío para las principales marcas.
SL