Pregunta: Estrenáis ‘Si lo dice mi madre’, un dating show en Atresplayer, ¿cómo han ido las grabaciones del programa? ¿Qué podemos esperar de él?
Carlos: Yo creo también que es el momento perfecto porque es el momento como de apagar el cerebro, quiero ver una cosa que me haga reír, que me lo haga pasar bien… Que no requiera mucho de mí, que yo pueda ser espectador y estar tranquilito y ahora es un poco lo que apetece, a mí por lo menos.
Mariang: Es un programa muy divertido, creo que es perfecto para la época del año, que es el verano, porque coincide justo con la vuelta de los jóvenes a sus casas, en caso de que estudien fuera. Y creo que es como el caldo de cultivo perfecto para ver un programa que conecta tanto a los jóvenes con sus padres. Para lo bueno y para lo malo, es como muy divertido ver cómo se pinchan con sus madres. Es una buena forma de pasar los domingos en familia.
P: El género del dating show se ha extendido mucho en los últimos años, ¿qué creéis que aportan este que no aportan otros?
M: Yo creo que ya de por sí, la formulación que tiene el programa que es un dating show que no elige la persona que acaba teniendo la cita, sino que elige su madre. Creo que es una cosa bastante novedosa, sobre todo porque es que al protagonista persé, que son los pretendientes y la persona que busca pareja, no los escuchamos hablar hasta los últimos tres minutos del programa.
C: Sí. Lo que suele pasar en estos datings en los que participan las madres, es que al final, las madres hablan bastantes con sus hijos y al final los hijos tienen mucha presencia. Aquí realmente son un poco muñecos, son maniquís que están callados hasta el momento final. Entonces yo creo que aunque sea un dating show, pues los hijos son los que tienen las citas, las protagonistas y las que llevan todo son las madres.
P: ¿Hay algo en concreto que os haya sorprendido del programa?
M: Yo creo que la soltura que tienen las madres, que son personas que nunca se han visto delante de una cámara. Parece que llevaban toda la vida en platós de televisión.
C: Total, o sea, a mí eso me ha parecido loco. Una señora de un pueblo de 300 habitantes que nunca ha salido de ahí, de repente la ponen delante de una cámara, con 300 focos, 300 inputs por todos lados y parece que lo lleva haciendo toda la vida. De verdad, a mí eso me ha parecido loquísimo, el cómo hay personas que tienen esa estrella dentro, de locura y de saber hablar.
M: Por lo que hemos visto, tiene que ser una cosa que se lleva en la sangre porque todas las madres que han pasado eran así. Parece ser que si tú eres una mujer de mediana edad en un pueblo, cuando alcanzas los 45 de repente te conviertes en Susanna Griso delante de las cámaras.
P: ¿Vamos a ver algún choque entre hijos y madres porque a lo mejor no están muy de acuerdo con la cita que han elegido?
M: Choque persé no porque no pueden hablar, pero sí que va a haber mucha mirada, mucho codo, mucho enfoque de la cara del hijo porque las madres a veces son unas mete mierdas.
C: Yo, no sé si en los confesionarios de los hijos habrá como ese momento de «que mal ha elegido mi madre». Pero después del programa, sí sé que hubo algunos que dijeron: «Bueno, no me he ido muy contento».
P: ¿Cómo habéis afrontado esta vez este formato más televisivo?
C: Pues la verdad que este reto era como bastante relajado dado que nosotros al final somos un poco los conductores. Salimos al principio para presentar un poco los temas y presentar a la madre que va a salir y luego al final para ayudarla a decidir, pero realmente es que el peso del programa no lo tenemos nosotros. Estamos ahí un poco de animadores, de juglares diría. Pero tampoco sentía como mucha presión porque al final, con los personajes que había, las madres que había, es que el show estaba hecho. En el podcast también nos pasa. Cuando un invitado es una persona que habla sola, que no necesitas decirle mucho porque tiene mucha cuerda por sí sola, es que es tan relajado. Y con este programa, las madres eran así todas.
P: ¿Hay alguna anécdota que hayáis vivido y se pueda contar sin desvelar mucho del programa?
C: A mí me hizo bastante gracia una cosa que pasó en el programa que es, una madre que rechazó a una de las chicas para su hijo porque le recordaba mucho a la ex. Y al chico se veía que le encantaba, la miraba con ojos de me caso ahora mismo y la madre dijo: no, no me gusta, me recuerda a tu ex.
M: Sí, creo que eso también es un poco la esencia del programa. Tu madre va a elegir lo mejor para ti como madre, va a elegir lo que piensa que es mejor para ti. Y eso lo demuestran continuamente en este programa.
P: ¿Aceptaríais participar en este programa con vuestras madres?
M: Jamás, ni de coña. Me tienen que apuntar con una pistola.
C: Mira que yo creo que nuestras madres son como bastante benignas y tranquilitas y que tampoco son como personas muy televisivas, pero ni muerto me pongo yo a que mi madre cuente mis intimidades. Que ya lo hago yo gratis en el podcast todos los días, no tiene que venir mi madre a contar ninguna intimidad mía, pero no es lo mismo contarlo tú a que lo cuente su madre desde su punto de vista.
M: Y delante de una cámara, sin poder hablar.
P: ¿Volveríais a presentar el programa en una hipotética segunda temporada?
C: Sí, fue muy divertido, muy fácil. O sea sí, 100%.
P: Ahora que estáis haciendo vuestros pinitos en el mundo de la televisión, ¿hay algún programa ya existente o por inventar que os gustaría presentar?
M: Yo ‘El Hormiguero’.
C: ‘La isla de las tentaciones’ me encantaría presentarlo. Me encantaría ver a niñas que les han puesto los cuernos 35 veces y decirle: «cariño siéntate, tú puedes con esto, no montes un drama».
P: Y ya por último, ¿cuál es la razón por la que la gente no se puede perder ‘Si lo dice mi madre’?
C: Porque es verano y tampoco tienes nada mejor que hacer. Si la gente que nos quieres, que nos sigue, necesitamos comprarnos una casa. Tienen que ver las cosas que hacemos.
M: Eso, que está muy caro Madrid.