El 10 de enero de 1994, 11 policías bonaerenses vestidos de civil, a bordo de cinco autos no identificables, salieron de caza para emboscar a una banda que trabajaba para ellos y se quería independizar de la brigada. Eran tiempos de la llamada «Maldita Policía» y estos policías en particular pertenecían a la temible Brigada de Lanús, a cargo de Juan José Ribelli, detenido y luego absuelto por el atentado a la AMIA.
Su plan era matarlos, pero se equivocaron de objetivo. Además de asesinar a dos de sus presas originales (dispararon 200 veces, según las pericias), fusilaron al librero Edgardo Cicutín (34) y el remisero Norberto Corbo (32).
Cicutín iba en un auto parecido al que buscaban los policías (un Dodge 1500) junto con Claudio Antonio Díaz (el único sobreviviente, por entonces de 35 años). Corbo había sido contratado como chofer de los delincuentes y manejaba un Peugeot 505.
Parece mentira que este miércoles se cumplan 30 años de uno de los casos mas emblemáticos de «gatillo fácil» de la Argentina y también que los policías -aunque fueron condenados- sigan libres.
De los 11 policías involucrados originalmente, sólo llegaron a juicio siete: tres murieron y otro está incapacitado mentalmente. En su momento, todos habían sido sobreseídos pero su situación fue dada vuelta por la Suprema Corte bonaerense en 2013.
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Contado así, en pocas líneas, parece mentira: 11 policías bonaerenses vestidos de civil, a bordo de cinco autos no identificables, salieron de caza para emboscar a una banda que trabajaba para ellos y se quería independizar de la brigada. Su plan era matarlos pero se equivocaron de objetivo y además de asesinar a dos de sus presas originales (dispararon 200 veces, según las pericias) fusilaron al librero Edgardo Cicutín (34) y al remisero Norberto Corbo (32), que nada tenían que ver con el ajuste de cuentas. Mirá el video para conocer la historia completa de la Masacre de Wilde contada por Viriginia Messi, periodista especializada en casos policiales de Clarín.
Los condenados fueron Marcos Ariel Rodríguez, Marcelo Daniel Valenga, Hugo César Gatto, Pablo Francisco Dudek, Eduardo Gómez, Roberto Oscar Mantel y Osvaldo Américo Lorenzón.
La responsabilidad del Estado
El pasado 10 de noviembre, el Estado argentino reconoció su responsabilidad en la Masacre de Wilde.
El acuerdo amistoso fue firmado por el entonces secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, y Raquel Gazzanego, viuda de Edgardo Cicutín.
Los rastros de las balas policiales en el Dodge 1500 en el iban Claudio Díaz y el librero Edgardo Cicutín.El pacto ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) incluye la sanción de una ley contra la violencia institucional. Su firma fue una alegría para los familiares de los muertos por la Policía.
Pero fue una alegría a medias.
En diciembre de 2022 los policías fueron condenados a 25 años de cárcel en un juicio oral que tardó casi 29 años en llegar. Pero el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de Lomas de Zamora dejó en suspenso su encierro hasta tanto el fallo sea confirmado (o no) por la Cámara de Casación bonaerense.
Actualmente tanto las apelaciones de las querellas como de las defensas están en la Sala 3 de la Cámara de Casación bonaerense, que fijó fecha para audiencia presencial de las partes el próximo 21 de marzo.
La alegría de Raquel Gazzanego, viuda de Cicutín, y de Claudio Díaz, entre otros, tras el veredicto por la Masacre de Wilde, en diciembre de 2022. Foto: Luciano Thieberger.En el ínterin de la espera -y a apenas nueve días de la solución amistosa firmada por el Estado argentino-, el TOC 3 de Lomas firmó una resolución polémica: le permitió mudarse a Córdoba a uno de los policías condenados.
La cuestión es que no es un policía más. Se trata del ex cabo Marcos Ariel Rodríguez, quien estuvo prófugo 20 años gracias a que logró esconderse, precisamente en Córdoba, en la localidad de La Falda.
De acuerdo a los fundamentos de los jueces -que contaron con el apoyo de la fiscal-, Rodríguez está en la miseria, no tiene dónde vivir y sufre de problemas de salud. Por eso le dieron el OK para mudarse con uno de sus hijos a Villa San Antonio, Valle Hermoso.
El 17 de septiembre de 2014, un grupo táctico de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) irrumpió en un pequeño minimercado de la ciudad cordobesa de La Falda y rodeó a un hombre gordito que estaba cortando fiambre detrás del mostrador.
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Marcos Rodríguez se había escapado caminando de una comisaría y fue detenido en La Falda en 2014, por detectives de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Ahora, a 28 años de la tragedia, la Justicia decidió excarcelarlo.
Ahí mismo lo subieron en una combi y se lo llevaron esposado. Ese comerciante, que durante 20 años había vivido como un vecino más, con su mujer y sus dos hijos, era en realidad el policía de la Bonaerense Marcos Ariel Rodríguez, prófugo por la Masacre de Wilde.
Rodríguez quedó detenido en 2014, pero el 26 de julio de 2019 logró la «prisión domiciliaria» y después -en marzo de 2022- consiguió su excarcelación fue firmada por la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora.
«La Masacre de Wilde es la síntesis de la injusticia en la Justicia argentina. Más de 28 años después, todavía no tenemos sentencia firme. Acá lo único cierto es que casi 30 años después, la víctimas siguen reclamando justicia», sintetizó a Clarín Gustavo Romano Duffau, abogado querellante en la causa desde el minuto cero.
EMJ
