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Resistencia
20 agosto, 2025

Escenas delirantes de la paranoia de Javier Milei

La historia la contaron hace algunos días en el streaming de Jorge Rial y, aunque ya desmentida por el Presidente, lo cierto es que sí tiene una parte de verdad. La versión, según el periodista Mauro Federico, indicaba que Javier Milei había despedido a los chefs de la Quinta de Olivos tras acusarlos de intentar envenenarlo con un ojo de bife. Cuando él lo olfateó, frunció la nariz, empezó a sospechar e hizo que otros probaran el plato antes, sin que se produjeran bajas, por suerte. Pero, no conforme con eso, el primer mandatario luego cesanteó a todos sus cocineros.

El propio Milei negó la pintoresca escena al afirmar en sus redes que carece de credibilidad porque, como algunos saben, él padece un cuadro de anosmia, es decir, no tiene olfato. El ojo de bife, entonces, no huele a nada.

Pero hay un detalle que no mencionó y es que, en efecto, como señalaba el rumor desmentido, el Presidente hace que otra persona pruebe el menú antes de empezar a comer. Como los antiguos zares rusos, que contaban con catadores para que las intrigas palaciegas no terminaran envenenándolos. ¿Quién es el catador del desconfiado Milei? Se llama Mario Suli y oficia de valet en la residencia presidencial. Su estómago es de acero y está acostumbrado a los riesgos. Entre sus funciones está, además, la de cuidar a los mastines ingleses del líder libertario, que viven enjaulados en los caniles que mandó a construir en la Quinta. A Suli lo apodan “Baron B” porque en las fiestas le gusta compartir ese champagne con los amigos.

Hay otras escenas además de la del catador arriesgando la vida por su jefe. En abril de 2024, el periodista Jonatan Viale contó que la integridad física de Milei había corrido peligro durante una gira por Europa en la que él decidió no abordar un avión que lo llevaría a Dinamarca y eligió volver antes al país. “Si iba a Dinamarca, era boleta”, contó Viale ante el asombro de sus compañeros de equipo, y finalmente reveló que su fuente -en off the record- era el propio Milei. Al día siguiente, cuando los periodistas consultaron a Manuel Adorni en su conferencia de prensa en la Casa Rosada, el vocero solo respondió: “Corre por cuenta de quien lo mencionó”.

Recordemos, además, que el líder libertario viene de hablar de un supuesto golpe de Estado y de una corrida cambiaria tras los que entrevé la mano de su vicepresidenta, Victoria Villarruel. Lo dijo en público y sin presentar ninguna prueba, luego de aquella votación en el Congreso que le puso un freno a la motosierra y dejó en suspenso los recortes en discapacidad y jubilaciones. A la vice, en su momento, Milei también la acusaba por lo bajo de estar conspirando junto con Mauricio Macri para condicionarlo a él.

Quienes no quieren a Santiago Caputo afirman que el asesor estrella utiliza ese rasgo de la personalidad presidencial en su favor y le vende teorías conspirativas sobre supuestas operaciones de sus enemigos que requieren de la pericia del joven funcionario para desarticularlas y defender al Gobierno. “Javier, de ese modo, cree que lo necesita a Caputo”, afirman esas fuentes.

La línea entre realidad e imaginación puede ser muy delgada en la mente de un mandatario que ha declarado que, en sus primeras semanas en el poder, pudo desarticular una “híper” que el anterior gobierno le había “pantado” para que estallara apenas asumiera. Hablaba de ¡15 mil por ciento! Es un número que, según el grueso de los economistas, solo existía en su cabeza.

Su amigo, el economista Juan Carlos de Pablo, acaba de admitirlo en una entrevista. “Milei es muy paranoico, el hombre es así”, dijo y se encogió de hombros, como quien señala un defectito sin importancia.

Ojalá que el Presidente sepa diferenciar entre realidad y delirio. Y que el catador Suli no se indigeste con nada.

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