Una fría noche de septiembre, Eddie Vedder estaba en el escenario del Ohana Festival de Dana Point, California, mirando a un mar de caras expectantes.
Vedder y su banda Earthlings habían interrumpido su actuación para que los médicos pudieran atender a un miembro del público en apuros. Una vez que la situación pareció resuelta, consultó con la banda; empezarían de nuevo desde el principio.
«Ésta», empezó a decir Vedder, y entonces los Earthlings se lanzaron de nuevo a la canción, tomando a su líder por sorpresa y pisando su reinicio.
Vedder empezó a cantar, como un hombre que persigue a un ómnibus mientras se aleja. Se detuvo, sonrió y soltó un improperio en dirección a su guitarrista principal, un hombre de 33 años con corte de pelo rubio blanquecino que resulta ser el productor del último álbum solo de Vedder y del próximo de la otra banda de Vedder, Pearl Jam.
La música se detuvo. Vedder, sonriente pero severo, señaló al guitarrista y empezó a retarlo por haberse precipitado.
«Este es Andrew Watt -dijo Vedder al público-. Él produce los discos. Pero aquí arriba, jovencito… Yo estoy al mando. Yo tengo el control. Yo soy el jefe».
En el estudio, es otra historia. Cuando no está tocando en directo con Vedder -o formando parte de algún otro grupo de estrellas, como la banda de acompañamiento de Iggy Pop, The Losers, con el baterista de Red Hot Chili Peppers Chad Smith y el bajista de Guns N’ Roses Duff McKagan-, Watt, nacido Andrew Wotman, es uno de los productores más solicitados del rock y el pop modernos.
Sus primeros éxitos fueron canciones para compañeros de su generación como Justin Bieber, Dua Lipa y Miley Cyrus. Pero también se convirtió en el primer productor de la nueva música de las estrellas de rock más veteranas, trabajando con artistas tan legendarios que se tutean con todo el mundo. Ozzy (Osbourne). Elton (John). Mick y Keith (Jagger y Richards(. Incluso Paul.
Andrew Watt está nominado a un Grammy junto a los Rolling Stones por su nuevo hit «Angry».. Foto: Shutterstock(Sí, ese Paul McCartney).
Sin miedo a las leyendas
Y aunque Watt nunca lo diría sin rodeos, a veces gran parte de ese trabajo consiste en no tener miedo a decir a los iconos musicales míticos lo que deberían hacer. (O al menos -puesto que otra gran parte del trabajo es la diplomacia- sugerir qué probar podría ser muy bueno).
«Este artista trabaja con un productor porque quiere que lo produzcan», dijo Watt en una entrevista en su casa de Beverly Hills unos meses antes del concierto de Ohana. «Si se presentan para hacerlo contigo, quieren feedback».
Al fin y al cabo, son estrellas del rock. Si viven lo suficiente, suelen empezar a dudar de sí mismos. Caen presas de la timidez, la autocomplacencia, las consecuencias creativas de las rencillas internas o todo lo anterior, y se alejan de lo que mejor saben hacer. Tarde o temprano, necesitan que alguien intervenga y los guíe de nuevo por el camino.
Esto no es lo único que se le da bien a Watt, por supuesto. En las entrevistas, sus colaboradores alabaron su presteza, su capacidad para comunicarse de músico a músico y, sobre todo, su energía inagotable. (Watt compara su comportamiento en el estudio con el de Richard Simmons, el implacable y alegre gurú del ejercicio de los ’80: «Puede que a alguien lo haga reír, o que piense que soy un maníaco, pero yo soy yo, y estoy realmente feliz de estar ahí»).
«No es uno de esos tipos que se asombran de la gente», dijo Paul McCartney, que presumiblemente reconoce el asombro cuando lo ve. «Se limita a seguir adelante».
Lady Gaga, Ron Wood, Mick Jagger y Andrew Watt, en la grabación del último disco de los Rolling Stones. Foto: IG Andrew WattElton John dijo que nunca había visto nada parecido a la presencia de Watt en el estudio, comparándolo con «un cable en tensión». «Para alguien de mi edad, es muy, muy contagioso, y es muy importante que yo me alimente de alguien así», añadió.
«Se toma cada sesión tan en serio como si fuera el séptimo partido de las Series Mundiales y todo el mundo va a jugar como si fuera el séptimo partido», dijo el compositor Ali Tamposi, un viejo amigo que trabajó con Watt en algunas de las canciones más grandes que produjo, incluidos éxitos de Bieber y Camila Cabello. «Sabe qué hacer y decir para sacar eso de cada persona con la que trabaja».
El fan que sabe lo que quiere
Pero lo más importante que Watt ofrece a sus clientes, sobre todo a los que vivieron en la niebla de su propia leyenda durante más tiempo del que él lleva vivo, puede que sea el entusiasmo enciclopédico de un fan que sabe exactamente lo que le gustaría escuchar en una grabación actual de sus ídolos, y tiene la confianza en sí mismo para expresar esas preferencias a la cara.
Después de todo, existe una diferencia crucial entre «lo que crees que los demás quieren de ti y lo que tus fans realmente adoran de ti», dijo la cantautora Brandi Carlile. Carlile, que trabajó con Watt en álbumes como Lockdown Sessions de John de 2021, dijo que Watt tiene un don para ayudar a leyendas del rock díscolas a volver a ver su propia luz.
«Tiene eso en común con Rick Rubin», dijo. «Ambos tienen la capacidad de entender a gran escala, culturalmente, cómo impactó un artista en el mundo, y ponerlo cara a cara con eso. Puede que sea su mayor superpoder».
Elton John y Andrew Watt. El veterano músico británico se convirtió en su amigo. Foto: IG Andrew WattA medida que más y más artistas emblemáticos buscaron su perspectiva, la vida de Watt se ha vuelto cada vez más irreal. Las conexiones creativas se convirtieron en amistades. Habla con John todos los días. «Elton me enseñó porcelana», dice Watt. «No del país, sino sobre la porcelana. Los platos adecuados, el mantel adecuado. Los servilleteros adecuados. Es un faro del buen gusto».
(«Lo aprendí de Gianni Versace», dijo John, «así que se lo transmito a Andrew»).
La experiencia con Mick Jagger
Watt pasó tanto tiempo con Mick Jagger -a fines de 2022 y principios de 2023, mientras producía el último álbum de los Rolling Stones, Hackney Diamonds, y durante el largo noviazgo profesional que condujo a ese concierto- que a veces, cuando la aplicación de fotos de su iPhone le muestra una presentación de diapositivas de sus «recuerdos», los recuerdos son de Mick Jagger.
En una entrevista, Jagger también alabó la energía de Watt y le atribuyó el mérito de haber ayudado a los Stones a superar la inercia que había impedido a la banda completar un álbum de nuevo material desde 2005. (Los Stones y Watt están nominados a la mejor canción de rock en los Grammy de febrero por el sencillo Angry de ese álbum).
«Es muy entusiasta», dijo Jagger, «hasta el punto de ser demasiado entusiasta, a veces». En una de sus primeras reuniones, Jagger recordó: «Le dije: ‘Mira, puedo lidiar con esto, pero cuando conozcas a Ronnie y Keith, tienes que bajar un poco el tono’».
Un chico de Long Island
Keith Richards y Andrew Watt munidos de guitarras. El joven fue productor del nuevo álbum de los Rolling Stones, «Hackney Diamonds». Foto: IG Andrew WattWatt creció en Great Neck, Long Island, pero ahora vive en una espaciosa casa de acero y cristal, rodeado de recuerdos del rock. Incluso su colección de arte tiene una inclinación musical: incluye un cuadro de un payaso de Frank Sinatra, un Warhol de Mick Jagger y un autorretrato en acrílico de David Bowie.
Un visitante señaló una fotografía: un Watt de 13 años en el escenario, de rodillas, con zapatos de vestir y mangas de camisa, haciendo un solo con una Gibson de tapa dorada. Fue tomada en el bar mitzvah de Watt, en el Copacabana de Nueva York. El tema de la fiesta era Andrew Rocks; él tocó Say It Ain’t So de Weezer y Purple Rain de Prince.
Watt sonrió ante la foto, una imagen de un niño interior al que había hecho bien. «Eso -dijo- es lo más valioso que hay aquí». (Estaba apoyada entre dos Grammy).
De niño, lo único que quería era tocar rock; después de dejar la Universidad de Nueva York para dedicarse a eso a tiempo completo como solista, lo pasó mal. Pero cuando le ofrecieron trabajar como telonero del cantante pop australiano Cody Simpson, que iba a actuar como telonero de Bieber, se resistió.
«No quiero hacer pop», recuerda Watt. «Soy rockero y toco en clubes nocturnos. Entonces me dijeron que ganaría 1.500 dólares a la semana, y dije: ‘Allá voy’».
Antes de los conciertos, Watt se quedaba en el escenario después de la prueba de sonido, tocando para arenas vacías todo el tiempo que el equipo le permitía. Un día, en Dublín, empezó a tocar Sunday Bloody Sunday, imaginándose que formaba parte de U2. De repente, oyó tambores. Se giró y vio a Bieber sentado detrás de la batería. Tocaron durante 45 minutos sin hablar y nació una amistad.
Bieber y Watt empezaron a trabajar juntos en canciones. Dos de los primeros créditos de producción de Watt fueron temas extra para el álbum de Bieber, Purpose, de 2015; su primer gran éxito como compositor y coproductor fue Let Me Love You, con Bieber cantando sobre un tema del productor francés de EDM DJ Snake.
Incluso después de haber demostrado su habilidad para la producción pop, Watt siguió adelante con su carrera como rockero en solitario; si te desplazas lo suficiente hacia abajo en su página de Facebook, encontrarás una foto de un Watt de pelo largo firmando un contrato con John Varvatos Records, el sello Universal Music del diseñador de moda masculina apasionado por la música, que publicó un EP de Watt llamado Ghost in My Head en 2015.
Un poco de pop, también. Andrew Watt junto a Dua Lipa y Miley Cyrus. Foto: IG Andrew Watt«Volví a hacer giras en combi y a compartir habitaciones de hotel», cuenta Watt. «La gira me costaba un dinero de mi bolsillo que no tenía».
En noviembre de ese año, de camino a telonear a los rockeros británicos The Struts en Reno, la combi en la que viajaban Watt y su banda chocó contra un ciervo. Hicieron dedo hasta el teléfono más cercano, se subieron unos a otros en una grúa y llegaron al local a tiempo para ser abucheados por los fans de los Struts. Watt empezó a preguntarse qué tendría de malo dedicarse a la producción de música pop.
En tres o cuatro años, había construido un Rolodex y un currículum, produciendo canciones para Cabello, Bebe Rexha, Avicii, Rita Ora, Selena Gomez, 5 Seconds of Summer y Cardi B.
Se le negó a Ozzy Osbourne
Cuando Ozzy Osbourne le ofreció a Andrew Watt trabjar juntos, el joven se negó. Luego hicieron dos discos exitosos.Foto: Reuters/ Mike BlakePero también había entablado una amistad laboral con Post Malone, cuya música mezcla rock, pop y hip-hop. En 2019, mientras hacía su tercer álbum, Hollywood’s Bleeding, Malone reclutó a Travis Scott y Ozzy Osbourne como invitados en una canción llamada Take What You Want, producida por Watt.
Cuando Osbourne le propuso grabar un álbum entero juntos, Watt, que había llegado a entenderse a sí mismo como productor de pop, se negó una vez más.
«Recuerdo que pensó: «Me encanta esta música, pero yo no hago este tipo de música».
Aceptó el trabajo de todos modos, y juntos grabaron el álbum de 2020 Ordinary Man, en el que Osbourne -todavía convaleciente de problemas de salud, incluida una fractura de cuello- sonaba vulnerable y vigorizado, como si estuviera fresco por primera vez en años.
Ese álbum condujo a un segundo álbum de Osbourne, Patient Number 9, al año siguiente, y a un Grammy al mejor álbum de rock y, en un sentido más amplio, a la posición actual de Watt como el principal susurrador de rock de la generación de los «boomer» y, por lo tanto, a días como el que Watt tuvo el año pasado, cuando cierto invitado conocido vino a tomar una taza de té y charlar y Watt acabó escribiendo una canción aún no publicada con Paul McCartney.
«Es muy ingenioso», dice McCartney. «Le dije: ‘Me gustaría enseñarte algo con la guitarra, pero no llevo la mía’. Y él respondió: ‘Tengo una guitarra’. Le dije: ‘Sí, pero soy zurdo’. Él dijo: ‘Bueno, tengo una guitarra para zurdos’».
Tocaron y McCartney volvió al día siguiente con la letra y una melodía vocal. «De repente», dijo, «teníamos una canción. De una taza de té a una canción. ¿Parece fácil?».
En una entrevista posterior, Watt -que es zurdo en todo menos en la guitarra- admitió que la noche anterior a la visita de McCartney se había despertado sobresaltado en un sudor frío, al darse cuenta de que no tenía ninguna guitarra zurda a mano, y empezó a llamar febrilmente por ahí hasta que encontró a un amigo que le prestara un puñado de Hohners, Martins y Rickenbackers zurdas, por si acaso una taza de té llevaba a algo más.
A Watt le sigue gustando hacer música pop; durante el verano pasó algún tiempo en el estudio con Jung Kook, del monstruo del pop coreano BTS. Jung Kook habla algo de inglés, pero no con fluidez, y Watt no habla coreano. Así que interpretó lo que quería, cantaron juntos, Watt hizo su numerito de Richard Simmons y, cuando la canción salió a la venta a finales de julio, fue directa al número 1.
La experiencia de entrar en una habitación prácticamente sin nada y salir con una canción nunca pasa de moda, dice Watt. Pero, por supuesto, es distinto compartir el proceso creativo de un Elton, un Mick o un Paul.
«Hay gente del sector que me dice: ‘¿Por qué trabajas con gente que es mucho mayor que vos? Pero a mí no me importa lo que piensen los demás», afirma Watt. «Quiero hacer lo que me hace feliz. Y trabajar con los que escribieron el libro te permite aprender mucho. Todavía tienen mucho que ofrecer al mundo».
Con Justin Bieber, Andrew Watt se dio cuenta que también podía trabajar en el pop. Foto: AFP/Angela Weiss «Durante un tiempo -añadió Watt-, siempre pensé que había nacido en la generación equivocada. Si hubiera nacido cuando nació mi padre, o un poco después, ahora estaría en algún grupo de rock. Y eso habría sido genial. Y recientemente, en el último año o dos, mi perspectiva sobre eso cambió completamente. Y siento que estoy justo donde se supone que debo estar”.
Traducción: Patricia Sar