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24 noviembre, 2024

Puma Goity agotó funciones cumpliendo su sueño en el teatro: “Yo no quise ser actor, quise ser Cyrano”

Además de protagonizar este clásico de tres horas, el artista también disfruta el éxito de “El Encargado”. “Estoy feliz, con dos personajes hermosos con los que paso la mayor cantidad del tiempo posible”, aseguró en diálogo con TN.

Mariana Mactas

03 de diciembre 2023, 05:46hs

Video PlaceholderPuma Goity agotó funciones cumpliendo su sueño en el teatro: “Yo no quise ser actor, quise ser Cyrano” (Foto: Carlos Furman)

Gorra con visera, camisa suelta, jeans. Gabriel “Puma” Goity llega casi de incógnito al bello hall del Teatro San Martín. Nadie diría que en un rato se convertirá en el amo y señor de un escenario que captura al público durante tres horas con intervalo. Vestido con botas, cinturón con espada, sombrero con pluma y la gran nariz que caracteriza a uno de los personajes más icónicos del teatro, Cyrano de Bergerac.

Llega temprano, con tiempo. El que exige la preparación de Cyrano, física y mental. “Es que si no tenés cabeza para aprenderte la letra, estamos en problemas —dice—. Esto es un tour de force, tres horas ahí arriba concentrado, porque el verso alejandrino implica que si le pifiás a una palabra se pone difícil. Hay que estar sumamente concentrado, no te da un descanso. Hay cinco actos, que me tienen yendo de un lado a otro, continuamente en movimiento, y ni hablar la exigencia que hay en escena. Cuando llego a mi casa me desmayo”.

El Puma Goity protagoniza

El Puma Goity protagoniza «Cyrano de Bergerac» (Foto: Carlos Furman)Por: Carlos Furman

—Sabías con lo que te ibas a encontrar y lo buscaste.

—Claro. Se dio la oportunidad a partir del homenaje que empezaron a crear las hijas de (Ernesto) Bianco, Ingrid Pellicori e Irina Alonso, a partir de la publicación de un libro que me pareció una movida extraordinaria, para que todos, especialmente las nuevas generaciones que no lo conocieron, sepan del actor que fue Bianco. Ellas me convocan para que les cuente la anécdota mía: que verlo a él haciendo Cyrano fue lo que a mí me hizo ser actor. Y terminamos acá, en el San Martín, porque ese libro luego se traspoló a un documental. Ahí me pidieron que les cuente la anécdota en el lugar, en la Sala Coronado. Me senté más o menos en la fila donde estuve viendo la obra con mi abuelo, yo tenía dieciséis años. Y terminamos improvisando con ellas, en el escenario de la Coronado, el final del Cyrano. Y ahí, in situ, les pregunté: ¿quién dirige este teatro? Gabriela Ricardes, me contestaron. Y me fui así, de una, al octavo piso, golpée la puerta, hola, mi nombre es Goity y quisiera hacer el Cyrano. Y acá estamos.

—Cuando lo viste acá de chico, ¿quisiste ser actor?

—No, quise ser el Cyrano. Salimos con mi abuelo a esta misma vereda y me dijo “¿qué te pareció?” y le dije eso, “quiero hacer Cyrano”. “Ah, pero para eso tenés que ser primero actor”, fue su respuesta.

Goity en el escenario del Coronado junto a María Abadi, en una escena de Cyrano (Foto: Carlos Furman)

Goity en el escenario del Coronado junto a María Abadi, en una escena de Cyrano (Foto: Carlos Furman)Por: Carlos Furman

—¿Qué tiene ese personaje tan emblemático? ¿Por qué es tan apetecible para un actor?

—Tiene de todo. Es un idealista, un romántico, un luchador, un protector. El verdadero macho alfa. Para mí, un ganador, de perdedor no tiene nada. Es magnífico, y lo que más me gusta es que no se victimiza, es noble, y cede en pos del amor y del bienestar del otro sus propios intereses. No es mezquino. Junto con Hamlet o Ricardo III, cualquier actor de teatro va a querer hacer Cyrano. Es inevitable.

—Cyrano no se victimiza aunque se habla de su fealdad, de su nariz demasiado grande, el tipo de comentarios que esta época condena…

—Sí, no se victimiza, pero le duele. Igual sigue siendo noble y no se resiente, ayuda igual a los que se lo piden. En cuanto a la época, hay una hipocresía muy grande. Decimos que aprendimos, pero no aprendimos nada. En el discurso sí, es malo decirle a alguien cosas de su aspecto. Pero en los hechos seguimos siendo las mismas bestias. Esos cánones están y van a estar, esa es la verdad. Por ahí ahora hay más leyes, si se quiere, o una protección institucional, pero en el fondo siguen estando.

—¿Pensaron que podía ser un riesgo apostar a un clásico de tres horas en tiempos de atención tan fragmentada y volátil?

-Yo lo quería hacer. No tenía en cuenta otra cosa, lo hago para mí, si te gusta, mejor. Y tenemos la suerte de que gusta mucho y tenemos agotadas las funciones. Los riesgos siempre están en todo, pero si no querés riesgos, quedate en tu casa. Estoy muy conmovido con lo que está pasando, en la función de ayer vinieron muchos alumnos, jóvenes de veintipico, movilizados. Que fue lo que me pasó a mi de adolescente. Vine porque a mí me gustaba mucho el flaco, a Bianco le decía el flaco. Lo veía mucho en la televisión, con Olmedo, con Pepe Soriano, y me mataba de risa. Mi abuelo entonces me ofreció verlo en el teatro, pero pensé que el clásico me iba a aburrir. Fijate que en la función—en la que también estaba Mario Alarcón, que ahora forma parte de este elenco increíble, junto a Larry de Clay, María Abadi y muchos otros— duraba cuatro horas veinte. Nosotros la acortamos. Creo que cuando las cosas se hacen con pasión y bien hechas, como corresponde, si llega tiene que pasar rápido.

María Abadi, Willy Landin, Gabriel Goity, Mariano Mazzei, Mario Alarcón, parte del elenco de Cyrano junto al protagonista y el director (Foto: Carlos Furman)

María Abadi, Willy Landin, Gabriel Goity, Mariano Mazzei, Mario Alarcón, parte del elenco de Cyrano junto al protagonista y el director (Foto: Carlos Furman)Por: Carlos Furman

—¿Qué pasó con Willy Landin, el director? Hubo versiones, que desmentiste, de que se habían agarrado a trompadas…

—No lo puedo creer, realmente, ni sé qué decirte sobre eso porque me parece una locura lo que dijeron. O sea, somos actores, hay un proceso fuerte de ensayos y sí, las discusiones son fuertes durante ese proceso. Pero de ahí a agarrarse a piñas y que venga la policía y que Francella nos separó hay una locura importante. No entiendo, la verdad, pero también hay que tener en cuenta de dónde vienen las cosas, ¿no? No son precisamente fuentes serias, sino programas que se dedican a inventar este tipo de cuestiones.

—Mientras está Cyrano en el San Martín el público se reencuentra con Matías Zambrano, tu personaje en El Encargado que estrenó segunda temporada.

—Sí, la más vista de las series argentinas en plataformas, ahora con su segunda temporada, y estamos filmando la tercera. Felices. Cuando termino de filmar, sólo me queda hacer un Cyrano (risas). Estoy feliz, con dos personajes hermosos con los que paso la mayor cantidad del tiempo posible. Es el sueño de cualquier actor. A mí lo que no me gustaba de las cooperativas o ese tipo de cosas es que lo hacíamos una vez por semana, a lo sumo dos. Había que esperar mucho tiempo. Me gustaba la escuela nacional de arte dramático, o el conservatorio, porque eran todos los días. Las clases particulares eran una, máximo dos veces por semana. Yo me metí en el conservatorio porque era todos los días. Era como ahora: estar todos los días con lo que te gusta. ¿Qué mayor privilegio que ese?

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