Las hubo botineras, malparida, muñeca brava, «kachorra», perla negra, cenicienta reversionada y hasta una que fue patito feo. Hubo, en la pantalla chica argentina, heroínas de telenovela para todos los gustos. Menos, una envidiosa. Y, con el streaming y otros condimentos a favor, llegó Envidiosa hace unos días, de la mano de Griselda Siciliani en el rol principal, de Adrián Suar -además de usina de ficciones, su ex pareja y tal vez quien más sepa aprovechar su cuerda de comediante– y de Netflix. Y, tal cual sentencia el título de esta historia, la chica tiene un costado de los feos. Y eso hace que el planteo sea de los buenos.
No es que Victoria sea mala amiga, mala hermana, mala todo, sólo padece del mal social de la envidia. Y, mostrado en primer plano ese comportamiento a modo de marquesina del streaming, uno intuye que, al menos desde el planteo, hay un cuento diferente.
Y, finalmente, vistos los 12 episodios de la primera temporada, se concluye que lo hay. Envidiosa no sólo es muy buena por varios motivos, sino que -de acuerdo a los comentarios del «boca a boca»- los que decidieron ponerla «para probar» (más allá del algún prejuicio con el tema o con parte del elenco) la maratonearon en un par de días. Porque además de efectiva es ágil, corta y, por momentos, se vuelve adictiva en el mejor sentido.
Escrita por Carolina Aguirre, una pluma de varias ficciones de la TV, la serie cuenta las contradicciones, las urgencias y las confusiones de una mujer que está por cumplir los 40 y ve que su realidad está bastante lejos de sus deseos primarios. Y, fundamentalmente, bastante lejos de la realidad de su grupo de amigas.
¿Lo dejamos acá?: Fernanda vs. Vicky, en una escena en la que se parodias cierta intimidad del análisis.Y entonces queda atrapada por la envidia, sentimiento que le deja en claro su terapeuta, una interlocutora ortodoxa que en cada gesto, furcio o silencio ajenos ve un mensaje no asumido por la paciente. Ese vínculo entre Fernanda (Lorena Vega) y Vicky es desopilante. Y esclarecedor en el modo del relato, porque cuando la paciente recrea lo que pasó la cámara se corre del consultorio a los escenarios narrados, a modo flashback.
Si bien tiene un protagónico individual claro, podría decirse que esta historia se sostiene con un protagónico coral, ya que todos los personajes tienen su espacio de desarrollo y, su accionar o su decir, aportan pinceladas para retratar a la Envidiosa: lo hace su ex (Martín Garabal), sus amigas (Violeta Urtizberea, Bárbara Lombardo, Marina Belatti y Pilar Gamboa, también su hermana) y su jefe y amor clandestino (Benjamín Vicuña).
Presentada como una decoradora moderna de estos tiempos, hay una intención de mostrarla algo arquetípica en una Barbie grande tomada por el rosa chicle en su ropa y en su todo, y en cierta atmósfera susanesca: no por Susana Giménez, sino por la Susanita que hace 60 años ideó el enorme Quino para bautizar a la nena que soñaba con casarse y tener hijos y punto.
Pero Quino, antes de eso, creó a uno de los mejores personajes dibujados de la Argentina, la gran Mafalda, amiga de Susanita, que en Envidiosa -en algunos pasajes- está representada en Carolina, la hermana de Vicky, interpretada por Gamboa.
Matías y Vicky, en un momento de vulnerabilidad de ella y de contención de él. Vínculo hermoso.Ella, Siciliani y Esteban Lamothe, que compone al amigo contenedor, al vecino sensato, al hombre que sabe (cuándo) abrazar y que más de una/uno querría tener a mano, se destacan como los mejores trabajos de una serie que tiene en todas las composiciones uno de sus puntos más fuertes. Otro sería que le escapa a ciertos clichés, especialmente a ésos que en otras historias intentan justificar las sombras que todos llevamos adentro.
Ficha
Calificación: Muy buena
Comedia Protagonistas: Griselda Siciliani, Esteban Lamothe, Pilar Gamboa y Benjamín Vicuña, entre otros Guión: Carolina Aguirre Dirección: Gabriel Medina Emisión: Doce episodios en Netflix.
