Algo está por nacer y algo está por morir para Kevin Arnold. 1968. El ingreso a la temible secundaria y la taquicardia acechando cada vez que se acerca la dulce Winnie Cooper. El cuerpo como un animal desconocido y la mente, una multiprocesadora sin apagado. ¿Quién no recuerda esa serie que nos hablaba del final de la infancia como un trance dolorosamente hermoso?
The Wonder Years, la recordada ficción que se emitió entre 1988 y 1993 en los Estados Unidos, tiene su «hermana» en versión familia afroamericana (Disney+). Un experimento que muchos creen remake, pero es un reboot (una remake), inspirado en aquel éxito que Argentina conoció rebautizado como Kevin, creciendo con amor, y a otros países latinos llegó bajo el título Aquellos años maravillosos.
¿Cómo olvidar al actor Daniel Stern narrando los pensamientos del protagonista, mientras sonaba Joe Cocker reversionando a Los Beatles? ¿Cómo no tentarse de meter mano a una fórmula que destapó lagrimales? Para quien creció con este programa almibarado sobre el adiós a la inocencia, el déjà vu es irresistible.
Kevin ahora se llama Dean. El pequeño actor Elisha Williams tiene el peso del rol central que hace tres décadas interpretaba Fred Savage. Su barrio -que antes no estaba claro de qué zona de los suburbios estadounidenses se trataba- se sitúa en Montgomery, Alabama. De movida el personaje deja en claro que más allá de lo traumático de la transición a la adultez, la historia estará atravesada principalmente por la problemática de la xenofobia.
«Cuando crecí mis padres me dieron la charla de cómo lidiar con la policía», empieza contando el hombrecito -ahora con voz en off de Don Cheadle- para ponernos en situación y advertirnos que de aquí en adelante se profundizará en la segregación, la intolerancia y la hostilidad de aquellos años.
Martin Luther King vs. John F. Kennedy. Ambas versiones sitúan su primer capítulo en el mismo año y dan lugar al contexto político, pero la nueva producción apela al momento puntual del asesinato del líder del movimiento de derechos civiles para reforzar su intención de hablar de violencia e igualdad.
Una familia luchando por la igualdad.Una de las premisas cuando este «tesoro» retro de la televisión fue entregado al escritor Saladin K. Patterson (The Big Bang Theory, Psych, Dave) era «no convertir a Kevin Arnold y su familia en personajes calcados bajo el envase afro». El resultado es un cuento distinto, con claras reminiscencias de esa primera historia.
Los Arnold ahora son los Williams. El padre, Bill (Dulé Hill), es profesor y músico y no un empleado administrativo malhumorado como lo era Jack (Dan Lauria). Su faceta musical abre la puerta a música original pensada específicamente para esta serie. La madre Lillian (Saycon Sengbloh), una profesional independiente y no sólo ama de casa; la hija adolescente, Kim, una hippie con conciencia política (Laura Kariuki), y la chica que desvela a Dean y lo hace conocer las primeras mariposas es Keisa (Milan Ray).
En la dinámica familiar existe también un hermano mayor «invisible» que está combatiendo en Vietnam (en la versión anterior el hermano de Winnie Cooper era el soldado). La ausencia de ese personaje vital del núcleo, ese hijo mayor -que en la original era el gran hostigador del protagonista, el actor Wayne Arnold-, resta un potente condimento.
De la TV estadounidense al streaming.Una curiosidad para no pasar por alto es que el primer capítulo (de los 22 disponibles de la primera temporada) está dirigido por el propio protagonista de la original, Savage. El actor que a los 13 años vivió un pico de popularidad, tiene amplia experiencia en producción y dirección, en episodios de productos como Hannah Montana, Ugly Betty, Modern Family y más.
No es lo mismo mirar la década del sesenta desde 1988 que desde el presente. La perspectiva es mayor ahora, los paradigmas otros y eso influye en la mirada que ofrece la nueva apuesta.
A favor, habrá que decir que esta serie lanzada al streaming después de estrenarse en una cadena estadounidense en 2021 (ABC), tiene tramos divertidos, un humor amable y mantiene esa melancolía sobre el reino perdido, la infancia. En contra: cierta intención molesta de moraleja, de clase aleccionadora.
Una escena de «The Wonder Years».Comparar una y otra no tiene sentido. Para muchos espectadores habrá desilusiones en cuanto a la fidelidad a la original, por eso la mejor advertencia antes de poner Play es saber que este producto «hijo» del hit no pretende funcionar como clon.
El relato sigue buceando esencialmente en la amistad, el amor, el despertar sexual, el bullying, la sensación de no terminar encajando en ningún casillero. El resultado de la apuesta es parecido: entre bicicletas, béisbol y jeans de la época, la serie impregna un estado de ánimo, evoca permanente esa melancolía de lo que ya no existe.
«Es muy intimidante reimaginar algo tan bueno, pero vimos que había otra historia que se podía contar bajo el paraguas de Los años maravillosos años con una familia negra. Ellos querían conseguir el mismo sueño americano, pero tenían menos opciones por la segregación racial», explicó a la prensa Patterson.
Fred Savage (Kevin en la original), dirige un episodio de la nueva versión (Foto: AP).Algunos consideran que ya se había hecho un intento encubierto de The Wonder Years afro, con la sitcom Everybody Hates Chris, comedia más cáustica sobre las experiencias vividas durante la adolescencia del comediante Chris Rock mientras crecía en Brooklyn. Como sea, esta reversión no parece «colgarse» del fenómeno, sino homenajearlo.
Con apenas seis episodios emitidos, la producción original ya había ganado un Emmy en 1988. Con esta «heredera» no sucedió (ni sucederá): en mayo de 2022, desde ABC anunciaron una segunda temporada, que en los Estados Unidos llegó a estrenarse el 14 de junio de 2023. Tres meses después, la producción fue cancelada. El intento fue noble, pero pasó sin pena ni gloria.