Ocho años atrás, Peter Deantoni publicó el libro Pappo, made in USA y descubrió una nueva vocación, después de cinco décadas de trabajo como manager de una larga lista de artistas de rock argentino. Ahora también es escritor y tiene un programa semanal en Radio Moskito.
Su nueva obra se llama De la A a la Z con Peter Deantoni, subtitulado A mi manera sigo rodando. Es una colección de anécdotas de toda su carrera, la mayoría con figuras del rock argentino, pero también con Frank Sinatra, Rod Stewart, B.B. King y los Rolling Stones.
El libro es una edición independiente de su flamante Editorial Autores de Argentina y por eso está doblemente orgulloso del resultado, a tal punto que ya piensa en un segundo volumen y en plena charla cada tanto saca un papelito para anotar una anécdota nueva que le surge naturalmente.
Peter Deantoni acaba de lanzar un libro con muchas anécdotas de su carrera como manager de artistas de rock argentino. Foto: Fernando de la Orden«La tapa -cuenta- es una creación de Florencia Nicoletti y el papel que elegí es reciclado, una forma pequeña y modesta de colaborar con el planeta. Y en la realización conté con un genio como Agustín Soria, que me hizo una entrevista para un trabajo sobre Cerati y me dijo que contara con él si iba a hacer un segundo libro. Luego hicimos todo durante la pandemia».
Sus comienzos
En el libro queda en claro que Peter Deantoni se dedicó a ser manager por su amistad con la escena del rock argentino que comenzaba a tomar forma en los años ’70. También le resultó un talento especial saber hablar inglés, por lo que terminó acompañando a muchas visitas internacionales y haciendo de liason con los equipos técnicos extranjeros.
«Mis padres eran personal doméstico -explica- de una familia americana que tenían dos chicos de mi edad con los que nos criamos juntos. Así que ahí aprendí el idioma y por eso me dicen Peter, porque no les salía pronunciar Pedro ni mi otro nombre, Laureano».
Peter Deantoni (derecha) con Rod Stewart y el productor Óscar López en el Hotel Alvear durante la visita casi de incógnito del escocés al Mundial ’78. Foto: cortesía de Peter Deantoni/Télam-¿Y cómo llegaste al rock, solo por una cuestión generacional?
-La culpa es de mi madre, que me llevó a ver una película de Elvis Presley. Quise ser músico pero no tuve suerte porque realmente no puedo seguir un ritmo, así que desistí. Pero a través de mi primera mujer pude ir a un ensayo de Almendra, conocí a la banda, y cuando Edelmiro Molinari armó Color Humano les presté mi casa para ensayar. Además, yo tenía una camioneta, que era perfecta para trasladar instrumentos.
-¡Entre el inglés y la camioneta tenías más virtudes que muchos otros!
-(risas) Todo fue tomando forma. Un productor llamado Jorge Marrero me pidió que hiciera los cobros después de los shows de mis amigos, ya que estaba ahí, y una cosa llevó a la otra.
De un libro a otro
Según Peter, la idea del libro anterior surgió de su nieta, que siempre lo escuchaba contando las mismas anécdotas y le sugirió que anotara todo en un cuaderno y se lo regalara a sus amigos.
Tiempo después, el periodista Sergio Marchi le pidió que contara sus anécdotas con Sinatra y secretamente lo grabó y luego le dijo que ahí tenía listo un primer capítulo. Le presentaron el proyecto a editorial Planeta y enseguida firmaron contrato.
La tapa de «De la A a la Z con Peter Deantoni». El libro se consigue contactando al autor directamente vía Facebook.«Ahora, sabiendo un poco cómo es la mecánica de hacer un libro, empecé con este segundo trabajo,» resume el autor, que aclara que no se considera un escritor: «Soy un charlatán que fue grabado por amigos, primero Sergio y ahora Agustín».
-En un momento de «De A a la Z» confesás que nunca viste en vivo a Sumo ni Soda Stereo. ¿Por qué?
-En esa época yo estaba con Los Abuelos de la Nada y trabajábamos de martes a domingo, a veces con tres o cuatro shows por noche. Es la banda con la que más recitales hice en mi vida. Tocábamos en un colegio a las seis de la tarde, a las diez de la noche en alguna confitería para menores de 12, y a las dos de la mañana en una discoteca.¡Teníamos que usar doble equipo porque no llegábamos a armar y desarmar a tiempo!.
-Imagino que eran épocas de mucho descontrol.
-Sí. Luego logré dejar la merca, pero cuando me desenchufe de la ruta tuve demasiado tiempo libre en mis manos y empecé a tomar mucho alcohol. Ahora llevo varios años sobrio, aunque volví a fumar cigarrillos.
Algunas anécdotas
Los Abuelos de la Nada: «El tercer disco lo grabamos en Ibiza, pero antes de partir a la isla española yo pasaba muchas horas con Miguel Abuelo, y nos juntamos en mi casa en San Isidro con mis padres para compartir un asado de despedida. Después de comer, mientras apurábamos unos cafés, nos pusimos a intercambiar ideas. ‘Don Laureano, ¿para usted qué es la vida?’ preguntó intrépido Miguel. ‘Miguelito querido’, respondió mi papá, ‘la vida es un libro útil para aquel que la pueda compartir’. Miguel no dudó un instante, anotó la frase y la incluyó en el hit Himno de mi corazón«.
Miguel Abuelo, al frente de la formación más famosa de Los Abuelos de la Nada, en los años ’80. Foto Archivo ClarínAndrés Calamaro: «Estando en Ibiza con los Abuelos, me llaman para informarme que el tema Fabio Zerpa tiene razón, del primer disco solista de Salmón era un hit. A pesar del éxito con Los Abuelos de la Nada, Andrés era un pibe tímido e inseguro, pero no le quedaba otra, y tenía que decidir si seguía arriba del tren llamado Abuelos o se lanzaba a correr solo. ‘¿Qué hago, Peter?’, me preguntó. ‘Mirá, Andy -le respondí- Nadie te prometió un jardín de rosas pero tampoco un ramod e espinas’. Esa frase nos mantiene muy unidos y cada tanto la utiliza en alguna entrevista».
Gustavo Cerati: «Trabajamos juntos a comienzos del año 2000. El nuevo milenio lo encontró realizando su primera gira por Estados Unidos, con el disco Bocanada, prensado en Los Angeles, donde yo estaba viviendo. Llegó con todo su séquito y los recibí en mi casa, preparé un salmón a la parrilla y nos metimos en la pileta para relajarnos un poco. Después los llevé a conocer a unos amigos y se fue con Flavio Etcheto a una fiesta en un edificio en pleno downtown. Nosotros al otro día salíamos para la carretera con el micro de los Red Hot Chili Peppers y pensé que lo había perdido para siempre. Pero llegó justo para salir. Un pro total».
Gustavo Cerati en el año 2000, poco después de lanzar su álbum «Bocanada». Foto: CiuffoCharly García: «En una oportunidad me contactó la cadena de televisión americana ABC para un especial en la Casa Rosada con un artista argentino. Fue la única vez que trabajé con Charly. La producción consistió en filmar un show en las escaleras de Plaza de Mayo, frente a Balcarce 50. Por aquellos días, él vivía o estaba parando en una quinta de zona Norte, así que para no dejar colgados a los gringos se me ocurrió hospedar a toda la banda en el Sheraton Hotel para tenerlos a mano y cerca del lugar. Los gringos eran super profesionales y tenían programada la transmisión por satélite a las 7 de la mañana. Pero conCharly uno nunca sabe, y todo lo que estaba cronometrado como un reloj suizo se volvió una odisea. Se resistió a subir al camión porque necesitaba un poco de ‘inspiración’… Al final el show lo hicimos unos minutos después de lo pactado y salió muy bien».
Ricardo Iorio: «Tengo una anécdota que es muy fuerte. Yo estaba trabajando con Rudy Sarzo y nos invitaron a participar del festival Metal Para Todos, Rudy terminó su set y decidió regresar al hotel, pero yo volví porque me reencontré con muchas caras amigas. Junto a Vitico decidimos ir a saludar a Iorio, que me conoce de la época de V-8, cuando vendía papas. Aprovechándose de su trayectoria y su poder de convocatoria, el tipo se pidió un lechón de catering. Y cuando nos ve ingresar con Vitico no dudó en saludarnos y nos regaló la cabeza del chancho como ofrenda. Fue todo muy bizarro».
Pappo: «La primera vez que viajamos nos hospedamos en el Highland Gardens Hotel, que no es un hotel cualquiera, ya que en él pararon miles de artistas como Rodolfo Valentino. Nos ubicaron en la habitación 105, donde fue encontrada sin vida Janis Joplin en octubre de 1970. Todo el mundo quiere alquilarla y el conserje nos llamaba todos los días para cambiarnos, pero nunca aceptamos porque estábamos super instalados. Una tarde estaba en la pileta y se me acercan dos chicas canadienses con guitarras. les cuento que estaba con un guitarrista de Argentina y se pusieron como locas, muy interesadas en conocer al famoso guitar hero. En eso se abre la ventana de la suite y aparece Pappo con unos calzones rojos, rascándose el culo y gritando, ‘¡Shorthorn! ¿Hay negocio?’».
Pappo, un artista que trabajó muchos años con Peter Deantoni como manager. Foto: J.M. Foglia.Ratones Paranoicos: «En 1994 estábamos de gira por Estados Unidos y cuando paramos en Miami tocamos en un lugar fantástico llamado Billboard y se armó una fiesta espectacular en la suite de Juanse. El Pelado Cordera, vestido de pijama, golpeó la puerta para sumarse a la fiesta, Juanse lo miró de arriba a abajo y le dijo: ‘Un tipo que anda por la vida vestido de pijama no puede participar de esta fiesta’ y le cerró la puerta en la cara».
Juanse en vivo con Ratones Paranoicos, cuando fueron teloneros en River de los Rolling Stones.Miguel Zavaleta: «Con Nito Mestre nos íbamos muchod e gira por Chile y Perú, entonces lo invitamos a Miguel Zavaleta, que siempre acompañaba en ele scenario. En el Sheraton de Chile se la pasó pidiendo room service todo el tiempo, sin saber que es muy costoso, así que todo lo que ganó tocando se lo malgastó en la habitación».