Son una banda de argentinos a punto de cometer una locura: se instalaron en Madrid para subirse todas las noches a un escenario y representar, en clave de musical, cómo abrirle los brazos a la inmigración, uno de los temas más polémicos y ásperos en Europa hoy. Se trata del elenco de Come from Away, la prestigiosa comedia musical que conmovió a Broadway y a la que la directora y actriz argentina Carla Calabrese le echó el ojo apenas la vio en Manhattan, hace siete años.
Carla Calabrese, que enhebra su vocación artística con los viajes humanitarios que comparte con su esposo, el piloto y cineasta Enrique Piñeyro -fundador de la ONG Solidaire-, no tuvo dudas: aquel musical, inspirado en las vivencias reales de hombres y mujeres que protagonizaron una historia colateral a la tragedia del 11 de septiembre de 2001, tenía que verse en Argentina y en España.
Come from Away canta lo que sucedió aquel día, uno de los más siniestros de nuestro tiempo, cuando por los atentados terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono, en Washington, más de mil vuelos quedaron revoloteando sin ningún cielo protector. Estados Unidos había cerrado su espacio aéreo y no tenían pista para aterrizar.
Fue entonces cuando un señor llamado Claude Elliot, que era el alcalde de Gander, un pueblo de la isla canadiense de Terranova de menos de diez mil habitantes, recibió una llamada desesperada a la que él y su gente respondieron con empatía y solidaridad.
El 11 de septiembre de 2001, el aeropuerto de Gander, donde solían aterrizar siete vuelos diarios, dio la bienvenida a 38 aviones de los que descendieron 6.656 pasajeros agobiados por el susto y la incertidumbre.
Durante varios días, lo que técnicamente se llamó Operación Cinta Amarilla fue una cálida convivencia entre lugareños y visitantes forzosos que los canadienses Irene Sankoff y David Hein, el matrimonio de autores del guión, la música y las letras de las canciones, convirtieron en Come from Away.
Felicidad. Carla Calabrese, en la marquesina del teatro Marquina, con el anuncio de «Come from Away».“Fue algo natural que yo quisiera hacer esta obra cuando la vi. Es el musical más reconfortante de Broadway”, cuenta a Clarín Carla Calabrese en un camarín del Teatro Marquina, sobre la calle Prim, en pleno centro madrileño, donde debutará en unas horas.
“Lo ves y salís pensando que se puede bajar la guardia frente a los extranjeros, frente a lo que es distinto, y me parece que es muy válido que te vayas del teatro con algo que te transformó por dentro y que no es un mero entretenimiento”, agrega la directora de esta versión en español.
De Buenos Aires a Madrid
En los últimos tres años, el Come from Away que Calabrese dirige, produce y en el cual actúa sonó sobre el escenario porteño del Maipo, el teatro que le pertenece y al que invitó a los autores del musical, que viajaron desde Canadá para ver su puesta.
Para llevar «Come from Away» a Madrid, los autores pidieron que se lleve la misma puesta que se presentó en Buenos Aires.“Yo quería la licencia de la obra y se la pedí a los autores, que se quedaron contentos con la puesta en el Maipo -cuenta-. Les dije: ‘Yo quiero hacer esto en España’. La única condición que pusieron fue que mantuviéramos la misma escenografía de la puesta en Buenos Aires y las mismas direcciones: la vocal, la musical, la dirección general y la coreográfica.”
Carla Calabrese ya tenía en mente clonar su productora, The Stage Company -que lleva casi dos décadas subiendo espectáculos a escena-, y la doble ciudadanía -sumó un pasaporte italiano al argentino- facilitó la burocracia para que naciera The Stage Company España.
Ese fue el envión final para que la directora lanzara la invitación más audaz que jamás les pudo haber hecho a su elenco y al equipo técnico: “¿Se vienen a Madrid a hacer Come from Away por seis meses?”.
El equipo creativo de «Come from Away», con Carla Calabrese en el centro.“No lo podía creer. Casi todos dijeron que sí. Hay gente que vino con sus hijos y los anotó en la escuela acá”, cuenta Calabrese, recién mudada a un departamento a pocas cuadras del teatro, del otro lado del Paseo de la Castellana que, a esta altura, toma el nombre de Recoletos y muy cerca de la Puerta de Alcalá.
“Marisol Otero no pudo venir con nosotros y la reemplaza la actriz española Pepa Lucas. Hay además dos músicos españoles y la percusión está a cargo de Romano Di Nilo, el músico de la puesta en escena original de Broadway”, enumera.
“Esto nunca pasó. No hay antecedentes en el teatro argentino. Porque no es una gira. Nos dieron la licencia y la compañía se instaló en España -subraya Calabrese-. Además no es nada fácil conseguir sala. Hay mucha demanda de producciones que quieren venir a Madrid y hay pocos teatros. Y ni hablemos del cambio del peso al euro.”
Los acentos del español
«Come from Away» está basado en un hecho real, sucedido en un pueblo canadiense, tras los atentados a las Torres Gemelas. FOTO: EFE/ Fernando VillarEl Come from Away que debuta este 12 de septiembre en Madrid es el resultado del esfuerzo de un equipo de 50 personas que ensayan seis horas diarias. Porque Calabrese se propuso “hacer una adaptación para España bien internacional. Que suenen todos los acentos. Y reemplazamos aquellos términos o expresiones muy argentinas para que les suenen familiares al público español”.
Un día después del 23 aniversario de los atentados, las luces del teatro Marquina de Madrid, allí donde Nuria Espert deslumbró con Master Class a fines de los ’90, se encienden para esta versión del musical que también se lució en Canadá, en Australia, en Holanda y en Corea.
“Soy una directora teatral que produce lo que le gusta dirigir y también actuar”, se define Carla Calabrese.
Y aunque admite que “es la obra más difícil que dirigí”, Come from Away está muy en sintonía con sus intereses y a lo que se dedica cuando no está sobre un escenario: a volar en el Boeing piloteado por Enrique Piñeyro, con el que reparten ayuda humanitaria y rescatan refugiados.
Así se conocieron, cuando ambos integraban la tripulación de LAPA -Enrique era piloto y Carla, comandante de a bordo- y se casaron en una iglesia caribeña de la isla de Barbados. En 2003 tuvieron un hijo, Theo, que ahora estudia en Madrid.
Carla Calabrese vio la obra hace siete años en Manhattan y la trajo a Buenos Aires. Le asombra la increíble actualidad del tema de «Come from Away», el aceptar al que viene de afuera, en Europa.
Aceptar al que viene de afuera
“Es perfecto que el tema del musical aparezca ahora en España -está convencida Calabrese-. Hay un problema en toda Europa de aceptación del inmigrante, del ‘come from away’, del que viene de afuera.
Es muy fácil extrapolar la historia que cuenta el musical. A lo que vivimos durante la pandemia, a lo que está pasando con la inmigración, a cualquier cosa que provoque sensación de desprotección. Porque es ahí cuando necesitás que el vecino te alcance algo, que se produzca la interacción con el de al lado.”
Y afirma: “Creo que tenemos que entender que somos seres humanos y que debemos volver a la empatía. Puede resultar un poco naif, pero apuesto a que, cuando uno sale de ver esta obra, cree que es posible vivir en comunidad y ser parte de una sociedad generosa que piensa en el otro.”
Ficha
Una imagen de la comedia musical «Come from Away», que con elenco y puesta argentina se presenta en el teatro Marquina de Madrid. Foto: EFE/ Fernando VillarEquipo: Carla Calabrese (directora general), Sergio Albertoni (director de producción), Santiago Rosso (director musical), Sebastián Mazzoni (director vocal), Agustín Pérez Costa (director coreográfico), Tadeo Jones (director de arte y escenográfico) y Pato Witis (director asistente).
Elenco: La española Pepa Lucas se suma a las interpretaciones de Gabriela Bevacqua, Sebastián Holz, Melania Lenoir, Fernando Margenet, Argentino Molinuevo, Edgardo Moreira, Silvina Nieto, Agustín Pérez Costa, Federico Couts, Silvana Tomé, Manu Victoria, Lali Vidal, Pato Witis y Fátima Seidenari.
La música está a cargo de una banda celta que integran Santiago Rosso, Santiago Molina, Maximiliano Cataldi, Natacha Tello, Paula Solange Morales, Pablo Mengo, Luis Lattanzi y Tomás Horenstein.
La percusión está en manos de Romano Di Nilo, músico de la puesta en escena original de Broadway.
De jueves a domingo, en el Teatro Marquina de Madrid. Las entradas, en promedio, rondan los 25 euros.