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Resistencia
22 noviembre, 2024

La bailarina que se recuperó de un duro accidente automovilístico y, a los 39 años, quiere seguir en el escenario para siempre

En el cuerpo delgado y aparentemente frágil de la bailarina Luciana Croatto parece caber una enorme fortaleza. Su formación en las técnicas de danza más rigurosas, sus tres décadas trabajando incansablemente con su cuerpo y sus emociones, y el grave accidente automovilístico que sufrió hace unos años no le han quitado un ápice de energía. Luciana habla intensamente con su voz, con sus manos, con toda ella.

La misma intensidad con la que afirma, a sus 39 años, no pensar en el comienzo de un retiro del escenario; más bien, lo opuesto.

El Centro de experimentación del Teatro Colón (CETC) programó la presentación de esta singular bailarina (la trilogía que interpreta se estrena este jueves a las 20) que vivió la mayor parte de su vida en Europa y que ahora se encuentra en un regreso a medias a la Argentina.

El programa titulado Ext3mos, incluye tres piezas del coreógrafo y compositor escocés Billy Cowie: La mujer también en casa, inspirada en el punk y en la cultura visual berlinesa con proyecciones de dibujos de Silke Mansholt; De lo alto de altos edificios, sobre poemas del propio Cowie sobre el amor y la muerte; y Amor inquieto, basada en cinco canciones con textos de Goethe y que explora la naturaleza, el amor y la pérdida.

Luciana creció en una ciudad pequeña de la provincia de Santa Fe. En la única academia de danza que había en San Carlos comenzó a estudiar ballet, un poco a desgano: ”No me gustaban las redecillas en el pelo y las mallas rosas que usaban las otras nenas. Yo era más salvaje y no tenía en mi cabeza nada que tuviera relación con la danza”.

La profesora de la academia de danza de San Carlos, en un asado familiar, comprobó que la niña tenía asombrosas condiciones naturales (ya había mostrado su flexibilidad en el recreo de la escuela y en un pueblo pequeño todo se sabe). Así comenzó su recorrido, que continuó en la ciudad de Santa Fe y luego en Buenos Aires, en el Instituto del Colón. Tenía en ese momento once años.

Luciana Croatto tiene un amplio recorrida internacional como bailarina, pero también como creadora de compañías y directora de festivales. Foto: Juano TesoneLuciana Croatto tiene un amplio recorrida internacional como bailarina, pero también como creadora de compañías y directora de festivales. Foto: Juano Tesone

Una niña pupila en Buenos Aires

-¿Con quién vivías en Santa Fe y más tarde en Buenos Aires?

-En Santa Fe en un internado de pupilas y aquí, en un convento.

-¿Te daba pena estar lejos de tu familia?

-En aquel tiempo, no. Hacer algo que amás y que se te da bien no tiene precio; es una bendición. Lo siento ahora, porque estuve lejos de mis padres a una edad en la que se los necesita; no tuve infancia ni festejos de cumpleaños, ni viaje de séptimo grado; nada de lo que la infancia contiene. Pero la terapia todo lo arregla.

Por otra parte, es la misma vida de muchas bailarinas que encuentran sus familias en el mundo de la danza. Ahora llego al Colón, voy a la cantina y me reencuentro con muchos de mis ex compañeros del Instituto con los que seguimos en contacto.

Luciana Croatto dijo que el duro accidente de tránsito que la tuvo seis meses hospitalizada la hizo mejor persona. Foto: Juano Tesone Luciana Croatto dijo que el duro accidente de tránsito que la tuvo seis meses hospitalizada la hizo mejor persona. Foto: Juano Tesone -¿Cuándo y por qué decidiste irte a Europa?

-Estaba haciendo una formación muy acelerada en el Instituto: antes de terminar segundo año me habían promovido a tercero y ya estaba haciendo clases con cuarto año. Veía muchas clases del Ballet Estable y aprendía también, enormemente, mirando. Pero sabía que era muy difícil que me dieran un contrato para el Colón antes de los 15 años y yo estaba muy apurada por subir al escenario.

Próxima parada: Francia

En esa época Luciana obtiene una beca para estudiar ballet en una escuela en Francia, en la ciudad de Burdeos. Está allí cerca de un año y entretanto se presenta en muchos concursos y gana varias medallas de oro.

«Tenía todas las condiciones para bailar clásico, pero mi carácter y mi forma de expresión eran demasiado desmesurados para los roles del ballet; los personajes de princesas y cisnes no me interesaban, quería algo más. No es que las obras de ballet prescindan de las emociones, pero mientras te vas formando lo que más importa es la técnica”.

Un buen día, en la casa de su profesora de Burdeos -que insistía en que Luciana se preparara para ingresar al Ballet de la Ópera de París- descubre en un VHS a un coreógrafo que no conocía: “Era una entrevista a un señor de ojos azules y mirada penetrante que decía cosas muy profundas y verdaderas sobre la danza. Me dije, ‘piensa lo mismo que yo’; fijate mi soberbia a los catorce años. Este hombre era Maurice Béjart. Nunca había visto nada de sus obras, pero supe que quería trabajar con él”.

En Francia,cuando era adolescente y estudiaba ballet en Burdeos, Luciana Croatto vio un video de Maurice Béjart. Y decidió que quería trabajar con él. Hernán Piquín la ayudó. Foto: Juano TesoneEn Francia,cuando era adolescente y estudiaba ballet en Burdeos, Luciana Croatto vio un video de Maurice Béjart. Y decidió que quería trabajar con él. Hernán Piquín la ayudó. Foto: Juano Tesone“En esa época me presenté en varias galas de ballet con Hernán Piquín (mi profesora de Burdeos lo había invitado a bailar conmigo), recorriendo distintos países. Le hablé a Hernán de mi deseo de llegar hasta Béjart y que no tenía los medios económicos para viajar. Me dijo: ‘el dinero te lo doy yo’”, recuerda.

Su trabajo con Maurice Béjart

-Y así llegaste hasta Maurice Béjart.

-Un fin de semana en el que mi profesora estaba en París, me tomé el tren a Suiza; una locura. Hice la clase de ballet y Maurice me dijo: “No te vas, te quedas aquí; pero no aún en la compañía; primero, la escuela”.

La escuela Rudra, tal como la describe Luciana, era como una especie de zoológico, con gente de todo el mundo y cada uno con sus propios talentos. “Alguien podía no saber hacer una pirueta o no estiraba el empeine, pero tenía grandes habilidades rítmicas. Había clases de ballet, de técnica Graham, de danzas africanas e hindúes; y además todos aprendíamos de todos. La mejor experiencia de mi vida”.

Permaneció ocho años con Béjart -que creó obras especialmente para ella- cuando un accidente de auto, un tiempo antes, la llevó al borde la muerte. Estuvo seis meses hospitalizada.

-¿Pertenecías a la compañía de Béjart cuando vino a Buenos Aires la última vez?

-Sí, en el Luna Park. Yo tenía diecisiete años y ya decía que no quería ser una estrella.

Seguir bailando. Luciana Croatto no tiene en mente la idea de un retiro. Foto: Juano Tesone Seguir bailando. Luciana Croatto no tiene en mente la idea de un retiro. Foto: Juano Tesone -¿En qué sentido?

-Una estrella es lo que el público espera que seas. Un artista, en cambio, se construye a sí mismo todos los días, y desde adentro hacia afuera.

Senderos que se bifurcan

La carrera de Luciana continuó muy activa en España y también, ampliamente, en una escala internacional y en todas las áreas concernientes a la danza: intérprete bailando por el mundo, directora de festivales, creadora de compañías, productora, estudiante de un Master de Artes escénicas en el Museo Reina Sofía.

En la última década codirigió un festival de cine-danza y allí conoció, en 2018, a Billy Cowie, artista homenajeado en ese marco como creador de la danza 3D: “Me enamoré de su trabajo y de la profundidad y coherencia de sus propuestas. Billy es compositor y escribió la música de este espectáculo”.

Luciana Croatto se presentará en el Centro de Experimentación del Teatro Colón entre el jueves 28 y el sábado 28 de septiembre. Foto: Juano TesoneLuciana Croatto se presentará en el Centro de Experimentación del Teatro Colón entre el jueves 28 y el sábado 28 de septiembre. Foto: Juano Tesone-¿Es compositor y también coreógrafo?

-Fundamentalmente, compositor. Es coreógrafo en la medida en que creó estas obras. Pero se llama a sí mismo “coreógrafo de sofá”.

-Con tu formación tan temprana y tan exigente, tu carrera tan potente y tu accidente de auto, ¿cuánto querrías y podrías continuar bailando?

-Para empezar, el accidente me permitió aprender a ser mejor persona. Por otra parte, quizás como bailarina se me cerró esa puerta ilusoria de creer que tenía un cuerpo perfecto; pero se me abrieron centenares de ventanas diferentes. Hoy no tengo miedo de perder la danza, porque me parece imposible perderla. No podré hacer pasos de ballet como hacía antes. ¿Pero por qué querría?

Información

Luciana Croatto se presenta con su trilogía desde el jueves 26 hasta el sábado 28 a las 20 y el domingo a las 17 en el Centro de Experimentación del Teatro Colón. Viamonte entre Libertad y Cerrito.

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